Espada de fuego

A la mesa del hambre de los sueños
senté el alma. ¡Éramos tantos!
Extendimos las manos y el futuro venía,
aroma de luz preñada de promesas,
a nuestros ojos de mendigos
del mundo.

Surgían por entre los labios
las palabras verdaderas,
musgo húmedo acariciado de brumas
y albas de proyectos solidarios.

Era, entonces, cuando no existía lo imposible
ni tu pecho abrigaba
temor alguno; la asamblea
se alzaba en clamor de libertades puras,
desvestidas del odio nuestras voces
en el exilio del rencor
y la venganza.

Los que partimos el pan de la poesía
no sabíamos
que guardaba el Paraíso
la espada de fuego del arcángel.

González Alonso

** Poema publicado en el libro «Ruido de ángeles» (Editorial Vitruvio.- Madrid, 2020)

8 comentarios en “Espada de fuego

  1. Aunque un poco tarde, no quiero dejar de decirte que es siempre un placer leerte, Julio. Creo que ya te dije que «Ruido de ángeles» es uno de mis libros de cabecera. Es una preciosidad. Muchas gracias por ilustrarnos con tu sabiduría y sensibilidad.
    Cariñosos saludos desde Palmeira.

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  2. Muy bonito tu poema, y trabajado el comienzo espectacular » la mesa del hambre de los sueños«, es algo que ya de por si te llena, y ver notar la arquitectura del poema como es su desarrollo, con los arcángeles que no sé bien si son vengadores ( siempre tuve miedo de esa dicotomía de arcángel vengador o justiciero no le vi como defensor) y la asamblea pura de ella en comunión con el sin temor y en libertad plena de los dos. me ha encantado. Enhorabuena

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    • Pues te diré que tengo ángeles para todos lo gustos en el libro; éste arcángel tiene, más bien, mala leche guardando el paraíso de los sueños, todos los sueños que amasamos en la juventud para construir un mundo nuevo y todas las ilusiones y esfuerzos compartidos para ello… pero, al final, alguien ha contratado los servicios del guardián que te deja a las puertas… eso es lo que ves. A partir de ahí… ya es otro poema.
      Gracias Juan Miguel. Salud.

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    • Gracias, Julie, tu presencia en esta mesa es muy grata; todavía -a pesar de los años- sobre sus manteles quedan dispuestas las viandas de la esperanza, las revoluciones, los grandes cambios y la promesa de ese paraíso de felicidad humana. Mi abrazo grande.
      Salud.

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    • Amiga Araceli, para mí es un honor la compañía de tus palabras en este poema que forma parte de ese «ruido de ángeles» que va y viene y nos deja la sensación de provisionalidad y carácter efímero de lo que vivimos, con sus grandes alegrías y desoladoras tragedias. Mi abrazo agradecido.
      Salud.

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