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Fotografía
Aún me quema en los labios aquel beso.
Era la tarde azul en tu mirada
y al calor del amor abandonada
fuiste ardiente pasión, dulce embeleso.
No te querías ir. Será por eso
que juntos nos halló la madrugada
abrazados desnudos, y extasiada
fuiste de mi pasión el vino espeso.
Ahora no sé qué amas o qué sientes
tan lejos de los besos, los abrazos
y la loca lujuria de aquel día.
Pero quiero pensar que tal vez cuentes
con pena del amor estos retazos
que sólo ya serán fotografía.
Julio G. Alonso
Lucernarios 
Ahora estamos aquí, en Logroño, en fiestas. En la ribera del Ebro brillan las barracas como flor de un día, y es que parece que de la nada un mago las hace aparecer y que en un abrir y cerrar de ojos se las lleva a otro sitio. A mí me despierta a ese niño que subido al carrusel ,en cada vuelta regresaba feliz al principio del mismo cuento. Me acuerdo de bajar de la noria como un pájaro aturdido o en los autos de choque con la novia cuando alguien nos señalaba como enamorados huiamos trazando en la pista locos ochos fugitivos:poníamos pies en polvorosa. El poema tiene la frescura de un niño. Suena a eterno.
Un abrazo
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Amigo Rubén:
Por el contenido y tono de tu comentario, lleno de fiestas de Logroño, evocadores recuerdos de infancia y primeros amores, tengo la impresión de que tu intención fue responder al poema Tibidabo, parque de atracciones de Barcelona. Ya me corregirás si me equivoco. Pero bueno, al lado de este soneto de desamor tu comentario adquiere otro significado, tal vez el de cómo terminan muchos sueños que arrancan de la infancia. De todos modos, muchas gracias por la atención y la visita de esta tarde de septiembre. Con un abrazo.
Salud.
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Como dicen en Blade Runner: «La llama que arde con el doble de intensidad, dura la mitad de tiempo» Pero qué hermosa es mientras arde. Preciosos versos. tan bien escritos que se siente la intensidad de la historia y la melancolía final. Lo ideal es que cuando ese fuego mengua se convierta en brasas que aún pueden dar calor y suscitar alguna llama y no en humo, que podría empañar esta magnífica fotografía poética.
Un abrazo.
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Nada que decir ante tan estupendo comentario, amiga Pepa; solamente admirarme de cómo rehaces el poema y lo haces más grande en cada escrito que me dejas. Con las gracias y un abrazo.
Salud.
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Hola, Julio; de vuelta de mis vacaciones y es un placer reencontrame con tu espacio de arte, de arte lo mires por donde lo mires, esos pedazos de nuestra vida, que dejan de ser…pero que siguen siendo gracias a esa fotografía… yo me embriago de ellos cuando me envuelve esa nostalgia. Abrazotedecisivo ya desde el fresquito de mi norte amado.
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Amiga Sara, tu vuelta es siempre muy bien recibida. Gracias por considerar este rincón un espacio de arte. Por lo que se refiere a la fotografía, lo que yo intento con palabras, otros lo conseguís cámara en mano, según puede apreciarse en los felices documentos que acostumbras a dejarnos en tu cuaderno Momentos Decisivos en donde paso con frecuencia y me dejo llevar por tus interesantes propuestas.Un abrazolucernario para tu abrazotedecisivo.
Salud.
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Querido amigo Julio, has descrito de manera magistral ese amor que se inicia como un torrente, lleno de pasión y lujuria en el que la razón pierde la partida ante los sentidos.
Con el tiempo, poco a poco, deja paso a un cauce más sereno, hasta encontrarse con un mar pacífico, al que se llega remando al unísono. Como decía el escritor Antoine de Saint-Exupéry, «Amar no es mirarse el uno al otro, es mirar en la misma dirección»
Un abrazo
Santi
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¡Ay, amigo Santi, qué alegría de comentario! La verdad es que ando en el intento de escribir una serie de sonetos sobre el amor y sus aristas, como el desamor, el desengaño, el abandono, la pérdida… y tengo más de lo segundo que de lo primero en clave de éxtasis, arrobo y amor eterno. Debería no haber escrito nada de esto de haber seguido los consejos de Rilke, que decía que de este tema se ha escrito y escribe tanto que es un riesgo abundar en lo mismo sin perder de antemano en cualquier comparación; él orientaba a su discípulo hacia temas cotidianos contados con naturalidad y sentimiento. Pues bien, una vez echados al río, no queda más remedio que nadar. Y en ello estamos.
Subrayas la mirada cómplice del amor en el texto de Saint-Exupéry. Tengo presentes, también, algunas opiniones de otros autores, entre los que encuentro a Arthur Schopenhauer, el filósofo misógino y realista que decía y escribía cómo el amor, por su esencia y por primer impulso, se mueve hacia la salud, la fuerza y la belleza; hacia la juventud, que es la expresión de ellas, porque la voluntad desea, ante todo, crear seres capaces de vivir con el carácter integral de la especie humana. Esta concepción del amor, determinista, lo reduce a la voluntad absoluta de vivir. No parece muy romántico visto así, pero de eso no se enteran los enamorados. De Plutarco encontré que él veía en el amor el querer bien para el otro en cuanto otro, que es tanto como decirle a la otra persona que sí, confirmarla, no tanto con la palabra, cuanto con la vida entera y veía en el amor un acto libre y la fuente de enseñanza de todas las virtudes. ¿Y qué decir del amor platónico? Desposeyendo este término de interpretaciones deformadas como las que se manejan vulgarmente, entendiendo el amor como algo idealizado, imposible, vivido en la distancia, inalcanzable, encontramos su verdadero sentido en la voluntad de conocer a la otra persona y saber de ella; no es un amor pasivo, sino amor activo que nos mueve a la dedicación, el esfuerzo y la atención exquisita. Y así, la lista de autores que opinaron y pensaron sobre el amor, puede hacerse tan extensa como la de los que escribieron y escriben sobre él con los rudimentos de la poesía y la literatura en general.
Seguimos en el amor. En su cara y en sus cruces. Con un abrazo.
Salud.
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