El piojo sabio

 

El piojo sabio

 
Todo en ella era anecdótico;
sus pendientes,
sus piernas,
sus labios,
sus sonrisas
como un repuesto sin fin para las ocasiones.
 
Pero yo no puedo renunciar a mi barba
y entre los pelos
largos y despeinados de mi enorme cabeza
se columpiaba el piojo sabio.
 
Vivíamos juntos;
ella con sus anécdotas,
sus pendientes
sus piernas,
sus labios,
sus sonrisas
 
y yo con el contenido irracional
hasta el fondo de los zapatos.

Julio Glez. Alonso

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18 comentarios en “El piojo sabio

  1. Se me ocurre que sabe más el piojo por lo vivido que por sabio, el pensamiento puede ser libre pero la mirada lo es más, aunque ahí está la señora razón que a veces dice y a veces calla…

    Ya había estado aquí hace unos días, pero no me acordaba de mi contraseña de wordpress, desastre que soy últimamente,.

    Te dejo un abrazo

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    • Sabia ocurrencia sobre el piojo, Isabel. La señora razón calla a menudo ante tentaciones que conviene quitarse de encima cayendo en ellas y disfrutándolas.
      Un placer encontrarte de nuevo por estos rincones que, esta vez, son un poco piojosos y molestos. Pero de estos y otros mimbres está hecha la vida, ¿no te parece? Gracias y un abrazo.
      Salud.

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  2. Ya supuse que la foto no era tuya pero, por eso, no deja de ser Arte y hay que tener la visión de saber valorarlo en su conjunto.
    Por otra parte, creo que no entendí tu poema ni tú mi interpretación. Lo siento.

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    • Pues yo creía que algo habíamos entendido ambos. Y sigo creyéndolo, al menos mientras releo tu comentario inicial. En lo que no cabe duda entender es que la fotografía aporta al conjunto el arte que mencionas, y por eso la escogí.
      Otra vez gracias, Djuna.
      Salud.

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  3. Poema sugestivo, provocador y atractivo.
    Muy irracional; siendo un ser «racional» se opone al entendimiento mientras «ese piojo sabio» no deja de bullirle en la cabeza con esas -tan buenas- anécdotas y razones, jaaa…
    La fotografía, preciosa, artística.

    Hasta luego, genio

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    • De todo este desaguisado la fotografía, que no es mía y está descargada de la red, creo que es lo único que se salva. Bueno, o al menos pone el toque amable con las generosas piernas y contornos de la muchacha. El poemita encierra esa pelea entre lo racional e irracional a que aludes y que el piojo sabio se encarga de hacer tenerlo presente de manera tan incómoda. Así vivimos.
      Muchas gracias, Djuna, por pasarte con tan sabroso comentario. Una delicia.
      Salud.

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  4. Hola, Julio:

    Me gusta el piojo, éste, pero quizá lo hubiera preferido rojo en lugar de sabio, así me hubiese reído como con aquél de un cuento que me regalara mi amiga maestra, que dice:
    (…) y la granja en un piojo ROJO
    ROJO
    ROJO
    y como todo no puede ser pues éste tuyo es sabio. Espero que no se enfade (el piojo), por no nombrarle en:

    «Vivíamos juntos;
    ella…
    (el piojo)
    y yo con el contenido…»

    pero bueno, vosotros sabréis lo que os traéis entre…barbas (jeje) mira que como se ponga picón el inquilino…
    Gracias.

    daniela

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    • Imagino que no habrá problema porque el piojo sea rojo, además de sabio. Tampoco pienso que se enfade por el triángulo amoroso: ella, el piojo y él. Pero de lo que estoy seguro es que éste anda por la cabeza, así que de momento las barbas quedan al margen de sus acometidas.
      Gracias por el buen humor soportando un poema tan piojoso, Daniela.

      Salud.

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  5. Pues esoy segura que pueden convivir, no creo que estén tan alejados.
    El parásito te recuerda hasta qué punto el humano a veces se deja llevar y no hace caso a lo racional; pero ambas facetas están ahí, la reflexiva y la seductora.

    Un abrazo

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    • La faceta reflexiva y la seductora. Es cierto que conviven y es cierto, también, que en raras ocasiones se dan en una misma persona de la manera extrema en que se presentan en el poema. Estoy de acuerdo contigo, Sandra. Diré más, ambas facetas nos resultan necesarias para alcanzar algún grado de felicidad.
      Gracias, muchas, y un abrazo.
      Salud.

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  6. Gracias Julio por éste pícaro poema.
    Como sabes los piojos suelen estar en el pelo de la cabeza y en ocasiones en la barba.
    Si en vez de un piojo fuera una pulga su campo de actuación podría haber sido mayor y seguro que se habría adentrado en lugares más recónditos de la anatomía femenina. Sea pulga o piojo el poema es fresco y la foto sugerente.
    un abrazo
    Santi

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    • Amigo Santi:

      Este piojo, de momento, se columpia de los pelos de la cabeza, la enorme cabeza de quien piensa y siente la vida más allá de lo atractivo de la sensualidad femenina representada en esas piernas tan largas, collares, pulseras y otros aditamentos que ayudan a la belleza y la seducción. El piojo, que se alimenta de la sangre humana, inquieta a nuestro personaje, el cual se debate entre lo atractivo de la compañía femenina, aunque vacía, monótona y vulgar, y otro tipo de vida en el que quepan otras emociones, ideales, proyectos, compromisos, dudas… ¿Qué hacer? Pienso, por otra parte, en la mujer que acepta un compañero de esta clase, de barba descuidada y con preocupaciones tan alejadas de las suyas. Tal vez no sea tan vulgar como me imagino. Pero, en fin, que ahí está el lío.. y yo, en el lugar del hombre atormentado por su piojo sabio, no sé qué haría…
      Salud.

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  7. Lo que eres, amigo Julio, es un poco pillín.
    Con la excusa del piojo (además, sabio) nos refrescas los ojos y la mente, con una bella imagen y un poema que tiene su parte de magia y su parte de picaresca. Un placer leerte, compañero, siempre.
    Abrazos.

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    • ¡Me has pillado, amigo Mario! Pero bueno, digo yo que para el desenfado del poemita no le va mal una imagen algo más estimulante que la del piojo, que aunque sabio no deja de ser un poco repelente. Al final, aunque sea desde la monotonía y cierta vulgaridad, unas piernas bien torneadas de mujer siempre acomodan más que la actitud existencial y reflexiva, filosófica y pensante de la vida. ¿No será que lo bueno estará en medio o compartiendo ambas facetas de la vida? Bueno, pues ahí queda la reflexión que se apunta desde estos versos.
      Gracias, Mario, por tu visita. Con un abrazo.
      Salud.

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    • Gracias, amiga Pepa. Bueno, lo de calificar de magnífico este poemita es mucho más amor de buena amiga que merecimientos de los versos. Pero yo sé que lo dices de corazón y eso me alegra y me llena de sano orgullo poder presumir de tu amistad generosa, además de poder disfrutar tus versos que, esos sí y siempre, mantienen el listón muy alto en este difícil arte de la poesía. Con un abrazo.
      Salud.

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