Polma y Curienno

Leyenda de Polma y Curienno (Porma y Curueño)

A los romanos no les resultó fácil la conquista de unas tierras encrespadas de riscos y montañas defendidas por las tribus astures que poblaban el actual territorio leonés. Para defender el oro de Las Médulas plantaron en estas tierras la Legio VI y luego la Legio VII que, con el paso del tiempo y durante la Edad Media, darían nombre al Reino de León.

Pero si los guerreros astures supieron mantener una guerra larga contra el imperio romano para defender sus valles y sus poblados, cuando la razón de la lucha era el amor, nada les hacía retroceder. Así ocurrió que estando Curienno, uno de los bravos guerreros de las montañas, enamorado de la bella Polma, se dio la circunstancia de que el cónsul romano Canioseco fuera a fijarse también en la joven doncella astur y, prendado de su singular hermosura, decidiera llevársela al campamento de León con la determinación de tomarla por esposa.

Enterado de lo acaecido, el valiente guerrero montañés se presentó en el campamento romano situado a orillas de los ríos Bernesga y Torío, escondiéndose en sus contornos. Al llegar la noche, aprovechando la circunstancia de que los guardias de Canioseco se quedaran dormidos tras la fiesta celebrada en el campamento y la cantidad de vino ingerido, el joven Curienno rescató a su amada Polma y, juntos, iniciaron su huida hacia las montañas.

Percatado el cónsul Canioseco de la causa de la desaparición de Polma, inició su persecución dándoles alcance en un arroyo entre Lillo y Cofiñal, donde se habían detenido para refrescarse y descansar un poco. Los amantes comprendieron que la huida de ambos era imposible, y Polma, abrazada a las  rodillas de Curienno, le suplicó que no la dejara caer en manos de los romanos que la entregarían al cónsul. Curienno, con el corazón destrozado y los ojos arrasados en lágrimas, dio muerte con su espada a su amada y huyó hacia el puerto de Vegarada, donde los legionarios le dieron alcance y, después de una ardua lucha en la que consiguió abatir a un buen número de soldados, cayó finalmente herido por las flechas de los arqueros y muerto por las espadas de sus enemigos.

Las janas lloraban desconsoladas la muerte de Polma en Cofiñal, cuando oyeron los amargos lamentos de las que, a su vez, lloraban el final del joven Curienno en Vegarada. Conmocionadas por el amor de los jóvenes, las janas de Cofiñal y de Vegarada decidieron convertir los charcos de sangre de los amantes en dos fuentes de aguas limpias y cristalinas que empezaron a correr valle abajo como testimonio de un amor que seguía vivo. Los dos ríos que se formaron, el actual Curueño de aguas bravas y el Porma, de apacible curso, unieron sus aguas unos kilómetros más abajo cuando el monte que los separaba, conmovido por lo sucedido, se contrajo y dejó un espacio amplio en el que los amantes se entregaron a un estrecho abrazo para recorrer juntos, ya para siempre, el camino que los conduce al océano.

Dicen que el cónsul Canioseco, impresionado por el valor del joven montañés y el amor por el que sacrificaron sus vidas Polma y Curienno, se apartó con respeto de la orilla de aquellas aguas que las janas hicieron brotar  y que acabó sus días en el campamento de León hundido en una profunda tristeza, sin que volviera a mandar atacar, en lo que le quedó de vida,  las aldeas astures del territorio leonés que recorren y bañan las aguas de los ríos Porma y Curueño.

González Alonso

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                                  PORMA                                      CURUEÑO

16 comentarios en “Polma y Curienno

    • Muy amable, Lincol. Las leyendas tienen sus partes amables y terribles; en el caso de las guerras de conquista, como fue la romana, también. La decisión de acabar con la vida de la amada para luego morir enfrentado a las espadas de los soldados me recuerda la actitud de los numantinos. Por cierto, Miguel de Cervantes trata el tema en su obra de teatro «Numancia».

      Gracias por traer hasta aquí tu comentario. Salud.

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      • Es cierto: las leyendas y los relatos históricos suelen combinar lo admirable con lo trágico, y en el contexto de las conquistas, esas sombras se vuelven aún más intensas. La referencia a Numancia es muy acertada; Cervantes retrata justamente ese espíritu de resistencia desesperada que también late en muchas historias de amor y tragedia.

        Un placer compartir estas reflexiones contigo.
        Salud.

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    • Son innumerables las leyendas de cada país, Frida, y muchas se repiten con algunas variantes, como he podido comprobar en ocasiones. La que hace alusión al nacimiento de los ríos Porma y Curueño, con una historia trágica de amor, se remonta a la conquista romana de la península Ibérica, aunque no sé cuándo empezaría a ser contada. Otra leyenda que he apuntado en el relato es la de las «janas», unos seres mitológicos que vivían en cuevas cercanas a las fuentes y ríos, mujeres muy bellas que guardaban tesoros y que seducían a los hombres con su belleza y sus tesoros en las noches de luna llena, ofreciéndoselos a quienes lograran romper su encantamiento. Creo que tengo algo sobre ellas que ya expondré. Muchas gracias por tu tiempo. Salud.

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      • Las leyendas y mitos siempre han sido una gran curiosidad para mí: mil versiones de una misma historia, según quién la haya escrito, ya desde la antigüedad. Y luego está la cuestión de la zona “probable” de origen. Además, están aquellas pequeñas leyendas de cada país (menos famosas a nivel mundial), que igualmente encantan.

        Me has recordado varias de algunas regiones de mi país, tal vez tome algunas y escriba sobre ellas.
        Saludos y buen inicio de semana.

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  1. Qué maravilla de relato… Hay textos que no solo narran, sino que parecen brotar de la tierra misma.
    Qué manera tan bella de recordar que hay historias capaces de resistir siglos porque nacen justamente ahí, entre el cruce del mito y el paisaje.
    Una verdadera joya. ¡Gracias por traerla, Julio! 🙂🍀🌿

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