Ofrenda

Nos perfumaba el placer de la carne
y el aroma de higueras; sólo ya
felicidad del alma, llaga de agua
de la concupiscencia,
arañazos de piedra,
cataratas rupestres,
realidad quieta,
imagen que se mueve, y dónde –nos miramos-
estábamos nosotros
cuando en ofrendas de hecatombes
en los altares los toros ardían en hogueras.

Nos abrazaba la vida en miradas de almendra
y miel; ya sólo
beso de ingles y contenido aliento
de bosques entregados a los abrazos de las ramas
primaveras.

Qué ha de ser si en los párpados encierro tus miradas,
si en mi saliva la sal de tu piel, tus pechos
en los labios
y caricias de otoños en mis manos, si nos aroman
aires de cumbres donde alcanzan
sólo los dioses a respirar su esencia.

González Alonso

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20 comentarios en “Ofrenda

  1. Espectacular poema, Julio. Has dado rienda suelta a tu creatividad tan personal. Aires mediterráneos clásicos con un toque de culto pagano que lo hace irresistible. Me encanta tu poesía, amigo, ya lo sabes.
    Un abrazo.

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    • Creo que este tipo de poemas te gustan más por el clasicismo que rezuman y, según me comentaste, te es particularmente atractivo este tema. Me alegra haber acertado y que merezca tu aprobación, Pablo. Es un honor. Con un abrazo.
      Salud.

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  2. Sí , es una ofrenda al “placer de la carne”……..”donde alcanzan sólo los dioses a respirar su esencia”. “arañazos de piedra, ….cataratas rupestres….estábamos nosotros”. Ahí la esencia….nosotros…..tú y tu amada lo habeis vivido.,……y con qué elegancia lo transmites. Gracias.

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  3. ¿El placer de la carne? /…sólo ya felicidad del alma / …arañazos…/ …realidad quieta…/…nos abrazaba la vida / (ahora ya solo) / caricias de otoño / (y) / respirar su esencia.

    Precioso

    Un abrazo Julio

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