Ruqia Hassan
Yo no sabía tu nombre de flor del desierto
de Siria, y hoy lo pronuncio con el aliento triste
de la muerte abriendo la puerta a la lista
interminable de nombres de mujer con aroma
de jazmines, grito
de majestuosa dignidad, “mejor morir, morir,
que vivir humillada –dijiste- por esos tipos
que nos imponen su poder”.
Yo no sabía tu nombre, el que abre la esperanza de los pueblos
y la libertad de sus mujeres. Ruqia Hassan,
asesinada en Raqa. “Seguramente
seré detenida
y decapitada -lo sabías-
Pero conservaré mi dignidad”. Y al corazón
del mundo
llega el aliento de tus últimas palabras; y enmudece
el mundo
porque
tu juventud está hecha
de sabiduría y honradez,
de la belleza imparable de la vida
que otra vez, ¡ay, el alma y la memoria de Hypatia de Alejandría!,
harán sangre en sus manos aquellos que interpretan
los designios de los hombres y los deseos de Dios
para justificar sus crímenes en todas las ciudades
y los pueblos ocupados. Contra ellos
nada valen tu valor y el conocimiento de la filosofía,
pero saben que puede más que ellos la verdad que ilumina
tus sólo treinta años contra el totalitarismo de velos
y nicabs negros, crucifixiones,
decapitaciones, torturas,
flagelaciones públicas en las plazas de Raqa,
la ciudad que está siendo aniquilada
silenciosamente.
El valle del Eúfrates se ahoga en sangre;
yo no sabía tu nombre ni la alegría de los pétalos blancos
de sus letras, y ahora tengo en mis manos
todo el terror que desangra a Siria y no sé qué hacer
con las bombas aliadas
ni con el horror del Califato. Tú, estás muerta
y tu muerte defiende nuestras vidas, pero sé
que no será suficiente
si seguimos callados ante el crimen.
González Alonso
«Nadie nos ha dado muestras de compasión, salvo los cementerios»
Ruqia Hassan
Licenciada en Filosofía, de 30 años de edad, asesinada por los yihadistas en la ciudad siria de Raqa en septiembre de 2015
Una forma de visualizarlo es escribir como (bien) has escrito «aunque dure poco en nuestra conciencia», algo queda, algo queda
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Vamos a aferrarnos al «algo queda» y veremos a dónde va a parar esta profunda revolución tecnológica que está poniendo patas arriba el mundo y las sociedades a una velocidad de vértigo. Ojalá -en su parte buena o menos mala- sirviera para hacer inútiles los conflictos armados.
Salud.
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Estará para sempre entre nosotros, siempre digna, siempre valiente, siempre justa, aunque el mundo que la rodeaba no lo era. Besos a tu corazón. Hermoso homenaje.
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Gracias, Maria del Mar. Tu testimonio es esperanza. Un abrazo decembrino.
Salud.
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Buen poema Julio. Me temo que sólo leyendo un libro y manipulado esta gente seguirá asesinando y más con la humillación sin miramientos que reciben de occidente. Como no se colonice esos países enseñándoles otra cultura y otra democracia y otra manera de leer la suya y por un largo tiempo, de siglos diría yo, no hay solución y no nos vamos a dedicar a exterminar hasta el último yihadista que saldrían de debajo de las piedras y hasta en nuestro barrio.
Tragarnos el horror es lo único, desgraciadamente, que podemos hacer los poetas.
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Gracias, Rubén. Tal vez no le corresponda a la poesía señalar o encontrar las soluciones, pero sí reclamar cordura y denunciar las situaciones injustas. Un abrazo en busca de alguna esperanza.
Salud.
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Las cientos de adolescentes asesinadas cada año en Ciudad Juárez, las niñas nigerianas masacradas por Boko Haram, las jóvenes españolas con cuyas muertes nos despertamos cada poco tiempo, las mujeres golpeadas por los talibanes en Afganistán, las esclavas dalit en la India… Ruqia pone rostro y voz a esas mujeres anónimas a las que, por desgracia, solo visualizamos cuando una de ellas dice: «Doy mi vida por todas vosotras». Y ni siquiera esa visualización dura mucho, sepultada por otras noticias. Como mujer, agradezco sinceramente tus dolidas palabras. Un abrazo, Julio.
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Lo que añade más dramatismo a estas muertes y toda esta irracionalidad es que, como dices, dura poco en nuestra conciencia el latigazo del dolor ante cada noticia. No podemos ignorar lo que está ocurriendo y mirar para otro lado o pensar que se arreglará solo. Acabar con las guerras, la violencia contra cualquier ser humano, la tiranía de las mafias, los terroristas, el dinero y sus secuaces, acabar con las condiciones que hacen posible que un hombre ejerza su dominio sobre otros en nombre de lo que sea, la fuerza, la fe, el egoísmo, la falta de escrúpulos, todo… debe ser posible. La dignidad de la persona y su libertad son inviolables. Al menos eso pienso y eso creo. El caso es hacer lo que esté en nuestras manos para que sea así y conquistar nuestros derechos ante quienes los violan, trabajar para que no sea posible que haya personas así. Un abrazo, Carmen.
Salud.
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EXCELENTE POEMA, AMIGO. SALUDOS.
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Gracias, Pippo, por estar y compartir.
Salud.
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Nada podemos hacer, Julio, mi voz se une a tu verso, con desesperanza, con dolor, con rabia, incluso con miedo… sí, miedo a este caos que hoy vivimos.
Con tu permiso, comparto tu poema en Arte y Denuncia. Un fuerte abrazo. https://wordpress.com/view/arteydenuncia.wordpress.com
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Sé de ese sentimiento de impotencia ante lo irracional de la violencia, el fanatismo, las actuaciones perversas de los hombres que hablan en nombre de dios y actúan en nombre del dinero. Me siento muy pequeño, casi nada, ante la barbarie. Y siento no poder evitar tantas muertes. Cuando imagino las miles de víctimas, niños, mujeres y hombres, entre los muros de las ciudades arrasadas por la guerra creo que no me puedo contener. Y sólo queda llorar y escribir. Gracias por tu abrazo solidario y compartir estos versos en el espacio de Arte y Denuncia: https://arteydenuncia.wordpress.com/2017/12/19/ruqia-assan/comment-page-1/#comment-1473. No he podido abrir la página desde el enlace que dejaste, pero lo he conseguido a través de los buscadores de la red.
Salud.
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Me gustó.
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Amigo Carmelo, a mí no me gustó escribirlo ni verme impulsado a hacerlo. Es una pequeña, minúscula voz, la que sale de este poema. No me siento resignado, ni contento, ni conforme con ello, pero tampoco tengo mucha idea de qué podría hacer; me refiero a algo realmente eficaz para acabar con tamañas atrocidades perpetradas cada día en nombre de dios, del dinero y de las patrias.
Un abrazo decembrino.
Salud.
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Pues que te acompañe mi grito, y un dolor profundo que me impide darte las gracias Julio, por ser un poeta con los ojos abiertos y un profeta que denuncia nuestros silencios.
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Amigo Chus. Huyo de la poesía que detrás del calificativo de social se encumbra al panfleto, la consigna y los tópicos. Me ha costado mucho tratar a Ruqia Hassan sin utilizar su trágico final a manos de sus asesinos y respetando a la persona, sin cosificarla. Es horrible, y cada vez que pienso que debería estar viva, disfrutando y haciéndonos partícipes de su alegría, de su vitalidad y sentido del honor, de la dignidad de ser persona, imagino tras los muros calcinados de las ciudades devastadas por la guerra a las miles de víctimas, niños, hombres y mujeres, sacrificados en el nombre público de dios y en el menos público, pero más influyente aún, de los intereses económicos de los países del mundo más desarrollados. Y tal vez lo único que pueda y sepa hacer o intentarlo, es escribir poemas como éste que jamás deberían ser escritos, que jamás tendría que haber necesidad de hacerlo.
Un abrazo agradecido, amigo Chus.
Salud.
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D. E. P.
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Espero que sea así, Marina, y que sus asesinos nunca consigan la paz ni el sosiego de sus almas. Un abrazo.
Salud.
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Muchas gracias por el enlace y me alegra que se comparta este tema. Un abrazo, Julie.
Salud.
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