LEÓN, tres bares, dos calles extramuros y dos visitas

León, tres bares y dos calles extramuros, más dos visitas: al León romano y al Santo Grial de San Isidoro (I)

agosto de 2014

 

Tres bares

Más allá del perímetro romano y medieval de la ciudad, se encuentra otro León cargado de avatares y de historia; de ese León destacamos, hoy, tres bares sobresalientes por el ambiente y la espectacularidad de sus tapas y servicio de comidas, ya que –además- resultan ser cervecerías o restaurantes.

La tradición consolidada de ofrecer tapas con las consumiciones es un signo distintivo de esta ciudad, recientemente reconocida como la mejor de España en cuanto a la calidad de las tapas, la cantidad y el mejor precio. El bar que se precie y quiera mantener una buena clientela, ofrecerá siempre algo que roce lo espectacular y sorprendente para acompañar cualquier tipo de bebida.

Lo habitual en las tapas es tirar de los productos y platos típicos leoneses, entre los que no pueden faltar la morcilla y la cecina. Las sopas de ajo, cocido de garbanzos, bacalao al ajo arriero o huevos fritos a la leonesa, ocupan parte de esta oferta sorprendente a la hora de tomar una cerveza o un vino que, un buen número de leoneses, prefieren de mencía o de prieto picudo, variedades autóctonas muy celebradas. La tortilla de patata, las patatas picantes al estilo de Blas, que hicieron escuela en los años 60, los arroces, el huevo cocido con pimentón o las aceitunas negras  condimentadas además de con  pimentón (producto habitual junto con el laurel en todos los platos leoneses ), con un poco de sal, aceite y cebolla picada, también tienen presencia en la oferta de tapeo.

El establecimiento que lleva por nombre Bar Cervecería Las Tapas, ya declara en el título las intenciones. Básicamente puedes optar por el “surtido de pinchos” (ocho por persona) o por “la sartenuca”, con huevo frito, patatas y picadillo, morcilla leonesa o panceta, a elegir. Desconcierta por su abundancia y es mejor pedirse una buena caña que un corto de cerveza o armarse de una copa de prieto picudo para atacar la contundencia de este tapeo. A día de hoy, la tapa con el corto sale a 1,40 euros y la caña a 1,80 euros. Actualmente es el único bar de la calle Juan Lorenzo Segura, colindante con la Avenida Ordoño II.

Un poco más alejado, en la Avenida Alcalde Miguel Castaño que arranca por debajo de Las Cercas y el jardín de San Francisco, el Restaurante Picos de Europa ofrece un tapeo de diseño, elaborando verdaderos platos de los fogones tradicionales leoneses a elegir de una larga carta con nombres de alta cocina, tan largos en sus títulos como abundantes y cuidadosamente presentados. Pude degustar la ternera asada desmechada a la leonesa, en forma de bocadillo caliente, y la tosta de morcilla de León en cama de crema de manzana confitada, así como  probar una exquisita brandada de bacalao con armentier de patata al ajo arriero. Pero quedan tapas como el perrito caliente Picos de Europa, pastel de rape y langostinos, salpicón de marisco en lecho de piña en su jugo con salsa cóctel de langostinos o picoteo de croquetas, mollejas guisadas al estilo de León, canelones de cecina rellenos de foie de pato y sopa de membrillo, callos estofados a la leonesa, picadillo con queso cremoso de Valdeón, cecina marinada con aceite de oliva, o platos tales como unos lomos de bacalao al ajo arriero, parrillada de carne, magret de pato con frutas del bosque al Oporto, cecina de chivo entrecallada (en temporada), lomo de ciervo alvino de Madeira confitado con frutos del huerto y crujiente de nueces… y otras propuestas capaces de invitarte a volver.

El Bar Genarín es el tercer establecimiento extramuros de esta ronda. Su nombre ya nos indica algo relacionado con la mítica figura del santo pellejero de la ciudad, atropellado y muerto a los pies de la muralla y que es procesionado la noche del Jueves Santo entre orujo, versos y milagros, por una multitud de seguidores, año tras año. Cerca del cubo derruido de la muralla al lado de Puerta Castillo, donde encontró su trágico final y ahora se le hace la ofrenda de naranjas, queso y orujo, cosas con las que habitualmente se alimentaba, más la corona de laurel de los poetas, podemos encontrar este bar. Amplia y generosa oferta de tapas, incluídas las sopas de ajo. Pero, generalmente, la tortilla de patata sobresale y brilla por su calidad, cantidad y estupendo sabor.

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Dos visitas: El León romano y el Santo Grial de la Basílica de San Isidoro con  las  pinturas románicas del Panteón de los Reyes

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Para ir poco a poco y disfrutar la ciudad de León, puedes optar por dos de las muchas visitas posibles. Una de ellas, bien metidos en los orígenes de la ciudad, puede ser acceder al casi recién estrenado Centro de Interpretación del León Romano, al lado de Puerta Castillo, y hacer el recorrido por los restos accesibles, empezando por los que se encuentran en el mismo centro de interpretación, adosado a la muralla y su puerta norte, que llamábamos antaño el arco de la cárcel y que se llama Puerta Castillo por estar situada al lado del castillo de Doña Urraca, usado como prisión provincial durante largos años. Luego puedes seguir dando un agradable paseo por las calles que ocupan el antiguo solar del campamento romano hasta la calle Cascalería, ya extramuros del campamento, para sorprenderte con el anfiteatro romano, su monumentalidad y la historia de los numerosos percances que acompañaron su construcción. Para terminar el recorrido puedes desplazarte hasta la catedral y bajar a la cripta abierta en la que aparece una parte de las termas romanas que ocuparían toda la extensión del emplazamiento de la catedral y gran parte de la plaza, así como la puerta este del campamento de las legiones, la Legio VI, Victoriosa, y la Legio VII, Gémina.

La otra visita, imprescindible, será a la Basílica de San Isidoro. En ella se conserva un museo con piezas únicas reunidas por los diferentes monarcas leoneses, incluído el doble cofre en el que fueron trasladados los restos de San Isidoro desde Sevilla hasta la capital imperial de León. Pero lo espectacular y más llamativo hoy por hoy es, sin duda, el famoso cáliz de las ágatas o cáliz de Doña Urraca, que contiene el grial o cuenco utilizado por Jesucristo en la llamada última cena. Los descubrimientos e investigaciones llevados a cabo por Margarita Torres Sevilla y José Miguel Ortega del Río y publicados en el libro titulado Los Reyes del Grial (Madrid, 2014- Editorial Reino de Cordelia) que va ya por su quinta edición, apuntan con rigor en el sentido de ser éste el tan buscado Santo Grial, explicando documentalmente el viaje realizado desde Jerusalén hasta la capital del Reino de León, sin duda el reino más importante de la cristiandad en Europa en tiempos de Fernando I y sus sucesores, llegando a tomar el título de Imperio al que juraron acatamiento el resto de los reinos cristianos peninsulares y los condes de Barcelona, así como numerosos reinos taifas. Se rebate la autenticidad del resto de supuestos griales existentes el mundo y se apunta a que el de Valencia bien pudiera corrseponder a otro cáliz coétaneo del grial leonés, el llamado Cáliz de los Apóstoles. Una visita, en fin, que no decepciona y si, además, se contemplan las excepcionales pinturas románicas  por sus particulares características y conservación, incluído su extraordinario calendario agrícola, la satisfacción es total. Este conjunto de pinturas recibe el apelativo de Capilla Sixtina del Arte Románico.  En ellas, también, se encuentran diferentes claves sobre el grial que se custodia en esta basílica.

 

Dos calles extramuros: Ordoño II y Julio del Campo.

Avenida de Ordoño II.- Casi todas las calles, con el paso de los años, suelen adoptar diferentes nombres; ésta, en su origen, se llamó Paseo de las Negrillas y también de las Moreras, tal vez porque ambas especies de árboles adornaran su recorrido. Los negrillos o negrillas son una especie de olmo muy característico de la geografía leonesa. En Boñar tenían su famoso negrillón en la plaza  al lado de la iglesia, con el maragato en la torre, como se dice en la canción. El tronco del negrillón, para ser ser abrazado en todo su perímetro, se necesitaban hasta siete personas adultas con los brazos extendidos; hoy está seco después de la última plaga de grafiosis que en los años setenta del siglo pasado acabó con la práctica totalidad de los negrillos del viejo reino. Parece ser que ya se están recuperando, volviendo a ser reintroducidos después de haber llevado retoños sanos a los Estados Unidos para conservar la especie.

Cuando la ciudad crece,  lo hace ensanchándose desde los aledaños de la muralla romana y medieval hasta la orilla del río Bernesga. La actual calle con el nombre del rey de León, Ordoño II, el cual trasladó definitavemente la sede regia a esta ciudad, seguirá casi de manera perfecta la línea de la Calle Ancha o vía principal del campamento romano entre las puertas este y oeste de dicho campamento, más tarde dos de las cuatro puertas principales de la ciudad cuando desaparece el emplazamiento militar y es ocupado por la población civil.

Ordoño II es la avenida principal de la vieja capital del Reino de León. Hoy día ha perdido mucho de su empuje comercial y del ambiente de bares, cafeterías, restaurantes y discotecas que tuvo en las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX. Pero conserva su empaque y diseño a pesar de las agresiones arquitectónicas sufridas con actuaciones poco inteligentes y menos aún sensibles con el estilo y la armonía exigida. En muchos casos parece como si el afán por descollar y alardear de modernez fuera el único motivo de construcción, cayendo en lo más cercano a lo esperpéntico y aberrante. Así, por ejemplo, fue demolido el hotelito de 1914, diseñado por Federico de Ugalde para Francisco Alfageme. En su solar se levantó un desconcertante edificio de Caja España con la nota de prepotencia que exhiben las entidades bancarias y que más tarde pasará a ocupar el Ayuntamiento de León.

Entre otras actuaciones desafortunadas podemos contar la del Banco Santander sobre la casa del arquitecto Torbado de 1903 y que, a pesar de todo, sigue llamando la atención el diseño sobrio y elegante que se percibe del original conservado. Los bancos siguen estando presentes a lo largo de la calle con edificios que llaman la atención y algunos bien encajados urbanísticamente, como el que ocupa el Banco de España.

Por su acera izquierda bajando hacia el río, se conservan varios números con su estilo modernista, balconadas y miradores de hierro forjado y cerrados por cristaleras. Se puede ir encontrando a lo largo del  paseo una de cal y otra de arena, pero todavía  llaman la atención algunas esquinas o chaflanes como el de la casa Ciriaco, el de Lubén o el del edificio de la esquina con  la calle Juan Lorenzo Segura, un inmueble que, al parecer, fue adquirido en su momento por los componentes del grupo musical leonés Café Quijano.

Vaya a donde vaya el destino, transitar la semipeatonalizada Avenida Ordoño II, resulta ser un paseo relajado pisando sus amplias aceras, contemplando muchas de las cúpulas y mansardas, balconadas y buhardillas de los edificios y respirando el aire del ensanche que unió León al destino del ferrocarril, al otro lado del río Bernesga, en 1863.

Calle Julio del Campo

Entre la avenida del Padre Isla y la Plaza Circular apenas alcanzará los doscientos metros lineales esta calle, la primera en terminarse de construir en el llamado Ensanche, extramuros de la  ciudad antigua.  Lleva la denominación de un hombre que se hizo a sí mismo, que trabajó duramente y que, reconociendo el valor de la formación, la educación y el conocimiento, donó a la ciudad de León unas escuelas que llevan su nombre, creo que allá por 1917, y que promovió otras construcciones como el número 25 de la avenida de Ordoño II.

La calle y las escuelas de Julio del Campo Porta, palentino de nacimiento, casado en León con Antolina Luna Aparicio y enraizado en esta ciudad, autodidacta como cantero, constructor y artista, rinden memoria y gratitud para con este hombre que sintió el compromiso para con los más necesitados y ayudó de manera decisiva a combatir el analfabetismo desde las aulas de un edificio noble, cuyo frente es un libro abierto y la proclamación de su sensibilidad por la enseñanza, en la que abundan los bajorrelieves y las inscripciones. Más de 600 palabras se extienden sobre la amplia extensión de su fachada, hoy día necesitada de una debida limpieza y restauración para que brille con el esplendor de su belleza semioculta por el paso del tiempo.

Fue enterrado en León. Sobre su tumba puede leerse: con mi fe, mis herramientas y mis libros. La reproducción iconográfica recoge, además de las herramientas de constructor, los títulos de tres libros: Vitrubio, Don Quijote de la Mancha y Juan de Arfe. No se sabe si fue o no masón. En todo caso, León sí sabe que fue un hombre honesto, trabajador, solidario y justo. Su calle y sus escuelas merecen ser más conocidas y cuidadas.

Al lado del edificio de las escuelas de Julio del Campo, permanece el antiguo Parque de Bomberos y otro inmueble en ladrillo con decoraciones geométricas. En una de las esquinas con Padre Isla, puede leerse  el título de la calle, con las herramientas de constructor,  sobre una placa realizada por el propio Julio del Campo. En la esquina opuesta se alza un edificio de 1918 construído con fines industriales, sencillo y de fachada rectilínea en dos alturas, funcional y austero, que funcionó o funciona como aparcamiento de coches. El resto de la calle combina el buen gusto con otros gustos menos buenos. De todos modos, aunque no se respetaron las alturas en todos los edificios, algunos inmuebles cubrieron sus fachadas con balconadas en hierro y vidrio, en un guiño a la línea de la época.

Recorrer la calle Julio del Campo es un pequeño paseo. Pienso que no debería faltar esta cita en una visita turística a la ciudad y pienso que arreglar la fachada de las escuelas cuidando, de paso, algunos otros aspectos urbanísticos, harían de esta vía un lugar atractivo para recuperar su pulso comercial. La pelota está ahora en el tejado de las instituciones, Ayuntamiento y Diputación. Esperemos que, más pronto que tarde, sea realidad esta puesta al día.

Julio González Alonso

León romano:

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Avenida Ordoño II:

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Calle Julio del Campo:

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De tapeo extramuros:

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4 comentarios en “LEÓN, tres bares, dos calles extramuros y dos visitas

  1. Gracias amigo Julio tienes una forma de explicar las cosas que se las haces vivir al que lo lee y eso me paso a mí a pesar de que los conozco es una maravilla tu relato fascinante y Veo que has estado en mi Llombera ahora y después de verla te darás cuenta el porqué yo siempre pongo y digo, que Llombera es el último escalón antes de llegar al cielo uno tiene que verlo para darse cuenta te imaginas cómo la extraño a Llombera y qué ganas que tengo de derramar lágrimas al pisarla que serán muchas, y caminar sus calles sólo Dios y yo lo sabemos un abrazo y de nuevo un millón de gracias Angel Brugos de Llombera al Cielo un sólo escalón

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    • Empiezo por el final y reconozco que Llombera encierra unos parajes únicos, así que el dicho que «de Llombera al cielo…» tiene más sentido que el que se aplica a Madrid.Entiendo que extrañes este pueblín encantador.

      Creo que ya sabes que este año no estuve en Llombera. Pasé cerca, camino de Huergas hacia La Pola. Pero sí la conozco y he pasado muy buenos ratos en ella.

      Agradezco tus elogios y me alegra que te parezca interesante lo que voy contando. Eres siempre muy amable. Con un abrazo y salud.

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