Los Mácbez, adaptación sobre Macbeth, de W. Shakespeare

Los Mácbez
Adaptación de Juan Cavestany sobre Macbeth, de W. Shakesperare
Dirección: Andrés Lima

Teatro Barakaldo
8 de noviembre de 2014

Quiero comenzar expresando la profunda sensación de pesimismo sentida al final de una representación cruda, dura, sin concesiones, de esta versión del Macbeth de W. Shakespeare. Traída la acción a tierras gallegas de meigas y profundas raíces folclóricas desde una Escocia también verde, húmeda y de bosques habitados por brujas y hadas, nada se mueve más allá de la impenitente ambición sin medida y traición humanas. Del gran bosque de Birnam a la carvalleira (bosque de robles) de San Xusto, alter ego del primero, a la locura de Lady Macbeth y suicidio final, todo transcurre como si el tiempo, congelado, no hubiera movido ficha después de más de cuatrocientos años; la misma obsesiva ambición de poder y el ejercicio de la traición y el crimen para alcanzarlo.

La presente obra nos presenta con un enfoque tragicómico a un conjunto de ejecutivos mediocres y políticos de medio pelo cegados por el poder en el seno del gobierno de la Xunta de Galicia. Las profecías de las tres meigas hacen concebir a uno de los altos ejecutivos recientemente promovido a vicepresidente la ilusión de alcanzar el máximo poder, la presidencia del gobierno. En el momento de tomar la decisión de ejecutar su traición y dar muerte al mismo presidente que lo tutela y a la vez convertirá en pieza de sus pretensiones para mantener el control del poder en sus manos y las de su familia, empezará a ver sombras de enemigos que amenazan su carrera política. Una vez desatada la violencia serán el miedo, los fantasmas y la ambición imparable, los que harán que los crímenes y asesinatos se continúen entre amigos, parientes y cualquier persona próxima o lejana que se imagine o pueda parecer una amenaza. El resultado, un verdadero infierno. No habrá lugar ni tiempo para disfrutar de la situación conseguida, ni por parte de Mácbez convertido ahora en presidente, ni por su mujer, convertida ahora en primera dama, atormentados por el miedo a perder el poder arrebatado violentamente y perseguidos por las sombras y los fantasmas de sus crímenes.

La fidelidad al texto de William Shakespeare resulta proverbial. El recurso al bilingüismo en algunas partes de las escenas es acertado, así como la ubicación del desarrollo de este drama shakesperiano que tanto nos recuerda la época imperial romana, en un espacio polivalente en blanco con una iluminación muy bien conseguida.

El ritmo está magníficamente logrado, manteniendo la acción en cada escena sin dar lugar a un respiro. La sexualidad, asociada a la figura de dominación y poder, se expresa en medio de la violencia desatada por la ambición. Todo cuadra en este planteamiento en el que la sangre que no se consigue lavar acompañará a los protagonistas en una sucesión sin fin. La violencia, una vez desatada, será ya un río imparable que arrastrará a la destrucción a los propios protagonistas de la misma.

Del elenco encargado de poner sobre las tablas esta representación de la penosa vida política actual española y –por extensión- de cualquier país en el que los empresarios y políticos sean la misma cosa,  solamente cabe reconocer su profesionalidad y entrega sin reservas. Magníficos todos, aunque debamos destacar –por su relevancia- a Javier Gutiérrez y Carmen Machi en los papeles del Macbeth y Lady Macbeth shakesperianos.

Puedo acabar resumiendo que si bien es verdad que la fiel representación del Macbeth de Shakespeare nos permitiría –sin duda- extrapolar la acción a la actualidad, con su miseria, ambición, fraudes, impunidad, crímenes, corrupción y robos entre la clase política y empresarial, también es de agradecer esta denuncia directa, con nombres y apellidos, con ambientes geográficos y sociales de nuestro entorno y nuestra actualidad. Todo se hace, así, evidente ante nuestros ojos y nos mueve a la repulsa y la censura. Poner de manifiesto que la constante de la ambición humana actúa a través de los siglos no nos consuela; queremos acabar con esta situación, con justicia y rigor, y lavar la sangre derramada por las manos asesinas, soñar y creer que otro mundo y otra sociedad son posibles.

Si lo anteriormente expuesto hubiera sido por parte del director Andrés Lima uno de los objetivos a conseguir entre el público, así como por parte del cuadro escénico de Los Mácbez, por lo que a mí concierne debo decir que lo han conseguido.

González Alonso

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