TURQUÍA: Éfeso y Kusadasi

Turquía:
Éfeso por Kusadasi (2019)

El barco arriba a la costa turca. La vista se abre a Kusadasi y su amplia bahía. A un lado destaca un grupo de casas iluminadas de varios colores descolgándose por la colina. Kusadasi, limpio, bien urbanizado, con su plaza de castillo o fortaleza, es una ciudad comercial volcada en los productos turísticos. Todo el centro urbano es un enorme bazar; comercios, tiendas y restaurantes preparados para acoger a los innumerables turistas llegados por mar o por tierra desde otros destinos. Kusadasi es la puerta que abre paso a la mítica ciudad de Éfeso.

Éfeso se encuentra a unos 19 kilómetros de Kusadasi. Se remontan las montañas litorales y te adentras hacia el emplazamiento de la ciudad antigua a través de una extensa y uniforme llanura. El paisaje es verde, salpicado de fronda y bosques. Un entorno de innegable belleza.

La primera sorpresa surge cuando sabes que esa ancha llanura sin cultivar fue antes un espacio dominado por el mar y las olas del Egeo. Los terremotos y el arrastre fluvial colmataron la amplia bahía y el mar se retiró; el carácter salino de esta plataforma que llega hasta Éfeso hace imposible su cultivo.

Los restos arqueológicos de la ciudad de Éfeso se localizan en un emplazamiento privilegiado, bien resguardado por la montaña y los bosques que la pueblan. Lugar estratégico que no podía pasar desapercibido por ninguno de los pueblos que lo habitaron y dejaron su huella con sus construcciones. En su entorno se localiza la posible ubicación de la que debió ser residencia de la Virgen María en sus últimos años. De manera totalmente segura se tiene noticia de la estancia en Éfeso de Pablo de Tarso, donde predicó.

Desde la parte más elevada de la metrópolis y los restos romanos en forma de columnas, sistemas de conducción de aguas y canalizaciones, calzada y templos, se abre la que fue vía principal de la ciudad con su firme original de enormes losas de piedra que discurre por una pendiente a través de lo que fue Éfeso hasta el lugar donde se encontraba el puerto marítimo. A un lado y otro, templos, palacios y obras civiles como los baños, la impresionante biblioteca con su monumental fachada reconstruida o los supuestos prostíbulos de sus inmediaciones.

Los restos bien conservados, restaurados o reconstruidos, te permiten imaginar con facilidad lo que tuvo que ser la vida en esta imponente urbe y cómo debió de ser. Naturalmente, en este núcleo monumental solamente tendrían cabida y casa una pequeña y selecta élite; la mayoría de la gente viviría en chozas, cabañas o refugiados bajo los árboles de los bosques circundantes.

Todo el conjunto monumental de Éfeso merece la pena; mencionemos, no obstante, el llamado templo de Adriano, la mencionada Biblioteca, los baños, la misma vía principal y al final de ella un espectacular teatro que sería lo primero que verían los viajeros que llegaran a la ciudad por mar y desembarcaran en su amplio puerto. Hoy, como hemos dicho, la vía principal termina ante la plataforma colmatada que dejó el mar al retirarse.

En los restos arqueológicos continúan los trabajos de recuperación y restauración para los que se están invirtiendo, principalmente, capitales extranjeros. Éfeso, en las costas turcas del Asia Menor fue la tercera ciudad en importancia del Mundo Antiguo, tras Alejandría y Roma. Entre sus piedras y su historia se recogen las influencias las civilizaciones de oriente y occidente, dando pie a la conformación de la base del pensamiento y la filosofía helenística. Una cita que despierta el interés y mueve a la reflexión del entendimiento entre los pueblos. También a otras muchas reflexiones, todas muy apropiadas para discutir en la amplia plaza del foro, entre los restos de las columnas que le dieron forma y donde Pablo de Tarso se dirigió a judíos y gentiles en sus predicaciones.

González Alonso

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