Ricote, el sendero morisco y la huerta (Murcia)

RICOTE
-Murcia-
Mes de febrero de 2019

En la autovía de Murcia a Albacete encontramos el desvío al valle de Ricote. El pueblo agrupa su caserío en torno a la iglesia y pegado a su famosa huerta. Para llegar a esa huerta nos tomamos un buen paseo buscando el sendero morisco que sale de Ricote y vuelve a Ricote por una ruta circular que rodea la Sierra Umbría con buenas vistas al río Segura y el embalse de regulación del trasvase Tajo-Segura.

Desde el centro del pueblo y por detrás de la iglesia arranca la pista ascendente que va dejando a la derecha la vista del castillo roquero del pueblo. El ascenso es suave. El caso es que para encontrar su inicio hay que tener suerte con los lugareños, ya que o lo desconocen o saben muy poco de por dónde iniciarlo; en nuestro caso nos enviaron a la entrada el pueblo y lo que llaman campo de fútbol, una explanada elevada más allá del canal del trasvase que conserva restos de lo que pudieron ser pistas de baloncesto o balonmano. El caso es que desde allí se inicia una pista que va a enlazar con la que sale de detrás de la iglesia. Si quieres andar, vale; si no, es una pérdida de tiempo hacer este recorrido que transcurre por el cauce seco de un canal.

Pero supongamos que ya has salido de su inicio en el entorno de la iglesia y hecho el primer tramo de ascensión moderada. La duda surgirá en el primer cruce desde el que a la derecha seguimos divisando el castillo y en el que hay una pequeña zona de recreo. A la derecha continúa una pista amplia que pasa por encima de un puente y nos conduciría en un prolongado descenso hacia el valle del Segura. Nuestro camino, el que se corresponde con el sendero morisco, arrancará hacia la izquierda y tiene un trazado ascendente hasta alcanzar la altura de un mirador hacia el Segura y el embalse. La vista es hermosa, llena de contrastes. La vegetación se reparte entre el romero, los espartos en la cara sur y la albaida con sus florecillas menudas y amarillas. Se inicia un suave descenso hasta que el sendero da en una pista amplia aledaña a otra zona de recreo y expansión entre arbolado, amplia y preparada para el acceso de vehículos. Siempre caminando hacia la izquierda atravesaremos por la cara sur de la sierra una buena masa forestal de pino carrasco de gran envergadura. En un momento determinado hay que cruzar la carretera que conduce a Ricote y alcanzar la cota máxima del recorrido de unos 400 metros de altura, con un mirador a la huerta de la localidad, tal vez lo más espectacular y sugerente del recorrido. En un descenso muy abrupto por una pista de cemento acanalado, imagino que para el desagüe en caso de lluvia, alcanzamos la huerta de Ricote para atravesarla y llegar al pueblo. Un recorrido laberíntico, pero bien señalizado para no perderse entre las parcelas.

El lugar de la huerta hace justicia a la fama de Ricote ya que, junto a su contemplación, los aromas variados, suaves y frescos de naranjos y azahar, mandarinos, olivos, almendros en flor, higueras y otros árboles que la pueblan, te envuelven y despiertan los sentidos. Puedo decir que es la primera vez en mi vida, ya bien poblada de años, que pude vivir  la sensación de los olores naturales de la huerta y el frescor del agua. Algo que me recordó algunos cuentos como los de Las mil y una noches y las descripciones tan sensuales de patios y jardines en los que sueñas sumergirte alguna vez. La huerta de Ricote es eso, un sueño hecho realidad y escrito sobre el suelo, la tierra y el agua.

Abandonada la huerta y tras los ocho kilómetros y medio recorridos en unas dos horas y media de andar, probamos suerte para comer en el Restaurante El Sordo. Espacio y ambiente confortables, con una iluminación cuidada, servicio a la carta y amabilidad en el trato. Sobre la mesa, el hambre fue dando cuenta del chato murciano y del cordero a la parrilla, el conejo frito, el sordito o el faisán, aunque yo destacaría la preparación del ceviche de atún, el salmón con guacamole y la albóndiga de Asurbanipal, según la receta persa de hace tres mil años. El precio puede considerarse medio, con tapas en torno a los 4 euros  y platos entre los 12 y los 15 euros. Un buen final gastronómico para la visita a Ricote, su exquisita huerta y el recorrido del sendero morisco.

González Alonso

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