Este calor inapropiado

Este calor inapropiado

De dónde nace este calor inapropiado,
este clamor de amargura. Si todavía recuerdo
la vida humana en la miel
y la labor de las abejas, acaso
el tiempo más feliz, el sonido fascinante
de la música del agua, la frescura líquida
de sus notas de arroyo
y manantial.

Vuelvo la vista a dios y su destino terrible,
ser dios y no poder
con toda la tragedia y pesadumbre
del mundo. Abrumado nos contempla
desde la altura de su casa
o palacio celestial.

Los hombres se embarcaron
en la nave de los locos. Perdida
la racionalidad,
olvidado el amor;
extraviado el rumbo en la travesía del tiempo
son hoy bajel a la deriva y a merced
de todas las tormentas.
No le pidas paciencia a Job,
tampoco es culpa de la ira del ángel
ni se abrieron los infiernos a tus pies;
no es desgracia tampoco de profetas
ni los cielos arrojaron
el castigo apocalíptico
sobre la tierra.

De dónde viene este calor inapropiado,
la sequía rota de inundaciones,
el mar alzado a los acantilados,
de dónde viene el hambre, el miedo,
de dónde vienen la guerra
y las fronteras. Dónde,
al fin, se desataron los furiosos vientos
de la ceguera.

González alonso

25 comentarios en “Este calor inapropiado

  1. Magnífico poema que exalta la realidad que estamos viviendo. Es la tragedia no solo del Ser sino también del planeta. Pienso igual, aunque no queramos ser negativos, no se puede tapar el sol con un dedo. Estos vientos de ceguera nos golpean el rostro y sufrimos consecuencias.
    A pesar de todo, vengo a desearte que traspasemos juntos la línea imaginaria del tiempo, en la cuerda danzarina de la vida y, pasemos al 2020 con esperanza, ilusión y creatividad. Felicidades, a pesar de todo…nos queda la esperanza.

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  2. Cuando niña, pasaba temporadas en casa de unos pariente que tenían colmenas para consumo propio. Resultaba una delicia ver como se separaba la miel de la cera con unos medios rudimentarios: un bidón al que le habían acoplado una manivela que hacía girar un dispositivo que extraía la miel de la cera. A los niños los jornaleros nos daban trozos de cera impregnados de miel y los masticábamos como si fuesen chicles. Con la cera hacían velas de un color amarillento que casi siempre llevaban a la iglesia.
    Ya sé que mi historia simplista no encaja con tus sublimes poemas; pero resultan tan entrañables, aun en su lirismo sobrecogedor y poco esperanzado, que acabas asociándolos con momentos vividos que difícilmente se repitan.
    Claro que, mientras existan rapsodas que escriban tan bonito y profundo como tú lo haces, siempre quedará un resquicio para la esperanza.
    Salud.

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    • Amiga Carmen, creo que la vida humana se va complicando y alejando del mundo natural al que pertenecemos. Tal vez sea inevitable este signo de la evolución y el progreso que, es verdad, nos traen (a los privilegiados) mejor nivel de vida, cuidados, atenciones médicas, educación, ocio, cultura… pero a costa del trabajo y explotación de los menos afortunados del planeta y, además, a costa de unos recursos limitados, unos productos tóxicos que no somos capaces de destruir. Bueno, este discurso ya lo sabes y es lo que tenemos cada día, desde que empezamos a apoyar acciones ecologistas contra las nucleares hasta el día de hoy y el consabido cambio climático. Nos alejamos, en fin, de un modo de vida más armonioso con la Naturaleza y las consecuencias son evidentes.
      En el poema, como bien dices, tomo como referencia ese tipo de vida que describes, más sencilla, más humilde, pero muy rica en lo personal, en lo afectivo y en lo social (tampoco idílica, que tenía sus dramas). Y la conclusión es que no podemos hacer como siempre, echar la culpa a los demás. La culpa es sólo nuestra. Ni los dioses, ni la mala suerte, ni el planeta, ni las profecías, ni el destino determinan lo que está ocurriendo. Solamente nosotros solos ante nuestra responsabilidad. Y esa es nuestra única esperanza y la de las generaciones que nos siguen: asumir las responsabilidades.
      Gracias, Carmen. Me preocupa el futuro de nuestros hijos y nietos. Creo que les dejamos un panorama complejo y difícil, y me gustaría hacer un poco a favor de su futuro que palíe en parte lo mal que lo hemos hecho los mayores de hoy cuando nos tocó decidir colectivamente ayer. Mi abrazo.

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  3. Gracias Julio por ese bonito y oportuno poema. Has resumido muy bien los males que nos aquejan en tiempos de locura ambiental.

    Comenzaba el gran Federico García Lorca uno de sus poesías

    Agua, ¿dónde vas?
    Riyendo voy por el río
    a las orillas del mar.

    Mar, ¿adónde vas?
    Río arriba voy buscando
    fuente donde descansar.

    Yo añado…

    Aire, ¿donde vas?
    Soplando por caminos
    Donde refrescar.

    Hielos ¿ dónde vais?
    En busca de baños tibios
    Donde desaparecer

    Sequía ¿ dónde vas?
    Caminando sobre terrenos
    que dañar.

    Razón ¿ donde estás?
    Confabulando con la locura
    sin parar.

    Hombre ¿ dónde estás?
    Soñando con artefactos
    Sin descansar

    Dios ¿ dónde estás?
    Descansando en algodones
    Con impiedad.

    Gracias por ese manantial de poemas y escritos
    Santi

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