Carta de octubre

 

Carta de octubre

De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal.

Gil de Biedma

Perdió el olivo sus ramas de la paz;
otra vez patria
y enemigo; otra vez
las fronteras
y los muros
y las identidades.

¡Qué difícil ser español
en España,
qué terrible destino!

Siento
la ofensa de la dignidad,
el vértigo del desatino,
la injuria y la amenaza.

¡Qué difícil la libertad,
paloma desnortada en los cielos azules
de mi país
y sus mares
y las anchas avenidas y las ciudades
milenarias!

Hoy te digo que octubre es un mes triste
desgarrado en banderas y consignas
y amanecido de temor e incertidumbre.

Un profundo temblor sacude la memoria
y el miedo se apodera de los nombres,
ser español en España,
ser España, como una rosa sola abandonada
en mitad de todos los desiertos.

González Alonso

21 comentarios en “Carta de octubre

    • Gracias, Flory. No es fácil ni me gusta escribir en plan «patriota» nacionalista, pero tampoco me gusta que me digan lo que no debo ser o lo que sí debo ser y sentir. Los nacionalismos pecan de pervertir la realidad y asimilarla a los complejos y ambiciones particulares de «los elegidos», los diferentes, los mejores, los superiores… y ante ellos no hay racionalidad ni diálogo ni ninguna otra posibilidad que no sea la de decirles «no» o tragar y seguir al rebaño. O te conviertes en parte del delirio, asimilado por la ameba y formando parte de su cuerpo, o te conviertes en su enemigo a batir. Lo peor de todo es que llegan a creerse sus propias mentiras, y eso los convierte en muy peligrosos. ¿Hace falta citar ejemplos históricos, todos lamentables?
      Otra vez gracias y un abrazo. Salud.

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    • No hay paraísos perdidos ni se crean expulsando a la mitad de la población de un país, despojándola de identidad, culpabilizándola de todos los males, ignorando sus sueños; no hay paraísos tras las fronteras y los mares que nos traen personas desesperadas o muertas que huyen de otras guerras, otras patrias, otros sufrimientos. ¿Para qué alzar nuevos muros, pasos fronterizos, diferenciar a las personas por su credo, ideas, lengua o lugar de nacimiento? Sé que es una pregunta retórica, pero quería hacerla. Manipular a las masas, envenenar las palabras, extender el odio sólo trae más masas soliviantadas, imposibilidad de hablar y dialogar, más odio. Yo no quiero eso.

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  1. …Y sin embargo somos un pueblo esperanzado y alegre,a pesar de las trabas,de la insensatez de algunos y de la cerrazón y la intolerancia de otros.Seguro estoy de que llegará el día en que nos libremos de todos ellos,aunque sea solo por la natural renovación generacional.Excelente poema Julio,muy oportuno.

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