Ana Muela Sopeña

Ana Muela Sopeña

Ana Muela Sopeña

Si las obras son el reflejo de las ideas de quien las escribe, parafraseando a Arthur Schopenhauer, podemos asegurar que los poemas de Ana Muela Sopeña (Bilbao, 1961) reflejan su alma y el universo de ideas que la pueblan a través de los temas que trata; pero no por ellos mismos, ya que, aunque diversos, no dejan de ser comunes y universales, sino que lo hacen por lo que caracteriza y da mérito a un verdadero trabajo poético, la forma. Cultivando el verso blanco y estructuras métricas como el romance, el soneto o la décima, nos acerca al amor, al mundo onírico, o sitúa su verbo en espacios infinitos como el cosmos o la célula con el recurso de un lenguaje fresco no exento de trazos de romanticismo en la recreación de la naturaleza y la expresión apasionada de los sentimientos con un uso comedido de los recursos estilísticos y las figuras literarias, entre las que destaca la metáfora, de la que Aristóteles decía: lo más importante de todo es encontrar metáforas, pues es la única cosa que no se puede aprender de otros y es signo de una naturaleza genial (De Poética,c.22)

La poesía de Ana Muela Sopeña respira un aire adolescente transido de soledad, entendiendo la adolescencia del espíritu como ese periodo de sombras y de reconocimiento preñado de ilusión vitalista y atormentada existencia, a veces. La soledad se proyecta en el marco de la ciudad y el sentimiento de pérdida. Los horizontes del Nervión abriéndose a la ría y al Abra con su lluvia, Bilbao con sus mejores días grises o las ciudades íntimas imaginadas del alma.

En la precitada actitud de Ana ante el hecho poético no ha sido ajena la influencia del poeta Eduardo Apodaca (1952/2006). Cuando conoce al poeta bilbaíno, Ana Muela apenas cuenta 19 años de edad y al calor del amor de una relación que se prolongará durante veinticinco años, aprende a tomar la poesía como una hermosa afición, compartiendo y aprendiendo. A partir de la muerte de Eduardo, según sus propias palabras, tres días más tarde de su lamentable pérdida, iniciará una loca y febril actividad poética que dura hasta hoy.

No es la única actividad, la de escribir, que llenará su vida; las colaboraciones en antologías y revistas y la creación y gestión de diferentes bitácoras, son cauces por los que Ana Muela Sopeña nos hace llegar sus versos, ya que éstos y otros proyectos como el de dar a conocer la poesía de mujeres junto con Rossana Arellano, la selección de poemas para la traducción al rumano por Andrei Langa, el proyecto de Poesía Solidaria con Fernando Sabido, la colaboración con Pere Bessó editando algunas de sus traducciones del castellano al catalán y del rumano al catalán en bitácoras o también, más cerca, su colaboración con las Noches Poéticas de Bilbao tomando parte en los recitales,  son manifestaciones que ponen de relieve su decisión inquebrantable de -también según sus palabras-, tras la muerte de Eduardo Apodaca, abrazar la poesía como algo necesario.

La poesía como necesidad de escribir, que decía Rainier María Rilke, y la poesía como refugio y sustancia de la identidad, así encontraréis las creaciones que para este espacio de Lucernarios amablemente nos deja Ana Muela Sopeña, lo que le agradezco tan sinceramente.

Sólo una palabra más: leedla.

Salud

Julio G. Alonso

.
EN TU MUNDO SIN TIEMPO
 A Eduardo Apodaca
 
En tu mundo sin tiempo
acuérdate de mí,
regálame el espacio primigenio,
el inicio del verbo y las vocales,
para disfrutar de la palabra.
 
En tu reino de espacios intangibles
no olvides nuestras huellas,
ofréceme los tiempos innombrables
con sílabas de luz, sombra y misterio
y la caligrafía de las aves.
 
 Ana Muela Sopeña
 
.
MI SOLEDAD COMO REHÉN
 
Los espejos de niebla
toman mi soledad como rehén.
En ellos va habitando mi delirio
entre palabras ávidas de luz. 
 
Sobre los arabescos del destino
a contradanza viven estas letras
de sombra y de deseo. 
 
Una expresión oculta se confunde
con trenes muy lejanos que se acercan
a estaciones en penumbra. 
 
La ciudad me consuela por las noches
con farolas de bruma. 
 
Contemplo en la distancia
una lluvia salada
que restaura en mi memoria
la imagen del hogar. 
 
He perdido el rincón de los recuerdos,
el cúmulo de amor,
los archivos del tiempo
que me dicen quién soy en sueños de éter. 
 
No existe identidad
más allá del poema. 
 
Tan sólo reconozco entre los versos
que salgo de la nada. 
 
Tan sólo reconozco por las sílabas
que mi nombre resuena con el eco.  
 
Ana Muela Sopeña
 
.
 NOSTALGIA DE GRANADAS Y DE FRESAS
 
Melancolía en el espejo,
cuando las voces suenan a distancia
sobre los precipicios de la herida.
 
Nostalgia de granadas y de fresas,
como néctar de pulsos invisibles.
 
Apátridas los cuerpos
se derriten en campos de la muerte,
en desintegración hacia el vacío.
 
Una marca de guerra
ha exterminado al hombre.
Bajo su piel de plomo
habita todavía un tren de infancia,
con los vagones mágicos, secretos,
donde viajan los sueños, los parientes,
y los antepasados subterráneos.
 
El árbol genealógico del mundo
en el oro despierto.
 
La batalla no ha llegado a fin,
aún queda un armisticio
sobre el vientre traslúcido de la extranjera alegre
o en la visión de arena de Minotauros lúdicos.
 
Continúa la lucha hasta el final
para llegar al centro, como en el laberinto,
 
pero esta vez con miles de hebras áureas
y con cientos de Ariadnas
que combaten por causas imposibles.
 
 Ana Muela Sopeña
 
.
 LA LOBA BLANCA
 
La loba blanca te busca
en el bosque de la escarcha,
donde resuenan las voces
y retumban las palabras.
Te persigue con la luna
al tiempo que prenden brasas
en los troncos de los sauces
y en la vereda de plata.
La loba blanca te besa
en el sueño que te abraza
y la lluvia se hace nítida
en el espacio del alma.
Te mira desde el misterio
y te conecta a sus alas,
como si fueras un ángel
recordando la añoranza.
La loba blanca te mece
con su música de samba
y te acuna con su aullido
mientras dibuja un mandala.
Te devora con sus fauces
y tiernamente te ampara
en su universo de mundos
de ríos, sal y obsidiana.
La loba blanca te nombra
con sus labios en la playa
y te brinda una visión
de vasos de porcelana.
Te inspira con sus imágenes
de belleza entre la calma
y te invita a ser de fuego
sobre la espuma del alba.
 
 Ana Muela Sopeña
 
.
ADN
 
Filamentos con luz en su estructura,
nucleótidos suaves con relámpagos
de inusitadas voces y algoritmos.
 
Espirales en cáliz del enigma
entrelazan pasado con futuro,
en sustancias de estrellas y asteroides.
 
Adenina
surgiendo del espacio,
con el amor del mundo en su silencio,
encriptando la música de Isis.
 
Timina
creadora de las artes,
en jeroglíficos de nubes,
soñando letras y conjuros, entre jadeos y suspiros.
 
Citosina
sublime, respirando
la verdad de la escarcha entre los lirios
que esperan la embriaguez bajo la lluvia.
 
Guanina
en la mirada ebria y cálida,
cuando el mundo se torna una liturgia
escondida en la bruma de la tarde,
para expresar abismos sin temores.
 
Los cuatro nucleótidos son siempre
seducidos por geómetras,
demiurgos constructores del aliento
y las sílabas numen, sin heridas.
 
Mutaciones divinas hacia el orbe.
 
El Ser Humano dulce en un hexágono
con adn libre hacia las Pléyades,
incendiando el sonido original.
 
 Ana Muela Sopeña
 
.
EL REY HACE SU ENROQUE
 
Peón por alfil,
la partida tan sólo ha comenzado.
 
La batalla despliega sus efectos
entre luces y sombras.
El damero constata nuestras luchas
entre pulsos de fuego.
 
Caballo amenazando a la gran Dama
que se duerme en su sueño de metal,
para olvidar que ya no está en el mundo.
 
Y el rey hace su enroque,
corto como las líneas de la vida,
para poder sentir raíces de árboles
entre penumbras muertas de la tarde.
 
La partida permite que las fuerzas
se equilibren en este medio juego,
para redescubrir las utopías
de los tiempos amados de la historia.
 
El centro está tomado por esa reina negra
que porta los tentáculos de hierro
en sus fauces oscuras y terribles.
 
Pero las estrategias siguen siendo
los latidos perfectos que perduran
y pueden acabar con la Gran Madre,
espesa como el lodo
de cada pesadilla en las visiones.
 
Negra madre terrible e inconclusa,
atada a muchas rocas
con arañas que llevan su veneno
en el noray del verbo sumergido
en océanos fríos.
 
El ajedrez comienza a ser de locos,
cuando ya el medio juego nos invoca
y llegan los finales,
con tan sólo dos torres, dama y alfil
y todos los peones del contrario
y un rey en desconcierto
que deambula por calles y teatros,
imaginando espacios más amables.
 
Ana Muela Sopeña
 
.
RESPIRACIÓN DE UNUKALHAI
 
Tus besos me hacen siempre ser de agua
y veo en nebulosas
un mundo incandescente que me atrapa.
 
En galaxias perdidas en océanos
me abrazas sin parar.
 
Mis labios captan roces con estrellas
y nubes con suspiros de geranios.
 
En los púlsares todo se hace piel
y las miradas saben de Neptuno.
 
Los cuásares cobijan los latidos
de nuestros cuerpos lúbricos y alegres.
 
En la respiración de Unukalhai
el sol negro con sueños se hace cálido.
 
La luna en la utopía se refugia
y las constelaciones se amparan en la noche.
 
Los asteroides bailan sin reloj
y una luz va alumbrando
mis manos en la lluvia melancólica.
 
Un espejo de niebla
refleja sombras ávidas de ti.
 
 Ana Muela Sopeña
 
.
ORFANDAD DE LA NOCHE
 
Deambulo por desiertos interiores
donde una rosa azul me abre al umbral
del numen de tu cuerpo.
 
En aceras desnudas
avanzo desde redes prehistóricas
bajo cirros que amparan mi soledad de agua.
 
Hay un funambulista en mis sueños de ámbar
y estirpes olvidadas entre los corazones del silencio.
 
Orfandad de la noche
sobre exilio de pétalos
y un ángel escondido en la huella de barro.
 
Humedad de mis labios,
lujuria en las esquinas del placer.
 
Ana Muela Sopeña
 
.
SOMBRA DE CREPÚSCULO
 
Amado, yo soy tuya como loba
y tú eres mi sultán enfebrecido,
por eso yo te canto desde el nido
y tú tan sólo piensas en la alcoba.
 
Amado, no creas que soy tan boba
para que yo imagine que te has ido
a un territorio extraño e indebido
donde el tiempo real no te dé coba.
 
El instinto del agua me hace ardiente
como fuego de luz en la gran rosa
que sabe del amor y de la muerte.
 
Mi sombra de crepúsculo silente
se apacigua en la playa silenciosa
en nuestro espacio lúdico de suerte.
 
Ana Muela Sopeña
 
.
RELÁMPAGO
 
Me abrazas en la noche interminable
mientras yo me convierto en un relámpago
que alumbra desde el sueño.
 
 Ana Muela Sopeña
 

19 comentarios en “Ana Muela Sopeña

  1. Pingback: En el Libertad 8 - Faustino Lobato

  2. Querida Pepa:

    Es una alegría y un honor que te agrade mi poesía. Es bonito compartir lo que escribimos con todo el mundo, pero lo es más con otros poetas. En este caso, saber que a ti, que escribes una muy buena poesía, te agrada mi poesía es doble satisfacción.

    Me ha encantado charlar contigo. Espero que podamos pronto compartir una conversación frente a un café en este verano lánguido y poético que va transcurriendo lentamente…

    Un cálido abrazo
    Ana

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  3. Querida Ana:

    Aunque ando un poco escasa de tiempo por razones que ya te contaré, no quería que trascurriese un día más sin dejar un comentario, como deseo hace tiempo.

    Poco se puede añadir cuando escribo a continuación de los grandes autores que me preceden. La hermosa semblanza que Julio ha hecho de tu obra y de tu persona misma, difícilmente podría mejorarla yo con mis cortos medios.

    Sí puedo decir, en cambio, lo mucho que desde que tengo la fortuna de leerte, me gusta tu obra. Seguirte es internarse en una multitud de universos, tan complejos como hermosos, tan íntimos como cósmicos, luminosos a veces, deslizándose entre tinieblas otras veces, pero siempre haciendo gala de una enorme riqueza metafórica. Su lirismo conmueve y también, en muchas ocasiones, invita a la reflexión.

    Te agradezco el disfrute que tus poemas me han proporcionado y a Julio la magnífica idea de traerte a esta bitácora.

    Fue un inmenso place compartir poesía y conversación contigo en la Noche Poética de Deusto.

    Espero disponer de más tiempo en adelante para poder dedicarlo a la lectura.

    Recibe mi más cariñoso abrazo.

    Pepa

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  4. Querido Perfecto:

    Es maravilloso contar con amigos y lectores como tú. Primero, porque tu calidad humana es excepcional. Segundo, porque te considero un poeta brillante y cada vez que te leo disfruto muchísimo. Por ello, saber que tú me lees me llena de alegría y satisfacción.

    Gracias por tus palabras tan positivas que elevan mi espíritu.

    Recibo este comentario tuyo como un verdadero regalo. Escribimos y veces no sabemos muy bien si nuestros poemas, nuestros versos, nuestra Poesía encuentran eco en los demás. Con comentarios como el tuyo la moral sube muchísimo y se toman fuerzas para seguir adelante en esta carrera de fondo que es la Poesía…

    Un abrazo enorme, amigo
    Ana

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  5. Queridos Ana y Julio:

    Podéis imaginaros mi alegría por este acontecimiento feliz de hallar la poesía de Ana Muela Sopeña en Lucernarios.
    ¿Qué podría yo añadir a tu magnifica semblanza de nuestra escritora, que añadiese un ápice de más luz?
    Desde que conocí la poesía de Ana, la he seguido de continuo, ha sido lo cotidiano para mí. Porque yo, amante de lo lumínico, siempre he encontrado una luz llena de armonías en cada intersticio de sus versos. Si a eso, se acompaña la inmensa humanidad de la persona, pese a no conocerla más que en su escritura y en su voz, todo debería quedar dicho.
    Mi admiración, mi reconocimiento, bien humilde es. Pero son fruto de un sentimiento de profunda amistad.
    Julio, engalanas hoy tu bitácora con una escritora de solvencia lírica. Ana, adornas un espacio que nos procura de continuo su clarividencia y lúcida admiración a la belleza y la inteligencia.
    A los dos mi reconocimiento. A los dos mi agradecimiento por este alimento espiritual que me procuráis.
    Amigos, poetas, vaya desde aquí la corona de laurel que solo a los buenos bates fue concedida por los dioses.

    Un fuerte abrazo para ambos.

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    • Amigo Perfecto:

      Por la parte que me corresponde, te expreso mi gratitud por las palabras que aquí dejas en torno a la bitácora y la calidad que la adorna con la presencia de Ana, la de otros autores y la tuya misma. Con un abrazo.
      Salud

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  6. Querido Arturo:

    Agradezco mucho tu paso por Lucernarios para detenerte a leer la semblanza que tan amablemente ha hecho Julio González Alonso de mi obra. La verdad es que un poeta no es nadie sin lectores. El ciclo de la poesía se completa cuando cada poema escrito por el autor, en este caso autora, es leído por lectores inteligentes y capaces de apreciar los distintos matices.

    Me siento muy feliz por tenerte como lector y como amigo en esta blogosfera que nos une a todos con sus redes tentaculares.

    Aunque aún no hayas encontrado un nombre para definir mi poesía lo importante es que la leas y encuentres mundos interesantes y nuevas propuestas en ella.

    Un abrazo
    y gracias infinitas por tu mirada a mi obra
    Ana

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  7. Querido Julio:
    Pese a que te he leído en manifestaciones poéticas, a través de comentarios siempre profundos y llenos de conocimiento, estimo ésta es la primera vez que te leo en la faceta de presentador del trabajo de otra persona.

    Has logrado cautivarme con tu discurso a plenitud. Independientemente del cariño que ostentas para con Ana Muela Sopeña, está el aseado estilo narrativo, perfectamente documentado y explícito.

    Deseo manifestar públicamente que comienza a quedarte chico el formato de exposición-comentario, pues el distinguido público que te sigue, le ha dado un toque de elegancia y excelsitud al momento de explayar sus ideas. Bien vale la pena te inventes un formato de co-participación, que siembre una semilla y una visión diferente a la que prevalece en este tipo de cuadernos o blogs personales.

    Te reconozco, y por tu conducto, les reconozco el sello tan particular que han impreso a su trabajo, porque es menester apuntarlo, han logrado un armonioso trabajo de equipo y armonía digno de ser señalado.

    Como siempre, vuela mi respeto y consideración a tan noble y bella tarea:
    Arturo

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    • Amigo Arturo:

      Cuando tienes algo que contar no parece lo más difícil hacerlo, como bien sabes. Es el caso de hablar de Ana M. Sopeña. Por lo que se refiere a la calidad de los comentarios que vais dejando en este rincón de Lucernarios a la vista está el nivel, gracia y respeto de cada uno de ellos; de modo que, como bien apuntas y a mí me hace feliz, los mismos comentarios cobran el verdadero protagonismo de la publicación, porque son los que dan vida a cada propuesta, poema o pequeño artículo, que yo voy dejando y que imagino como toque de campana que llama a concejo abierto (reuniones públicas en las plazas de los pueblos) y lugar de encuentro y expresión. Pero ni acierto a imaginar otro formato, salvo el foro, pero es otra cosa, ni me parece que por ahora las personas que aquí, además de leer, comentan, lo encuentren oportuno. Sí he pensado en utilizar algunos de los comentarios como artículos para publicarlos en otra página que crearía al efecto. Pero es algo que no tengo muy claro. Gracias, de todos modos, por lo que tu propuesta encierra de positivo y estimulante. Con un abrazo.
      Salud

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  8. Para Ana Muela Sopeña, con la autorización gentil de Julio González Alonso:

    Desde que tengo el honor y alegría de conocerte, me considero un ser privilegiado.
    Pese a que Julio, atinada y prolíficamente ha mencionado un centenar de cosas que no sabía de ti, deseo manifestarte que me invade un sentimiento de ya conocerte, aunque no lo supiera.
    ¿Extraña aseveración? No, honestamente considero que no. La razón es muy simple: Eres mujer universal que te regalas toda, ya fuere por convicción o por amor, diría que lo haces por propia naturaleza.

    Que tu vida quedó marcada por un evento trascendente y crucial, es imposible de soslayar. Sin embargo, como dice Julio, iniciaste una loca y febril actividad poética que dura hasta hoy. Dios es maravilloso y te dotó entonces de una de las cualidades más maravillosas: “La elocuencia”. ¿Recuerdas que alguna vez te dije que era imprescindible darle un nombre a tu poesía? Hasta la fecha sigo buscando el término correcto, preciso, congruente y contundente a tu búsqueda frenética por descubrir los filones de la verdad, de la esencia de la condición humana, de la trascendencia de cada objeto, acto, misterio que distinguen tu paso por la vida.

    Finalmente, soy sincero al manifestar que es la primera vez que leo la posible diferencia entre las manifestaciones poéticas entre hombre y mujeres, lo cual, contigo, se diluye como insubstancial ante la magnificencia y calidad de tu propuesta poética.

    Vaya para ti mi más profundo respeto, admiración y solidaridad con tu quehacer de mujer poetisa, que bien le hacen falta a la humanidad personas tan capaces, tan comprometidas y tan llenas de virtuosismo.

    Arturo Juárez Muñoz

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  9. Mario:

    Es una alegría verte aquí, en Lucernarios, regalándome generosamente tus palabras. Fue un placer conocerte en Bilbao, en Noches poéticas. Espero que en otra ocasión podamos vernos y charlar un poco más.

    Me agrada que esta manera mía de escribir te guste.

    Te agradezco mucho tu tiempo, tu lectura, tu atención, amigo poeta.

    Un abrazo grande
    Ana

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  10. Ío, muchas gracias por brindarme aquí tus palabras. Que sepas que yo también te leo con placer y te admiro. Es curioso, muchas personas me dicen que pasan por mi laberinto, que me leen y que prefieren no dejar comentarios para no romper la magia. Puede ser que mi poesía no busca el aplauso sino el silencio, la reflexión, el sentimiento y complicidad del lector.

    Un abrazo, amiga
    Ana

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  11. Hola, Ana.
    Me acuso, en primer lugar, de no entrar cuanto debiera en este formidable sitio de nuestro común amigo, Julio.

    Es por eso que ignoraba la presencia de tu obra aquí. Obra en la que algunos de los poemas publicados
    me resultan conocidos (lo que significa que me gustaron cuando los leí, como me gusta todo lo que escribes); otros, sin embargo, no creo haberlos leído, cosa que hago ahora con sumo gusto para recrearme en tu buen hacer poético de siempre. Me alegra verte en Lucernarios, tu poesía lo merece y ojalá Julio siga prodigándose en publicar otros autores, y si es posible, mujeres.

    Porque hay quien dice que apenas hay diferencia hoy en día entre lo escrito por hombres o por mujeres.
    Yo opino que sí.
    No hay más que leer tus escritos para comprobar ese plus extra de sensibilidad que aportas a tus poemas. Además, tienes una voz personal y unos conocimientos sobre ciertas materias, como pueden ser la Astrología o la Mitología, que aplicados a unos versos bien trabajados, cálidos, profundos y con una dosis de mágico misterio, hacen que su lectura se convierta en una auténtica delicia.

    En fin, que es un placer compartir con una poeta de tu talla, compañera, y que me alegró mucho conocerte en persona. A ver si hay una próxima vez.

    Abrazos.

    Mario.

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  12. Querido Julio:

    Te agradezco profundamente esta semblanza que has hecho de mi obra y la publicación de estos diez poemas. Estar aquí, en tu cuaderno de bitácora, Lucernarios, es una alegría y un honor para mí.

    Ser la primera mujer en tu lista de autores me hace muy feliz. Esperemos que luego traigas a más autoras de tu agrado.

    Amigo poeta, un millón de gracias por esta oportunidad que me brindas.

    Te dejo un gran abrazo desde la poesía y la amistad
    Ana

    Le gusta a 1 persona

    • Amiga Ana:

      Nada me debes; antes bien, soy yo quien está agradecido y contento de poder contar con una pequeña muestra de tu obra en Lucernarios. Es un pequeño tesoro puesto al alcance de quien lo quiera disfrutar.

      Es verdad que eres la primera mujer en esta corta lista, todavía, de autores. Como no busco ser políticamente correcto, voy eligiendo con pausa y después de estar convencido, a las personas que considero que reúnen las características exigibles a un buen autor. Hasta ahora, eres la única mujer dedicada a la poesía que me ha convencido con su trabajo; debo confesar que hay otras poetisas y otros poetas que me llaman poderosamente la atención y a los que pediré permiso para ser publicados. El resultado final de la lista no me importa lo más mínimo, sea que quede formada por más mujeres que hombres o viceversa; lo importante es la poesía.

      Con un abrazo y las gracias, nuevamente, por acercarte a este rincón literario en torno, principalmente, a la poesía.
      Salud.

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  13. Tiempo hace que comencé a leer a Ana, primero en silencio, porque temía muchas veces hacer ruido y romper un poco la magia.
    Llegó un día que me atreví a hacerle un comentario, me fue necesario hacer partícipe a la poeta de mi pensamiento, de lo que el suyo me había hecho soñar.
    Y siempre es así, la poesía de Ana va más allá, puedo decir que la siento muy cercana, que me gusta mucho leerla y dejarme atrapar por el hechizo de sus preciosos y magníficos versos.

    Leerla tan sólo una vez es imposible.

    Leedla

    Gracias y saludos, Julio

    Ío

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    • Gracias a ti, Ío. Ana, seguro, estará feliz con tus palabras, en todo amables, elogiosas y pienso que justas. La colaboración en el cuaderno de tu nombre, el de la doncella de Argos seducida por Zeus y que da nombre a un satélite próximo a Júpiter, es un reconocimiento por tu parte a la labor de Ana tal y como aquí escribes. Ahora, por suerte para quienes también se acercan a leer a Lucernarios, también la tenemos aquí.
      Salud

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