POLONIA (5).-CRACOVIA, la otra orilla del Vístula

 

CRACOVIA, abril de 2014 ( Polonia )

Cracovia se refugia al sur de Polonia, en los primeros pliegues de las montañas Tatra y próxima a Auschwitz y Birkenau, lugares que dan nombre a uno de los episodios más trágicos de la actuación nazi durante la segunda guerra mundial de 1939. En mitad de la feraz belleza de los campos polacos, la realidad del genocidio y el desgarro de la memoria lo cubren todo de una profunda tristeza.

Rodando el tren por los cuatrocientos ochenta kilómetros de la uniforme campiña polaca y más de veinticinco estaciones entre Poznan y Cracovia, pueden verse cultivos de cereales, la omnipresente soja con sus flores amarillentas, huertos en los alrededores de las pequeñas poblaciones, escasos campos yermos y abundante bosque y arbolado. Pinos, fresnos, olmos y otras especies como el haya, el roble albar, abedul, álamo, avellano, arce blanco o el tilo, se suceden aquí y allá en masas bien compactas o entre los campos, acercándose en ocasiones hasta las vías del tren. Hay niños en los alrededores de algunas estaciones que se acercan a decir adiós saludando el paso del tren. El río Oder u Odra, se presenta caudaloso a su paso lento y pausado por la ciudad de Wroklaw, que se adivina atractiva y parece invitar a la visita. Pero el tren sigue su marcha.

En su constante avance, el tren se adentra en la ciudad de Katowice atravesando los barrios periféricos, populosos y obreros, de ladillo ennegrecido por la contaminación industrial y el carbón. Chimeneas y fábricas junto a ruinas fabriles son los paisajes que rodean y abrazan la ciudad. El carbón se amontona para ser quemado en las centrales térmicas o transportado a otros destinos y pone la nota singular y de fuerte contraste con todo el esplendor del paisaje que habíamos disfrutado hasta entonces a lo largo del viaje. Todo dibuja la realidad menos amable de la industrialización tardía, hoy día condenada a la reconversión, de una ciudad que asemeja a una virgen negra en esta región de la Alta Silesia.

La llanura polaca rompe su uniformidad a medida que nos acercamos a los precitados alrededores industriales de Katowice y ya próximos a los límites de Cracovia. Las montañas empiezan a hacer su aparición, siempre bien cubiertas de arbolado y vegetación espesa con espacios abiertos en la campiña.

Cracovia es una de las pocas ciudades que se libraron de la destrucción durante la segunda guerra mundial. Tal vez debido a que los alemanes consideraban esta ciudad como alemana y debido a la intensa actividad de los campos de exterminio establecidos en sus alrededores. Es una ciudad indudablemente bella y habitable; rodeada por el cinturón verde de un jardín que dibuja un anillo en todo lo que fuera el espacio de sus murallas; sus plazas y calles ofrecen lo singular de su diseño y su  arquitectura en el ambiente jovial de sus ciudadanos. Ciudad, como Poznan, destino de estudiantes europeos a través del programa Erasmus.

El Instituto Cervantes se encuentra presente en el mismo centro de la ciudad. Durante los días de visita coincidió con una exposición sobre la obra de Miguel Delibes para lo cual un buen número de artistas gráficos representaron las obras del escritor con dibujos.

Es posible realizar una visita a la ciudad en español utilizando los servicios de la organización Free Walking Tour que se dan cita en la plaza de Cracovia, a las puertas de la iglesia de Santa María. Estas visitas guiadas, gratuitas o de aportación voluntaria al final del recorrido, ofrecen la posibilidad de oír en español unas muy buenas y amenas explicaciones para comprender la historia y conocer algo de la cultura polaca y de Cracovia. Las visitas pueden ser al centro histórico, a la Cracovia judía, hacer la ruta de la Cracovia comunista o la de la fábrica de Schindler. En el centro histórico puedes encontrar espacios como las antiguas murallas, el Castillo Real de Wawel, la Puerta de San Florián y la barbacana, restos de la ciudad originaria en un rincón excavado de la plaza, así como la imponente iglesia de Santa María y sus dos torres desiguales con su leyenda. Desde una de estas torres, la más alta, harán sonar cada hora de cada día y noche de todo el año unos sones de trompeta en directo interpretando una pequeña canción a los cuatro puntos cardinales de la ciudad.

La Universidad antigua o en la que cursó parte de sus estudios el papa polaco canonizado, Juan Pablo II; el Colegio Mayor, la Catedral, el monumento al poeta Mickiewicz, inicialmente recibido con indiferencia y rechazo ya que nunca escribió sobre Cracovia, y luego, cuando los comunistas quisieron retirarlo, convertido en objeto de culto y reivindicación nacional. Pero en el amplio y hermoso recinto de la plaza principal de Cracovia se alza el espectacular edificio renacentista del Mercado, llamado Clothhall Sukinnice y la Torre del Ayuntamiento. Bajo la misma plaza se han abierto a las visitas los restos arqueológicos de la ciudad.

El paseo por el aledaño barrio judío o kazimierz, o la visita al nuevo barrio judío situado al otro lado del río Vístula y que fue convertido en gueto por los alemanes durante la segunda guerra mundial, te permite aproximarte a otras realidades, algunas muy duras, en los restos de muros, plazas, viviendas o el emplazamiento de la cercana y conocida fábrica de Schindler. Ruinas de antiguas sinagogas, callejuelas y espacios abiertos ocupados por mercados, bares, restaurantes e inmuebles habitados preferentemente por artistas e intelectuales, forman parte del ambiente actual del barrio judío a esta parte del río. Puedes aprovechar el paseo y detenerte a comer bastante bien en el agradable ambiente del restaurante Marchewska Groszek.

En los alrededores del castillo de Wawel el paseo a lo largo de la orilla del Vístula te permite acercarte a la gruta del famoso dragón y su leyenda. Curiosamente, se trata de una historia repetida punto por punto en lugares de Europa tan remotos para los polacos como el término municipal de La Pola de Gordón, en territorio de la montaña cantábrica leonesa en España. A su paso por la población de La Vid, el río Bernesga se estrecha formando una angosta garganta. En aquel enclave se dice que vivía un dragón, el cual –a semejanza del de Cracovia- exigía el tributo de doncellas vírgenes o alimentos y riquezas a los habitantes de la región. En el caso del dragón leonés del concejo de Gordón, fueron dos santos los que se enfrentaron a él, muriendo uno de ellos, y consiguiendo el otro acabar con su vida dándole a comer una gigantesca torta de pan con azufre. El dragón cracoviano morirá reventando al comerse una oveja rellena también de azufre o una sustancia explosiva. En esta leyenda el héroe será un pastor que se casará con la princesa, hija del rey, exigida como tributo por el terrible dragón. En ambos casos se utilizarán las costillas del monstruo para construir una ermita en La Vid (León), o adornar la entrada de la iglesia, en Cracovia.

El castillo de Wawel, en casi su totalidad, puede ser visitado. Conserva una pequeña y exquisita joya pictórica como es la famosa Dama del armiño de Leonardo de Vinci.

Visitar desde Croacia los restos de las instalaciones de los campos de exterminio nazis de Auschwitz y Birkenau puede hacerse en alguna visita organizada o por tu cuenta. El resultado siempre será el mismo; demasiado próximo, demasiado cercano todo. Imposible borrar la presencia del terror y la huella del crimen perpetrado de manera tan masiva como horrenda y cruel.

Renuncio a decir más. Os invito a conocer. Viajar, visitar Polonia, sus ciudades, conocer de cerca a sus gentes, es apostar por la paz para siempre, la tolerancia y el respeto mutuo y la diversidad. Empezando o terminando por Cracovia, que eso da igual.

González Alonso

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2 comentarios en “POLONIA (5).-CRACOVIA, la otra orilla del Vístula

    • Amigo Ángel, es una alegría poder leerte en esta casa también. Te dejo las gracias por la amabilidad del comentario y te envío un abrazo hasta Argentina, de la que como bien sabes, guardo tan gratos recuerdos del viaje que hice a finales del años pasado.
      Salud.

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