Antonio Gamoneda: el encuentro con el poeta. Presentación de Árido Umbral en León.

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Antonio Gamoneda recita en la presentación en León de Árido Umbral.

Antonio Gamoneda: el encuentro con el poeta. Presentación de Árido Umbral en León.

Estas palabras sólo pretenden ser crónica de una emoción, la del encuentro con el poeta y el hombre en la persona de Antonio Gamoneda. En su poesía ya hace años que vengo enredándome con admiración. En el universo gris y melancólico en que envuelve su decir, su ira y su pasión descarnada, subyace un optimismo impenitente, un claro grito de afirmación y vida. Pero de la obra y su autor quiero ocuparme en otro momento y lugar. Ahora hablo del encuentro con el hombre, el ciudadano que recorre a pie las aceras de las calles de su ciudad y mira al aire alto de la catedral y a los ojos de las personas que se cruzan en su camino. Del hombre que respira y duerme y sueña y vive enamorado de su hermosa nieta Cecilia y de quienes le rodean, hablo.

La ocasión del encuentro la brindó la presentación en León del libro de poesía Árido Umbral, en el que tomo parte. Fijada la fecha del 3 de diciembre y señalado el lugar, el Bar Correo de la calle Cervantes, se había acordado citar al poeta y escritor Antonio Gamoneda en el transcurso de una comida en el restaurante Zuloaga, a pocos metros de su casa. Luego, por la tarde, nosotros nos dedicaríamos a dar a conocer a los leoneses el libro de poesía Árido Umbral.

 Antonio Gamoneda saluda a los miembros de Alaire en LeónCon paso lento y una sonrisa en los labios, Antonio Gamoneda se aproximó al grupo que estaba esperándolo, con una palabra de saludo para cada uno. Cuando se acercó a mí y me lo presentaron, le confesé que me sentía un poco aturdido porque eran tan grandes la admiración y el respeto por su persona y lo que representaba que casi me parecía irreal lo que estaba ocurriendo, acostumbrado a verlo pasar ocasionalmente por las calles de León sin atreverme nunca a acercarme para saludarlo. Se detiene, me mira y sonríe mientras mueve su mano en un gesto de afectuosa desaprobación para decirme algo así como que no era para tanto ni era él tan importante. Luego, a la mesa, mientras compartíamos cecina, pulpo y croquetas, habló de su vida primera en los primeros años en el León de la postguerra y el hambre, que por eso -decía con ironía- era incapaz de dejar algo en el plato y que si continuaba así, ofreciéndole comida sin parar, sería incapaz de rehusar la invitación aunque no le conviniera aceptar más. Me recordó, inmediatamente, la actitud de mis padres y el valor y lugar que la comida ocupó siempre en sus vidas, cosa que el poeta entendió con una amplia sonrisa. También me habló de poesía y su admiración por César Vallejo, de su intuición a la hora de componer y de la dificultad de la poesía social para ser poesía, de la que reconocía que sólo unos pocos escritores habían conseguido hacer de la denuncia algo más que mereciera el calificativo de poesía, además del de social. Tocamos el tema de Miguel Hernández, de F.G. Lorca… y le pregunté directamente qué se sentía al ser consciente de formar parte de los grandes poetas consagrados. Negó insistentemente con la cabeza y su gesto habitual con las manos para asegurar que él sólo era un poeta de los del medio, lejos de los poetas a los que me refería. Insistí, convencido, de que él ya formaba parte de la historia de la literatura y subrayé que, lo quisiera o no,  su lugar ya estaba al lado de Neruda, Lorca, Machado, Celaya, Aleixandre, Cernuda… pero que me parecía muy loable que él no se lo creyera porque de hacerlo, seguramente, se bloquearía y no escribiría más o lo haría sin poder liberarse del peso de esa idea y la responsabilidad que conlleva. Su respuesta fue una nueva amplia sonrisa para tomarme la mano y con un bueno, bueno… invitarme a dejar el tema donde estaba. La conversación siguió por otros derroteros en los que confesó que no sabía si estaba escribiendo mucho o poco, que tiene una carpeta llena de poemas que se van amontonando a lo largo de estos años, repletos de correcciones; y también de la posibilidad, si es que me los editan -dijo- de publicar dos nuevos poemarios.

Julio González Alonso y Antonio GamonedaSiempre, junto a la afabilidad, encontré una sana humildad en cada una de las palabras de Antonio Gamoneda. Llegados al tema de la situación actual y la crisis económica, le planteé que así como los problemas del comunismo no se pudieron resolver con más comunismo, pensaba que los problemas del capitalismo no tendrían solución con más capitalismo y el empobrecimiento de cada vez más gente con recortes sociales y la imposición de una clase de vida cada vez de peor calidad. Escuchó con interés y asintiendo lentamente me dijo que teníamos que dejar de hacernos preguntas para empezar a dar respuestas; en definitiva, que lo que nos toca es actuar.

Julio G. Alonso lee a Antonio Gamoneda en LeónPero el momento de mayor emoción para mí fue cuando me invitaron a recitar en la sobremesa un poema  de  A.Gamoneda. No eran las mejores condiciones para leer en voz alta, pues a pesar de lo avanzado de la hora, en el comedor aún quedaban otros comensales que estaban entregados a sus conversaciones y ese ruido de fondo me obligaba a elevar la voz más de lo habitual en una lectura. Así y todo, más debido a la calidad de los versos que a mi pobre intención, el recitado puso más de una lágrima en los ojos de algunas personas y el gesto de emoción agradecida en nuestro invitado, antes de recoger el recuerdo que de este día le dejamos. Y si este momento fue, por sí, importante, la sorpresa mayúscula fue cuando no me dejó levantarme de la mesa para ir al coche a buscar un ejemplar de Árido Umbral con la intención de regalárselo acompañado de nuestras firmas, diciéndome que siguiera sentado a su lado, que era la hora del café y que después, a la tarde, ya habría ocasión para darle el libro. ¿A la tarde?, creo que pregunté. -repuso- ¿no vais a estar a las ocho y media en el Bar Correo? Pues eso está al lado de mi casa y si mi mujer no empeora y le sube la fiebre, allí estaré para todo lo que me mandéis…

Sobrepuesto a la sorpresa de su decisión de acudir a la convocatoria de la tarde, le comenté que yo  ni me sentía capaz ni podía mandarle nada, pero que si acudía a la cita, le rogaba y le pedía  que nos acompañara con la lectura de un poema suyo. Meditó un momento para añadir: Bien, si es así, me esperáis a eso de las ocho y media o nueve menos veinticinco, y aunque no pueda quedarme toda la velada, tendré el gusto de leeros un poema inédito en el que estoy trabajando y que yo mismo me oiré en voz alta por primera vez, así que igual le cambio alguna cosa sobre la marcha, y luego  vosotros ya seguís con lo vuestro.No sólo llegó puntualmente a la cita, no sólo nos regaló la lectura de un poema inédito dedicado a su nieta Cecilia, no sólo nos premió con sus palabras y su compañía para escuchar, según nos dijo, en el delantal de nuestra poesía algunos de nuestros poemas; sino que se quedó hasta el final del acto, uno más entre todos, uno con todos, uno de los más grandes poetas vivos en lengua española de todos los tiempos.

Julio G. Alonso

Algunas fotos del día 3 de diciembre en León

Ante el Restaurante Zuloaga de León, esperando la llegada del poeta Antonio Gamoneda.Rafel Calle, Julio González y JJMartínez Ferreiro en una cafetería en León.Leyendo Antonio Gamoneda en el restaurante Zuloaga de León.Comida con Antonio Gamoneda en el restaurante Zuloaga de León.Miembros del grupo Alaire con Antonio Gamoneda en León.Julio González, Antonio Gamoneda, Rafael Calle.Con Antonio Gamoneda a la entrada del restaurante Zuloaga en León.Un momento de la comida con Antonio Gamoneda en León.Agurtzane Zubizarreta y Julio González con Antonio Gamoneda.Paseando por León, frente al bar La Lola de Los Quijano.Rafael Calle, Julio González Alonso y Víctor F. Mallada.Víctor, Julio, Pilar, Ferreiro y Rafael.Presentación de árido Umbral en el Bar Correo de León.Antonio Gamoneda lee un poema en el Bar Correo de León.Presentación de Árido Umbral en el Bar Correo de León.Calle Ancha, León.Momento de la presentación de Árido Umbral en León.Víctor, Julio y Rafael en la plaza de la catedral de León.  

                     Ferreiro, Rafael y Julio.Cartel.Julio, Agurtzane y Víctor interpretan una canción

Dedicatoria de Antonio Gamoneda a Julio González en Visión del Frío.Dedicatorias en Visión del Frío y Esta Luz.Dedicatoria de Antonio Gamoneda a Julio González en Esta Luz

Dedicatoria en Esta Luz:

Para Julio González, en la fraternidad del paisanaje y de la poesía. Un Abrazo. Antonio Gamoneda. León, 3-12-2011

Dedicatoria en Visión del Frío:

* Julio González, cercano en la mesa, en las convicciones, en los propósitos, en todo, lo sé. Tuyo siempre. Antonio Gamoneda. León, 3-12-2011

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16 comentarios en “Antonio Gamoneda: el encuentro con el poeta. Presentación de Árido Umbral en León.

  1. Qué suerte poder conocer a tan gran poeta en persona. Yo siempre tengo su Libro del frío a mano. Uno no se cansa nunca de leerlo. Gran relato y aún mejores personajes los que lo protagonizan. Un saludo, Julio.

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    • Confieso, tal como hago en el artículo, la íntima felicidad de haber tenido ocasión de compartir unas horas con Antonio Gamoneda. Para él, como es comprensible, apenas habrá pasado de ser una anécdota en su vida, acostumbrado a relacionarse con mucha gente y absorbido por su pasión creadora; para mí no puede dejar de significar una experiencia imborrable que agradezco. Gracias por tus palabras, Nacho.
      Salud.

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  2. Julio.

    Te felicito, por lo descrito aqui, se ve que fue una vivencia preciosa, un día para recordar siempre.
    Me alegra mucho que disfrutaras del poeta Gamoneda, de tu tierra y de tu gente; gracias por compartirlo y contarlo tan maravillosamente bien; mi admiración siempre por como escribes, lo que escribes y cómo lo cuentas; que tengamos muchos más «ARIDO UMBRAL «.
    Mis mejores deseos para el Año Nuevo,donde seguiremos disfrutando de tus publicaciones .

    Un abrazo .

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    • Gracias a ti, siempre, Flory. Y espero, sí, que a Árido Umbral le sigan otros libros llenos de versos y vivencias que nos acompañen un poco en el camino. Te deseo, igualmente, ventura y felicidad para 2012, querida prima. Con un abrazo.
      Salud.

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  3. Hola Julio.
    Aunque ya me habías contado la experiencia, es un placer leer tus agradecidas palabras llenas de emoción y admiración.
    Si un poeta no es humilde… no merece la pena que escriba.

    Gracias por tu sencillez que ensalza la sencillez de los demás.

    Ritxi

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  4. Qué bien lo cuentas, estimado Julio, que contagias la emoción que sé que viviste y de la que yo también fui partícipe, leo y revivo cada instante, y sigo destacando la cercanía de cada uno de vosotros, el valor y el calor humano de cada uno de los allí reunidos, y como bien dices con la afable y sencilla presencia del maestro Gamoneda. Un día inolvidable para remarcar en el calendario del corazón.

    Aún te escucho recitar con esa voz rotunda y el gesto emocionado y contagiando el sentir de la palabra al escuchante. ¡ Qué bien lo haces! Mi reconocimiento y admiración.

    Un abrazo grande.

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    • Amiga Isabel:

      La felicidad y la emoción fue compartida por todos y me alegró mucho encontrarte entre nosotros con tus versos y tu compañía, así como la de tu hija Sara. Creo que, si algo hubo de mérito en lo que me tocó hacer, fueron los versos de Antonio Gamoneda y la emoción vivida que te empuja con el calor y el afecto de los presentes. Disfruté cada momento, sí, con entregada emoción. Gracias por todas y cada una de tus palabras, Isabel. Con un abrazo.
      Salud.

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  5. Se percibe tu éxtasis. Trasmites la emoción y el fervor debido a quien es merecedor de admiración y devoción. Ha sido, sin duda, un día memorable. Yo también tuve la ocasión de conocerle personalmente con motivo de una conferencia que dio en Almería sobre la obra de Valente. También sentí esa impresión de persona humilde y profundamente entrañable. Me alegra mucho ese encuentro tuyo con Gamoneda, uno de mis poeta favoritos actuales, que junto a José Ángel Valente, me parece lo más interesante de la poesía en lengua castellana de estos tiempos que nos han tocado vivir.
    Te felicito, como no puede ser de otro modo, por esa edición conjunta en la que participas. Ya nos dirás como se puede uno hacer con la obra.

    Un fuerte abrazo.

    Perfecto Herrera

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    • ¡Qué te voy a contar que tú no sepas y entiendas, amigo Perfecto! Comparto totalmente tu opinión sobre el valor de la obra de Antonio Gamoneda y sobre su persona. Me alegra que hayas percibido su presencia como yo la percibí. Y gracias por todas las felicitaciones. En cuanto al libro, creo que se podrá adquirir a través de internet en la página de los foros Alaire. Está distribuida en algunas librerías de algunas ciudades y, si tardaran en poner el enlace para la distribución en Alaire y lo quisieras, te pondría en contacto con José Manuel Sáiz en Vitoria y él te enviaría el libro. Con un abrazo.
      Salud.

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  6. Efectivamente, la presencia de Antonio Gamoneda conmocionó y llenó de luz a todos los allí presentes. Sin embargo, para ti, Julio, tuvo un plus. Estabas en tu tierra, a la que siempre quieres volver, compartiendo mesa, reflexiones, recuerdos con quien admiras. Pudiste leerle, con voz apasionada y rotunda, uno de sus poemas mientras, vuelto hacia sí mimo, se emocionaba. Estabas rodeado de seres que te quieren y comparten tus anhelos. Fuiste el coordinador del evento y todo salió a pedir de boca. En muy pocas ocasiones he percibido en ti la excitación, el gozo, el arrobamiento e incluso el aislamiento de todo lo que no fuera aquel hombre para no perder ni un detalle, ni un gesto, ni una mirada, ni una pausa, ni una insinuación. Son pocas las ocasiones en las podemos disfrutar de momentos tan intensos, por eso es tan importante aprovecharlos y disfrutarlos como tú lo hiciste.
    El provechoso fin de semana merece más comentarios, pero prefiero dejarlos en el apartado de las noticias.

    Agurtzane

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    • Siempre estoy volviendo a León; llevo así toda una vida y no me importa, pues lo importante -tan aprendido lo tenemos con Ítaca- es el viaje, la ilusión, la experiencia del viaje. Si en este recorrido hay encuentros como el del pasado día 3 de diciembre y al lado encuentro amigos, familiares y un poeta de la talla de Antonio Gamoneda escuchándome recitar sus versos con su aire concentrado y un punto de emoción, ¡ay!, ¿qué más puedo pedir? Pues eso, que el viaje continúe por muchos años y que encuentre otros puertos llenos de ventura como el del pasado día 3 en León. Gracias por la compañía en esta aventura.
      Salud.

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  7. ¡Bravo por los poetas de buena voluntad!
    Imagino, Julio, que ha sido un tres de diciembre memorable que no se borrará de tu memoria. Percibo en tu noticia y en las descripciones de Gamoneda al poeta pueblo, campo, calle, catedral, bar…todo eso que hace que alguien sea a pesar de su fama y de lo talentoso de su obra, cercano, humano, sensible, chisposo, sabio.

    Ahora toca pedir un deseo, sí, cierro los ojos y pido:
    -poesía, poesía, ¿qué tal un poema de «Árido Umbral» para el próximo pote-poético?-
    Gracias, Julio.

    daniela

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    • Amiga Daniela, fue un 3 de diciembre memorable, sí, de los que te llenan y hacen vivir intensamente, pletórico de felices encuentros y descubrimientos. En cuanto al deseo… que es deseo compartido, tal y como pude explicarte en tu cuaderno, me resultará imposible en esta ocasión porque estaré en León por esas fechas. Queda la promesa de que será en la próxima. Con un abrazo.

      Salud.

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  8. Querido amigo Julio.
    Agradezco tus palabras de emoción ante la presencia de un hombre humilde, pero sabio. Yo también he sentido esa revolución y aturdimiento interior, que confiesas, ante la admiración de un gran personaje y todo lo que él representa; es algo que uno no puede olvidar.

    Poco he leído de Antonio Gamoneda, creo que no más de tres poesías, una de ellas la tengo anotada en mi libreta de frases, pensamientos, ideas… dice así:

    Poema Amor

    Mi manera de amarte es sencilla:
    te aprieto a mí
    como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
    y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

    Cuando revuelvo tus cabellos
    algo hermoso se forma entre mis manos.

    Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
    a estar contigo en paz y a estar en paz
    con un deber desconocido
    que a veces pesa también en mi corazón.

    Gracias, Julio, por hacernos partícipes de esta vivencia; guárdala en tu corazón por mucho tiempo.
    Un abrazo.
    Santi

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