Pregón de las fiestas del Cristo de La Pola de Gordón, 2016
Detrás de todo pregón hay siempre un pregonero; en este caso y ocasión feliz me cupo la suerte de ser yo mismo quien tuviera la oportunidad de dirigirme a mis paisanos con motivo de la celebración de las fiestas tradicionales del Cristo. Fiestas vividas desde guaje en lo que fueron las eras, con templetes de madera para orquestas grandes de 25 o 30 músicos, con caballitos, carreras de sacos, carrera de «rosca«, de cintas a caballo, campeonatos de bolos leoneses y mucha emoción, infantil primero, adolescente poco después, cuando ibas a sacar a bailar a las chicas. Entonces ellas bailaban en parejas y en parejas íbamos los chicos para invitarlas a compartir baile. Si había suerte, te decían que sí, y si había más suerte te tocaba la que más te gustaba.
Este año, invitado por la Comisión de Fiestas a través de Yayo García y su Presidente, Carlos Lareu, compartí escenario con el Presidente de la Junta Vecinal, el alcalde Fco. Castañón, el mismo Carlos y las damas y reina de las fiestas. La misión que se me encomendó, como pregonero, fue -como es lógico- la de pregonar las fiestas y darlas por inauguradas. Y el resultado fue muy grato y exitoso, tanto por la parte de la aceptación del pregón y las felicitaciones como por la de consumición de «bollus preñaos«, que se agotaron, acompañados de buena sidra.
Por mi parte, nada más que manifestar la felicidad de ser tan bien acogido en mi pueblo para esta ocasión y la alegría por el éxito de unas fiestas bien planificadas a las que se ha dedicado mucho trabajo.
Y lo que sigue, es el texto del pregón, que también puede leer en los foros de la Comarca de Gordón: Pregón del Cristo de La Pola, 2016
Pregón 2016.- La Pola de Gordón.- Fiestas del Cristo, 9 de septiembre.
Julio González Alonso
¡Gordonesas y gordoneses de la villa de La Pola, amigos visitantes, Comisión de Fiestas, Reina y Damas de Honor, Autoridades! Con el honor y el agradecimiento de haber recibido vuestro encargo de pregonar las fiestas del Cristo, ante vosotros, aquí reunidos, proclamo que la alegría festiva que nos convoca es también la mejor ocasión de estar unidos, y desde la misma unidad de la fiesta saber afrontar, también, los desafíos y problemas que nos afectan.
Los últimos tiempos corren con serias preocupaciones para el Concejo ante las dificultades de la minería y el cierre de las explotaciones que durante más de cien años aportaron la riqueza del carbón y los puestos de trabajo que fueron sustento de muchas de nuestras familias. Tierras que fueron, éstas nuestras, no sólo de la minería, sino también de la ganadería y la trashumancia que en Beberino guarda recuerdo con los restos de la Ropería de Guadalupe y que nos habla de aquellas estancias en tierras extremeñas de los rebaños que atravesaban cordales y cañadas hasta los pastos de invierno; ganadería que sufriría su crisis y progresiva desaparición de nuestra actividad económica convirtiendo en recuerdo aquel saludo acuñado en las famosas ferias de ganado celebradas en la villa: “¡Hasta el jueves, en La Pola!”
Pero nunca hubo una época fácil y sin problemas; ni tampoco ha habido problema que las gentes gordonesas , dando la cara, no supieran hacer frente y superar. No venimos de ayer. La tierra gordonesa está curtida y bregada en años e historia que hunde su memoria en los rastros prehistóricos del hacha calcolítica del collado de Aralla o los utensilios de hierro y cerámicas de la II Edad del Hierro en Geras; desde la época prerromana nuestros antepasados se asentaron en despoblados como el Castro de la Moita y luego en otros como Villardefrades, Villarín, Sames, Conforceo, Santa Cruz, Santa Marta, Pedrosillo, Alceo o Uragos. Las legiones romanas abrieron paso por nuestras tierras en la calzada que nos deja un miliario anepigráfico en el Collado de San Antón, y en la ermita de San Lorenzo, cerca de La Vid, se conserva un ara romana. Pasado histórico que continuará su andadura dentro del Reino de León, apareciendo ya en el siglo IX documentada nuestra tierra con el título jurídico y político de “honor de Gordón”. Ahí tenemos el emplazamiento del castillo roquedo de Gordón en Los Barrios, posiblemente fortaleza de origen visigótico, en torno al cual se configurará el Concejo gordonés. Nuestro baluarte, famoso en la dura resistencia frente a los ejércitos de Almanzor, dio origen a la leyenda que luce en nuestro escudo: “Mas pero a Gordón non lo prisó”.
La historia nos da muestras sobradas del coraje de nuestras gentes y la capacidad de adaptación a los tiempos que les tocó vivir en cada momento. De esa historia, transmitida en gran parte por la tradición oral, nos llegan hermosas leyendas en las que se superponen creencias y tradiciones, una forma mágica de explicar el mundo y que nos descubre y explica a nosotros mismos.
Recorridos por el río Bernesga, columna vertebral de agua del Concejo junto al río Casares y otros arroyos; desde la mirada atenta del soberbio Fontañán y el impresionante pico del Cueto, alzado a su cumbre calcárea que acoge la cueva atribuida al eremita San Mateo; a resguardo de los pinares y el roquedo de Los Llanos, la villa de La Pola recoge el testigo y asume la responsabilidad de la capitalidad de todo el Concejo y las leyendas que lo pueblan, habitadas y protagonizadas por las janas de los arroyos y las fuentes de aguas claras, por tesoros de pollos de oro nacidos en los hornos de la griega u hornos de la “briga”, según el vocablo de origen celta que les da nombre a las explotaciones de los metales, por dragones o cuélebres como el de La Gotera, leyendas como la de la molinera de la cueva de La Cardosa donde no deja de sonar de manera incesante la “tarabica del molín” o la de la hermosa odalisca encantada de la sima del castillo de Los Barrios que nos regala una perla de su collar cada noche de San Juan de luna llena en las aguas que manan aledañas a la ladera sobre la que se alza la fortaleza, esperando al apuesto joven y enamorado gordonés que la libere de su encantamiento.
No fueron pocos los viajeros que se enamoraron de estos paisajes y sus cielos y que lo dejaron dicho por escrito, como en el siglo XVIII lo hiciera el insigne Gaspar de Jovellanos. Y tampoco resultaron escasas las familias que unieron sus apellidos a estas tierras de hidalgos como lo fueran los Álvarez Quiñones, tal vez ascendientes del célebre caballero protagonista del desafío del “Paso honroso”.
Otros muchos ilustres personajes de reconocido prestigio y probado valor ameritan la historia de un pasado más reciente, como sin duda lo fueran –desde ámbitos tan dispares como la religión y la medicina- el Cardenal Aguirre o el doctor Julián Álvarez Miranda. Incluso, de manera más modesta pero no menos singular y relevante, tenemos los nombres del escritor Eduardo Álvarez, “el Gameu”, apelativo que toma de una de sus novelas, que él llamó histórica, titulada “Aventuras de Gameu. Por mar y tierra” y también el del poeta y dramaturgo Manuel García Brugos, fallecido lejos de La Pola, en el Mar del Plata, Argentina, en 1981, ambos con sendas calles en La Pola a las que dan nombre con la memoria de sus obras que, por desgracia, no figuran entre las registradas en la Biblioteca Municipal Antonio Gamoneda y para las que me atrevo a pedir una reedición actualizada que, a buen seguro, hará las delicias de nuestros paisanos.
Pero, con ser importante, la vida de un pueblo no la hacen sólo sus figuras señeras más significadas; es más, para que estas personas hayan podido aportar su valioso trabajo a la cultura y la historia fue necesario otro trabajo más esforzado, diario y anónimo de las gentes y familias gordonesas que construyeron y organizaron su presente y pusieron los cimientos de las generaciones que las siguieron, con abnegación, confianza e ilusión por mejorar las condiciones de vida heredadas sin traicionar sus costumbres. Ellos tendieron los puentes y pusieron piedra a piedra el firme del camino por el que transitarían los pasos hacia una forma de vida mejor. Ellos supieron reunirse en torno a sus creencias y sus sueños e ilusiones, bailar en las verbenas celebradas en las antiguas Eras o en el Arenal, celebrar con satisfacción unas fiestas que eran sana competición en los antiguos juegos de los bolos, las carreras pedestres de “la rosca” o las de las cintas sobre sus caballos; ganaderos, agricultores, mineros, que son ejemplo de abnegación, que creyeron en el valor de la educación y la formación de los jóvenes para hacer escuelas y que no escatimaron esfuerzos y trabajos para hacer de La Pola un lugar mejor en el que vivir y a los que debemos respeto y reconocimiento.
Desde el convencimiento de que el futuro está en nuestras manos, os animo a mirar con optimismo a nuestro alrededor y nuestro entorno, un entorno privilegiado que ha resistido las hondas heridas de las explotaciones mineras, el paso del tren de alta velocidad, el gasoducto y los tendidos de alta tensión, para ser reconocido como parte integral de la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga. Una vez más, nuestra tierra viene en nuestra ayuda con su riqueza paisajística y de recursos naturales para señalarnos soluciones de desarrollo sostenido que haga más larga y armoniosa con su medio ambiente la vida de las generaciones que nos sigan. Una voz alta y clara que, sin duda, no desoiremos ni echaremos en el vacío, y unas posibilidades que junto a las instituciones municipales, provinciales y autonómicas, deberán ser estudiadas, exploradas y desarrolladas en un programa ambicioso y bien planificado.
En el día de hoy que inauguramos las fiestas tradicionales del Cristo, desde la alegría y la unidad quiero mostraros, una vez más, mi absoluta confianza en un futuro mejor, seguramente muy diferente, en el que vivir y convivir al amparo de esta geografía mítica y hermosa que nos abraza. Aprovechando la circunstancia de la fiesta, tampoco estará de más –seamos creyentes o no- pedirle un poco de ayuda al Santo Cristo que celebramos para que acoja en sus brazos abiertos con generosidad nuestro homenaje y nuestras inquietudes y preocupaciones. Por nuestra parte, podemos asegurarle que no ha de faltar la voluntad y el coraje de todos y cada uno de los gordoneses en la empresa.
Y así ha de ser también –no lo dudéis- por parte de quienes en su día tuvimos que salir a buscar vida y trabajo en otras tierras, pero que –como a buen seguro algunos ya conoceréis- no dejamos de darnos cita y reunirnos un sábado de cada mes de agosto junto con muchos de los que aquí seguís peleando. Aquellos que nos atrevemos a llamarnos los “Jóvenes Gordoneses de los 60” os ofrecemos nuestro ánimo y apoyo incondicional para cuantas iniciativas sean puestas en marcha a favor del futuro de La Pola de Gordón, sus pueblos y sus gentes.
Celebremos, pues, nuestras fiestas en paz y alegría. Y si algo o mucho echáis en falta en este pregón, no lo atribuyáis a ninguna torcida voluntad o intención, y echad la culpa de ello a la demasiada edad y demasiada poca memoria del pregonero que, de corazón, os llama a compartir junto a los bienvenidos visitantes que nos acompañen, estos festivos últimos días del verano con la promesa de una nueva cita el año que viene.
¡Vivan Gordón y sus gentes! ¡Viva La Pola! ¡Vivan las fiestas del Cristo!
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