De las olas y los barcos hundidos

 

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Arde, cruje los metales de la poesía
para llenar este vacío inmenso          de claro mediterráneo
y busca las olas
                                                            que hundieron
                                                            los barcos

Primer barco de amor                        sobre arenas y lunas
de septiembre.

Segundo barco de mástiles de nieve.
Tercer barco de primavera                 con la quilla
partida
en los acantilados

Cuarto barco de besos perseguidos
en las esquinas.
Quinto barco                                        sobre las aguas del puerto
en el verano.

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Julio G. Alonso

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Poema publicado en la antología Universos Diversos – Poesía del Siglo XXI (2009)

12 comentarios en “De las olas y los barcos hundidos

  1. Lindísimo; me recuerda a una poesía que alguien muy querido compuso, hablado de una barca vieja que crujía, crujía, pero no se hundía… era madera vieja… Un abrazo.

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    • Sahara, muchas gracias por acercarte a este espacio. Me alegra que el poema te haya recordado otro poema de una persona querida; eso le da más valor al evocar emociones vividas. Espero seguir teniendo la oportunidad de verte por aquí. Con un abrazo.
      Salud.

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  2. Querido Julio:
    Ami me ha parecido sensacional y ha sido como un libro abierto para mí. ¿Te he dicho alguna vez que fue en septiembre cuando…?. Pues ya tienes pistas para hilar. j.

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    • Antes de nada, amigo Juan, gracias por leer este poema y encontrarlo accesible. Me consuela. En cuanto a septiembre, el mes de inicio de curso escolar, siempre tuvo su importancia para quienes nos hemos dedicado largos años a la Enseñanza. En el final del verano, apuntando hacia el otoño, puse a navegar el primer barco del amor, con ecos de caracolas marinas, olas y arenas. Supongo que te refieres a que has vivido una experiencia semejante por las mismas fechas del año, no sé si primer amor o no, pero amor, en definitiva. ¿Me equivoco?
      Con un abrazo.
      Salud.

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  3. Amigo Julio:

    Pues yo también salgo del Gugguenheim, muchas veces, con la sensación de que me están vendiendo un buzón, a pesar de lo cual he leído el poema como uno, como dos y como tres, sin ningún esfuerzo ni necesidad de explicación, así que tan mal no te ha salido el experimento.

    En cuanto al contenido, con ese paso del tiempo vivido, metaforizado en el paso de las estaciones y también en el derrotero del barco hasta el naufragio final me ha parecido muy acertado y de gran belleza. Será que los poemas que versan sobre el mar me gustan mucho o – lo más seguro- será que eres un gran poeta.

    Un abrazo.

    Pepa

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    • Amiga Pepa:

      Bueno, me resulta reconfortante encontrar compañía en las sensaciones vividas en museos como el Guggenheim. Pero más alentador resulta comprobar que la posibilidad de lectura variada que ofrece el poema no te ha resultado engorrosa. Cuando lo estaba acabando, me imaginaba a un posible lector entretenido en estos versos un poco más que de costumbre. Tú sabes que hacemos -generalmente- una lectura seguida, acostumbramos a pararnos un poco como para asimilar lo leído, y vamos a otra cosa. Pensé que, tal vez, el elctor ocasional del poema tendría necesidad de volver sobre él tras la pausa primera, incluso una tercera vez… intentando descubrir nuevas sensaciones.

      El mar como metáfora es inabarcable o, dicho con una palabra poco usual pero que me gusta, inmarcesible. Yo, que nací y me crié tierra adentro, entre valles y montañas, viendo correr ríos que se desparraman por la meseta, no puedo dejar de admirar el poder evocador del mar. Ahora, sabes, vivo pegado a él desde su ría, abriéndose al Abra.

      Nunca serán suficientes las gracias por el trato de favor que me haces con tus lecturas y comentarios, Pepa. Con un abrazo.
      Salud.

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  4. Querido amigo Julio:
    Gracias por tus aclaraciones. Ahora me resulta más diáfano. No había visto esta relación de los versos cortados, me parece un recurso muy ingenioso y con muchas posibilidades de «doble comunicación»
    Como intercambio te vuelco en tu página uno mis poetas preferidos; Gabriel Celaya.

    Uno por uno es el hombre
    cualquiera como Dios manda
    y ese salvar las distancias
    que —mala cuenta— se cantan.

    Dos por uno es la evidencia
    que en un dos por tres tendrás.
    Dos por cuatro, buen compás.
    Dos por cinco, la sorpresa
    del diez redondo y total.
    ¡Qué divino es, por humano,
    el sistema decimal!

    Cero por cero es la luz
    Cero por uno, el problema
    (Pues con él yo creo el tú).
    Cero por dos, el amor.
    También cero, mas en ¡oh!
    (¡Oh!, que es un eco en yo.)
    Cero por tres… ¡Atención!
    Debe haber algún error,
    Pues cuanto más multiplico
    Más repito: yo, yo, yo.

    Gabriel Celaya

    Gracias por estar siempre tan atento.
    Tu amigo
    Santi

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    • Amigo Santi:
      Me alegra, en primer lugar, haberte servido de orientación en las posibilidades de lectura de este poema. Creo, sinceramente, que si a mí me lo presentan así y no me explican nada, tampoco habría caído en la cuenta de estas cuestiones, lo que -mal que me pese- viene a corroborar la idea que ya tenía del valor real de las obras de arte, sobre todo las más actuales (aunque nos vayamos a principios del siglo XX y el surrealismo). Contemplando las exposiciones del Museo Guggenheim (tarea que me he impuesto por mor de aprender algo) siempre salgo con la sensación de que que hay más arte en la explicación de la obra por parte del experto o el artista que en la obra en sí. Me queda la impresión de que me venden una moto que no anda, como si todos tuviéramos la obligación de saber interpretar las entretelas metafísicas del artista y sus obsesiones. En la mayoría de los casos, pienso, ni siquiera el artista mismo entiende lo que cabalmente ha hecho y es a posteriori que lo adorna de palabrería. Así que, últimamente, prescindo de las explicaciones, miro y me pregunto si me gusta o no me gusta lo que veo y si la respuesta es que no, no le doy más valor; si me conmueve, me hace pensar, me estimula o me emociona, me detengo en la obra y luego me paro a leer con la curiosidad de saber lo que vio el creador material y lo que fue capaz de remover en mí su trabajo. Suele haber puntos concordantes, pero no siempre y en todo. En fin, toda la perorata anterior viene a cuento de que -aunque la intención en este caso fue anterior a la escritura del poema- puede ser que esté pecando del mismo pecado que detesto en una obra de arte: la necesidad de ser explicada. Siendo así, sólo cabe pedir disculpas y enmendarse.

      El poema de G.Celaya que nos dejas aquí, uno de los poetas que más he leído y disfrutado, es aparentemente sencillo en su formulación y muy ocurrente al usar la tabla de multiplicar para explicarnos esas cosas poéticas que también los números pueden revelarnos. Se nota, amigo Santi, que las Matemáticas son lo tuyo, que hasta en la poesía sabes encontrarlas. Con un abrazo.
      Salud

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  5. Querido amigo Julio:
    He leido y releido tu poema varias veces; me resulta dificil comentarte lo que me ha sugerido. Por una parte el mar, los barcos, las desgracias, por otra las estaciones. Me ha gustado mucho el inicio del mismo, en especial la frase»cruje los metales de la poesía».
    De alguna manera he sentido una sensación agridulce al leerlo. Me ha recordado al inicio del famoso poema de L. de Góngora:

    Amarrado al duro banco
    De una galera turquesca,
    Ambas manos en el remo
    Y ambos ojos en la tierra

    Un fuerte abrazo.
    Santi

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    • Amigo Santiago:
      Las emociones que tal vez el poema pueda evocar, se encuentran en el marco de la imagen del barco y el final de su singladura la cual, a modo de nuestras vidas, recorre todas las estaciones y las experiencias de su paso, fundamentalemente la del amor y el desamor, la ilusión y la desilusión, esperanza y desesperanza, etc.

      El poema podría pasar por ser visual, pues la separación de los versos en dos partes podría sugerir -o lo intenta- el barco con el casco partido y su quilla abierta, arrumbado a la orilla de la vida. Ofrece, además, la posibilidad de varias lecturas: los versos subrayados en negrita por un lado; los versos de la derecha, por otro; una lectura continuada o normal y la lectura saltándose algunos versos de la derecha o la izquierda, sin que el sentido general se pierda, aunque sí cobren importancia otros aspectos del poema. Es, como trato de explicarte, un intento de poema visual abierto, con el tema de fondo mencionado: la vida y las experiencias -sobre todo la del amor- a lo largo de las estaciones y el curso de este navío que nos trae de un puerto y nos lleva a otro conocido de antemando, que es la muerte.

      Espero haber resultado algo claro con estos intentos de explicación, Santiago. Gracias, siempre, por tu ánimo y la paciencia de leerme. Con un abrazo primaveral.

      Salud

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