Amanece en el aeropuerto de Thera (Santorini). Un poco después arribaremos al puerto sin encanto, funcional, de Athinios, hundido en los acantilados que cierran la caldera del volcán. La temperatura agradable del amanecer se va convirtiendo en calor. Los pueblos resplandecen como azúcar o nieve en lo alto de los acantilados. Llega el barco. Al modo de Odiseo, el Ulises de la guerra de Troya en su retorno a Ítaca, los vientos y los dioses alejaron la nave de su destino a Amorgós para ir a dar a las costas de Pano Koufonissi. La paciencia que inspira la filosofía del alma griega sirve al caso de esperar otro barco a la buena sombra de la terraza un poco elevada del bar a pie de embarcadero y todo el color del Egeo ante la vista, el mejor momento para despachar con calma una comida griega seguida del café y sus posos.
La tarde se abate sobre Amorgós en el momento en que los colores mediterráneos del Egeo se desperezan con tonos rojizos y anaranjados en las laderas de los escarpados montes de la isla, salpicados de matorrales y paseados por las cabras a lo largo del litoral desde Katápola a Aegiali. Aegiali aparece al fondo de una bahía con playa cerrada por la prolongación rocosa que rompe el perfil del mar por el oeste, en el momento en que el crepúsculo envuelve el paisaje con tonos cárdenos y el mar se vuelve opalino. La anécdota de la victoria española ante los italianos en el campeonato europeo de fútbol, seguida a través de las pantallas de televisión en las terrazas de Aegilai, pone el punto de emoción al día y la noche se abre, larga, para dormir en el silencio de este rincón de Amorgós.
De aquí en adelante, cada vez más, no puedes quitarte de la cabeza la similitud del paisaje y las construcciones con Almería. La extensa belleza mediterránea de las islas Cícladas encuentra su reflejo en la imagen de las costas almerienses. También los molinos de viento vienen a sumar su magnetismo al imaginario quijotesco español de estos contornos, con todo cuanto pueda suponer de coincidencias compartidas en lo referido a temperamento, cultura, y parece que también el destino de ambos pueblos.
Langada y Tholaria, dos pueblecitos a escasos tres kilómetros de Aegiali, blancos, encabalgados a los montes que cierran la bahía, bien conservados, limpios, son ocasión de paseo sosegado por entre el laberinto de sus callejuelas y plazoletas. Gentes amables, cordiales, que soportan sin cansancio la curiosidad de las preguntas y las fotos de sus turistas.
El monasterio de Hosoviotissa se encuentra a unos 15 km de Aegiali y casi la misma distancia de Katápola, encaramado en lo alto y construído sobre la pared de un farallón impresionante que se desploma sobre el mar, mira al este con su fachada blanca salpicada de ventanitas. Chora u Hora, capital de la isla, se encuentra dominada por los restos de una fortificación alzada sobre el enorme roquedo que se eleva en la mitad del pueblo y del que se enseñorea el viento con bastante fuerza. Desde su altura se ofrece el regalo de una vista espectacular del lugar y los hasta doce molinos desmochados sobre el altozano colindante.
Al sur de Amorgós, resistiendo los aires del mar, se encuentra el entorno de la pequeña y estrecha playa de Paradisia. En Katápola, puerto principal de la isla, pueden observarse huellas de la cultura minoica en forma de viviendas que conforman un poblado reconstruido en lo alto de un monte próximo, y las calles, hoteles y establecimientos del pueblo guardan memoria en forma de nombres de la cultura cretense.
Amanece temprano. A las seis de la mañana clarea el día de camino hacia Katápola. El robusto skopelitis se hace a la mar para cubrir los 20 km que separan Amorgós de Koufunissi en una travesía apacible con la suave brisa acompañando el ruido de los motores sobre un Egeo tranquilo y desperezándose a un día de hermoso verano. Desde Pano Koufonissi podemos ver, al frente, la isla de Jeros; al este, la silueta de Santorini o Thera difuminada por la bruma, y al oeste la isla más pequeña de Kato Koufonissi que oculta la vista de Shinousia e Iraklia, y poco más al oeste, la gran isla de Naxos. El mediodía entra con un ligero sopor que invita al baño en la playa, comida suave a base de pescados frescos y la imprescindible ensalada griega con abundante queso de cabra, tomate, pepino, aceitunas, cebolla roja, especias y alcaparras .
La amplia bahía de Pori se alcanza en unos 45 minutos tras un breve paseo bordeando la costa. Santorini, al fondo entre la neblina, junto con Keros justo enfrente, cierran la vista de este paraje con larga playa de arenas doradas y finas y aguas limpias de azules, verde turquesa y el blanco de la espuma de las olas si el viento riza el mar. Un estrecho istmo al fondo de la bahía da paso al mar abierto de simas y barrancos y la vista próxima de Naxos.
Las ganas de disfrutar de un día soleado y tranquilo lleva a un barco repleto de gente joven y mochilas a partir de Hora hacia la otra pequeña isla de Kato Koufonissi. El piloto se entretiene sorprendiendo a los viajeros haciendo pasar su barco por la costa este del pequeño islote de Glaronissi, entre acantilados formando cuevas que baten las olas y los peñascos que emergen a poca distancia dejando estrechos pasos que afronta la embarcación de forma bamboleante.
El barco toca, finalmente, en la playa de Nero. Se trata de una vaguada con agua de pozo, tarahíses o una clase de tamarindos dando algo de sombra, ecos de lo que fue el espíritu hippie en una pequeña acampada y las cabras merodeando por el lugar buscando con descaro algo de comida. A mediodía es duro por el calor y lo polvoriento y seco del suelo. Pero al atardecer y la noche esta playa de arenas negras se convierte en un lugar magnífico.
El paseo a pie costeando la isla desde Nero a Panagia es atractivo y confortable, con una corta pero dura ascensión inicial hasta alcanzar lo alto de los rompientes y discurriendo por campos de cultivo abandonados o trabajados, y con las cabras siempre a la vista por todos lados. En mitad de este paseo puede surgir la ocasión de un baño en la amplia playa de Detis o en la misma Panagia, a pie de puerto o en las inmediaciones.
En el pequeño puerto de Panagia, en Kato Koufonissi, se encuentra la taberna, la única de la isla, local singular, tienda de pareos y sombreros y restaurante de cocina tradicional, excelente pan cocido en el horno de la casa, platos a base de pescados muy frescos recién sacados del entorno de la isla, de verduras y estofados con el punto justo y equilibrado de especias y, para terminar, un postre de la casa a base de pan y miel en una especie de torrija exquisita. Un raki o un café griego pueden cerrar la sobremesa en la sombreada terraza sobre la que se encuentra el comedor de la taberna. Aquí, como en otros establecimientos, hay que ir a la cocina para elegir los platos. Forma original y práctica de resolver el problema de la carta.
Julio G. Alonso
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Restaurantes, tabernas y hoteles. No son los únicos y los hay iguales o mejores; pero los que siguen creo que merecen la pena:
Aegiali(Amorgós).-
Comidas: 1.- Tolimani, detrás de la iglesia del puerto, al lado del punto de venta de billetes de barco y al lado del hotel Apollon. 2.- Frou Frou, buenos desayunos en la terraza sombreada sobre la calle en cuesta que tiene vistas al mar y al pequeño molino de viento en el puerto. 3.- Korelli, en el mismo centro ofrece desde pizzas a platos griegos bien elaborados con una buena relación entre la calidad y el precio.
Hoteles.- Hay varios bien situados frente a la bahía en el mismo pueblo. El Hotel Apollon es uno de ellos y dsipone de dos pequeños apartamentos de una sola habitación en la terraza, que son estupendos.
Pano Koufonissi y Kato Koufonissi.- En la isla mayor, Pano Koufonissi, que es la que tiene la oferta turística de alojamientos y el puerto, además de la taberna del embarcadero, con amplia terraza sombreada y buena para comer platos sencillos como calamares, pulpo, croquetas, peces pequeños, ensalada griega y otros, se pueden encontrar locales muy adecuados a lo largo de su calle principal, sin miedo a equivocarse. El Hotel Poseidón, al extremo del pueblo, después de atravesar la playa, ofrece un lugar privilegiado por sus vistas al estar literalmente al borde del mar.
En Kato Koufonissi, la isla menor, dispones de una excelente taberna en el mismo puerto en la que elaboran platos tradicionales muy bien aderezados y tienen un postre casero magnífico. El lugar, el ambiente y el trato, así como los precios, son estupendos.
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Ningún problema por aceptar tu comentario. Es posible que tengas razón y el tema, dada la situación económica actual, haga pensar algo. No estaría mal eso y que se encontraran soluciones.
Salud.
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Gracias por cada uno de tus cumplidos y espero que a tu vuelta sigas encontrando cosas interesantes.
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Con mi agradecimiento sincero por tus palabras.
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Julio, da gusto la minucia con la que desgranas tu viaje para quienes no conocemos la zona, la verdad que con tus indicaciones se puede ir a Grecia y no errar en la selección del restaurante, el pueblo, la playa, el rincón recoleto, la calle típica…
Gracias por este compartir lugares tan bellos de tan bella manera.
daniela
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Gracias, Daniela. No puedo pretender hacer una guía turística de cada viaje, pero sí contarlo del mejor modo posible, y si esto sirve a alguien para animarse a la aventura de conocer o reconocer, como fue mi caso en esta ocasión, un lugar, ciudad o país, mejor que mejor. Por mucho que te cuenten y muchas guías que leas, al final el viaje es tuyo y cada experiencia es distinta. Otra vez gracias.
Salud.
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