La máquina de cine de juguete

La pequeña máquina de cine, de lata
y cartón, verde y antigua, así parada,
posada y quieta en su anaquel de madera
parece más pequeña.

Nadie podría imaginar la magia
de su pequeño chorro de luz de imágenes
mudas
empujadas por una manivela.

Nadie, al mirarla, puede ver la obscuridad
iluminada de la fantasía,
el trozo de tela sobre la pared
recogiendo en su hilo blanco las historias
de Popeye, Cenicienta o los ratones
que metían en la jaula a un enorme león.

Las cosas importantes ocurren en la infancia,
esa llave de la puerta de la vida
que se nos pierde siempre,
y  ya sólo nos queda mirar por las ventanas
para advertir el mundo frío fuera
esperando
ausentes,
y al fin poder ver el de dentro,
cálido y discreto,
cuando una pequeña máquina de cine
proyecte su luz
sobre el paño extendido
de nuestra tristeza.

González Alonso

20 comentarios en “La máquina de cine de juguete

  1. Muy bueno…. recuerdo una maquinita similar, cuando era chica… me encantó el verso en el que dices: » la obscuridad iluminada de la fantasía»… Es una muy buena imagen, un gran contrapunto entre lo oscuro y la luz… Saludos para vos 😉

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  2. Cuando fui niña fuimos de vacaciones a Concepción ( sur de Chile), un tío materno tenía esas pasa películas , hoy llamado view master , era mágico , tu poema me ha llevado a través del tiempo a un recuerdo precioso.

    Abrazos

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  3. Nos basta un objeto, una fragancia, un sabor, para que Merlín nos trasporte al mundo del pasado. Es una forma de teletransportación muy eficaz. Precioso final «proyecte su luz sobre el paño extendido de nuestra tristeza» La memoria es el mejor juguete para avivar la nostalgia.
    Un grato abrazo querido Julio.

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    • Es tal cual lo dices, Soco. La tarde húmeda y fría de domingo, recluídos en la cocina de carbón, con los amigos y las banquetas dispuestas al estilo del cine y… toda la magia de la oscuridad alrededor de la luz de aquellas imágenes… ¡qué recuerdos! Gracias siempre. ¡Salud!

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  4. Qué gran poema, Julio, como de costumbre, y qué gran verdad albergan esos versos. Un cordial saludo desde El Bierzo, compañero. ¡Salud!

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