Bariloche y El Bolsón (14, 15, 16 de noviembre de 2013)

El viaje desde Villa La Angostura hacia Bariloche arranca con lluvia y poco a poco va cambiando, sucediéndose los claros y las nubes, la bruma y el camino despejado. Los contrastes de paisajes resultan abrumadores en el contraste de la espesura de los bosques a los espacios más abiertos y de montañas sin arbolado en las que domina el monte bajo. Puede avistarse ganado vacuno y caballar. Los ríos son caudalosos; uno de ellos alimenta un mar interior en forma de presa hidráulica. Tomando el desvío hacia El Bolsón y Bariloche se cruza a través de un puente este inmenso lago artificial en el país de los inmensos lagos naturales. El paisaje continúa acompañado por la extensión de los distintos ramales del embalse. Poco a poco las cumbres se oscurecen con sus nieves en lo más alto hasta llegar a un valle y encrucijada de ensueño que recibe el sobrenombre de Valle Encantado. Las aguas remansadas dejan reflejar las montañas erosionadas de formas caprichosas. El verdor inunda las riberas y los árboles se arremolinan hasta entrar en las aguas.

Al acercarse a Bariloche aparece de nuevo el mítico lago Nahuel Huapi. En la carretera nos cruzamos con una carrera de coches deportivos de época. Llueve y deja de llover, asoma el sol y vuelve esconderse jugando con el día. La carretera despide vapor y forma una neblina que a veces se convierte en niebla densa; desparece tal y como aparece y todo el trayecto, una vez dejado el desvío y entrada a Bariloche, se encajona entre árboles, retama cerrada de flores de intenso amarillo sin perder de vista el agua del lago a nuestra derecha.

La llegada a El Bolsón, ya de atardecida, está acompañada de un buen tiempo que promete no abandonarnos.

Desde El Bolsón, por una pista de tierra, se inicia la subida al Bosque Tallado. Unos veinte minutos de coche para llegar a un lugar de aparcamiento y tomar una pista que se hace sendero estrecho y empinado para salvar cuatrocientos metros de desnivel en un kilómetro y medio; un duro recorrido que llevará unos cuarenta y cinco minutos.

El llamado Bosque Tallado es la respuesta de una asociación civil de El Bolsón ante un incendio provocado que acabó con gran parte de este bosque de altura. Periódicamente desde aproximadamente 1998, se reúnen artistas durante unas cuantas jornadas y tallan sus esculturas en los troncos de los árboles quemados. Existen unas normas y un protocolo para llevar a cabo estos trabajos. El resultado es un entorno bello dentro del panorama desolador del incendio, surgiendo esculturas aquí y allá en medio de un bosque que inicia su lenta recuperación.

Desde esta altura, con las paredes verticales de la montaña a la espalda en donde hay un refugio de montaña y se puede pisar la nieve, se divisa El Bolsón al fondo del valle y, cerrando la vista de izquierda a derecha, la cordillera traza una línea contínua de cumbres nevadas formando un semicírculo, lo que le da al amplio valle de la población y su entrono una profundidad mayor en la que destaca el verde de todo su arbolado y de los campos. El espectáculo es muy bello e invita a la contemplación. Siempre hay un motivo para la sorpresa, aunque cada vez –a medida que avanza el viaje a través de esta América austral inmensa- parezca más difícil.

Bariloche, al otro extremo del lago Nahual Huapi, no es para tanto como se acostumbra a decir. No lo es como pueblo, aunque sí resulta deslumbrante su entorno, la nieve y el lago, cuyos atractivos justifican el éxito turístico del lugar.

Hoy ha resultado ser un día más veraniego que primaveral. Se adivina otro paisaje menos sugerente cuando la nieve desaparezca del todo en pleno verano. La catedral, sin terminar de construir, contiene un conjunto de vitrales bien acabados. Uno de estas vidrieras, dedicada al controvertido general Julio A. Roca se encuentra ubicada en la entrada lateral derecha del templo; también hay una estatua ecuestre del mismo general en la Plaza Cívica que llenaron de pintura, escritos y manchones personas críticas con la figura histórica de este personaje. Según parece, fue el responsable de una terrible matanza de indios mapuches en el proceso de integración de estas tierras a la Argentina tras el proceso de independencia de España.

Historias a un lado, yo no dejo de ver una tierra hermosa que habitan gentes cordiales y hospitalarias. La misma tierra es una llamada al entendimiento y la justicia. Hágase.

Julio Glez. Alonso

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