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Autoelegía

 

Autoelegía

Ya eres luz de universo, negrura del espacio
en carne abierta de amapolas. Vienes
como incendios de primaveras
a mi nombre de sílabas de aire
a mi boca
y tomas mi voz y mi palabra.

Miro el paisaje, los árboles bebiéndose las nubes;
respiro con tu noche la soledad umbría,
callada sombra de los abesales.

Veo alzarse la lluvia
y llorar el silencio que ya eres,
ausencia toda, plomiza densidad del pesimismo,
memoria en espirales
de voces esparcidas al viento de las horas,
matraz de la existencia a polvo reducida
y besos ya sin labios, y bocas ya sin hambre.

Siento el peso de la vida que me falta, la muerte que te sobra,
la negra luz que nos envuelve y torna
cenizas de la nada.

Ya somos canto de alondra peregrina.

Ya eres
fugaz aroma de higueras y de sueños
en círculos de agua, soplo que mece el junco de tu risa
entre los carrizales.

Julio González Alonso

Nota.-  Poema publicado en el libro Árido Umbral – Poesía.- Selección temática de autores contemporáneos.- Editorial Alaire (Agosto, 2011.- ISBN: 978-84-939365-0-1.-Depósito legal: VI-556/11)


16 Respuestas to “Autoelegía”


  1. 1 Pepa Agüera Sánchez
    febrero 15, 2013 a las 02:46

    Me parece que asumir la propia muerte es valorar la propia vida en toda su trayectoria, porque las partes que la forman darán al final, y solo al final, cuando se coloque la última pieza del puzle, el dibujo completo de lo que en verdad hemos sido. Un poema superior, escrito con la calidad que es marca de la casa,

    Un abrazo

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    • febrero 16, 2013 a las 00:21

      Amiga Pepa, con precisión de cirujana has definido lo que representa la asunción de la propia muerte. Te agradezco la oportunidad de considerar esta reflexión al hilo del poema que tuviste la amabilidad de leer en la pasada noche poética en Bilbao y que publicaré aquí mismo y en el foro Alaire donde también, felizmente, coincidimos. Recordarás que lo titulé Contrarios y que tomaba como punto de partida las consideraciones sobre la realidad del filósofo presocrático Heráclito. Aparte de compartir la idea de que lo único serio es tomarse las cosas como un juego, entiendo que ver la muerte como vida -tal y como he dejado reflejado en el poema que comentas, escrito antes de tener noticias de estas cuestiones tratadas por Heráclito- sólo es desesperanzador para el que no sabe qué es vivir y se aferra a un sueño sin entender que en lo que llama vida, solamente hay un contínuo morir, instante a instante.
      Con un abrazo.
      Salud.

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  2. 3 Flory GLEZ.
    febrero 3, 2013 a las 00:36

    Primo Julio :
    Gracias por esta bellisima poesia .
    Si nota pudiera poner del 1 al 10 , el 10 se llevaría .
    Sencillamente impresionante .
    Con un abrazo .

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    • febrero 3, 2013 a las 22:52

      Bueno, se nota que tengo ventaja en la calificación que me das… que por algo somos primos. La verdad es que he sacado muy pocos dieces en mi vida; conseguir éste me hace más ilusión porque se trata de una valoración sobre algo que aspira a ser compartido y parece ser que tu nota me dice que merece ese destino.
      El tema es un poco áspero, pero la muerte y la línea que marca entre los que se quedan y los que se van no tiene por qué ser un tabú. Así quise escribirme a mí mismo esta elegía y pienso que cualquier lector puede entenderla y vivirla -si quiere- como propia.
      Con un abrazo.
      Salud.

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  3. enero 31, 2013 a las 21:03

    ¡Sencillamente excepcional!
    Aunque a decir verdad, no se si haya contradicción entre la sencillez y lo excepcional, o lo excepcional siempre deba ser sencillo, o lo sencillo sea, en esencia, excepcional.
    Percibo en éste un estado emocional profundo y altamente introspectivo, como si intentases escudriñar en piedras que jamás hubieses tocado, o que la vida te ha empujado a requerir descubrir facetas inexploradas de tu vida íntima.
    Sin embargo, no intento elucidar dudas existenciales, mucho menos pretender penetrar en tus tejidos más íntimos. Lo que deseo es verter una opinión tan fundamental e indispensable, como es el arrobamiento que me causa tan espléndida pieza poética.
    Como imagino deberás estar pasando en este momento entre planos existenciales; sobrevolar alguna esquina del multiverso, o simplemente asombrado de tu propia obra, me conformo con compartirte mis apreciaciones más humildes y sinceras.
    ¡Felicidades!
    Arturo

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    • febrero 1, 2013 a las 12:26

      Amigo Arturo:

      Tu admirable comentario hace más justicia a tu liberalidad y trato amistoso que a las bondades del poema que, teniendo alguna, nunca llegarán al extremo que me gustaría. La razón de estos versos es la costumbre de acordarnos de los amigos y personas queridas una vez fallecidos para decir algo de ellos, generalmente bueno sobre lo que fue su vida en lo que nos tocó compartir. Quise, con estos versos, ahorrarles a amigos y posibles enemigos el trabajo. Yo mismo me hago la elegía y ya está. Así, además, tengo el privilegio de saber lo que dice, lo que no ocurre a los amigos que se nos van, aunque puedan imaginarlo. Bueno, en fin, a qué darle más vueltas, amigo Arturo; esto es todo lo que se mueve en el trasfondo del poema que tan bien has interpretado. Muchas gracias y un abrazo grande hasta el inmenso México.
      Salud.

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  4. enero 26, 2013 a las 21:11

    Esperemos que no nos expliquen del todo .Que el universo no pierda su belleza oscura ,ni nosotros nuestro porvenir que está hecho de enigma ,de jeroglífico .Que no coloquen la pieza última de nuestro rompecabezas. Que no nos hagan creer que la vida es una guerra con el tiempo .Me veo a mi mismo como un pasajero adivinado en la ventana mirando lo que he sido.
    Y me temo que las matemáticas ,tan feas , acabaran con la poesía. Ojalá tu hermosísimo poema triunfe sobre mi augurio.
    Un abrazo

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    • enero 27, 2013 a las 13:03

      Amigo Rubén, yo no tengo -de verdad- nada contra las explicaciones. Desde siempre buscamos respuestas (explicaciones) a las cosas y las explicaciones -opino- no matan la magia de la vida, sino que la multiplican. Hay respuestas racionales desde la ciencia y las filosofías, emocionales desde el Arte, y dentro del mismo la poesía, y religiosas basadas en la fé, creencias y dogmas. De estas tres clases de respuestas, la que no me gusta es la respuesta religiosa y sus afanes de trascender esta vida a golpe -en cualquier religión- de dogmas. Las ciencias, y entre ellas la cuna de las mismas, las Matemáticas, aportan visiones nuevas, avanzan por vericuetos racionales, establecen hipótesis, comprueban, todo es relativo pero nos permiten progresar y perfeccionar nuestra visión del mundo. Sus explicaciones no le quitan encanto a cuanto vivimos, sólo nos permiten vivir más cosas. La Filosofía, que nació apegada a las Matemáticas, especula, pregunta, formula respuestas desde diferentes perspectivas; nos empuja a la reflexión y el autoconocimiento y nos ofrece aspectos que influyen en nosotros aunque nos pasen desaparcebidos en la vida cotidiana. Y la Poesía -como la Música, la Pintura, la Danza…- nos responde a las preguntas sobre la vida, el mundo, nosotros mismos, desde la emoción, la sorpresa, el sentimiento; pero busca la verdad como las ciencias, busca mejorar el mundo y mejorarnos, muchas veces señalando los problemas, describiéndolos, dándoles voz, más que dando soluciones.

      Me he extendido en demasía para, junto a agradecerte la opinión dejada a pie de poema, decirte que no me preocupa en absoluto la búsqueda de explicaciones, cuando esta búsqueda es honesta, venga de donde venga. Yo no entiendo de matemáticas, pero estoy convencido de que es un mundo apasionante y para nada aburrido; me refiero a la idea de las matemáticas más allá de las operaciones, integrales, derivadas, etc. y que interactúan con el mundo y el arte en, por ejemplo, la construcción de edificios singulares, tan artísticos como los templos griegos o el Guggenheim de Bilbao. Pero la poesía, en su expresión a través del poema, no escapa a las matemáticas. Medimos, contamos, marcamos el ritmo a través del uso de la acentuación, etc. en toda clase de poemas, incluídos los llamados de verso libre. Otra vez gracias. Estoy muy feliz de que consideres hermoso este poema; su triunfo sólo se deberá a lectores y lecturas como la tuya y de cuantos tienen la generosidad de pasar por aquí.
      Salud.

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  5. 9 Eloy J.
    enero 23, 2013 a las 11:46

    Hola Julio, me veo en el Praico, lugar debajo del Cueto de San Mateo, tal cual lo cuentas: árboles bebiéndose las nubes…, soledad umbría…, silencio…, paz.
    ¿No será eso el final; esa muerte que a ti se te antoja sombra?
    Al fin y al cabo es la memoria de cada uno en espirales.
    Precioso.
    Un abrazo.Eloy

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    • enero 23, 2013 a las 13:36

      Amigo Eloy, ¿y si te digo -y no tengo por qué mentir- que el espacio imaginado es exactamente el que describes o su entorno? Sabes bien que nos nutrimos de las primeras emociones de la infancia y juventud y que éstas nos acompañan toda nuestra vida. ¿Sabes por qué volvemos cada año a los encuentros en La Pola de Gordón? Por razones parecidas y porque nos queremos más de lo que parece, ya que cuantos nos encontramos una y otra vez allí compartimos experiencias, ilusiones, juegos; mucha vida, en suma. Por eso, al imaginar la muerte, ¿por qué no hacerlo en el entorno o uno de los entornos que más paz pueden aportarte? No me importaría pasar a formar parte del praíco y el entorno del Cueto; es un lugar apacible y confortable. Y dicho lo dicho, sí, comparto contigo la idea de esa muerte antojada sombra de los abesales, o de los abeseos. Con un abrazo.
      Salud.

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  6. 11 Ritxi Poo
    enero 23, 2013 a las 10:42

    Buen poema, Julio.
    Poco más que decirte, sobre todo tras el comentario realizado por Santiago Fernández.
    ¡Un abrazo!

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    • enero 23, 2013 a las 13:40

      Amigo Ritxi, es cierto que Santiago Fernández, matemático extraordinario y persona -como es de ver- sensible y generosa, lee con pasión y escribe con rigor aportando siempre nuevos aspectos que, ordinariamente, me sorprenden. Pero tus palabras suscribiendo la bondad de este poema, viniendo de un poeta como tú, me llenan de natural orgullo y satisfacción. Con un abrazo.
      Salud.

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  7. 13 Santiago Fernández
    enero 22, 2013 a las 22:50

    Amigo Julio:
    Esta actitud elegíaca, que consiste en lamentar la perdida de cosas importantes en nuestra vida: la ilusión, la vida, el tiempo, un ser querido, un sentimiento, .. ha sido perfectamente reflejada en tu autoelegía.
    En una primera lectura el poema me ha parecido triste, muy triste, pintado con una paleta de colores oscuros: negrura. Ubicado en una infinita soledad: el espacio. Acompañado del viento de las horas. Añorando la vida no vivida. Observando la vida desde la tierra. ..
    La segunda lectura, hecha a trote, es más consoladora y energética. En ella distingo los cuatro elementos de vida: El fuego(incendios de primaveras), el aire(soplo que mece el junco de tu risa,), la tierra( la existencia a polvo reducida) el agua(círculos de agua, bebiéndose las nubes). También, esa espiral que nos lleva y nos trae de manera helicoidal(memoria en espirales, en círculos de agua) y esa transformación en energía, que todos inevitablemente haremos cuando nuestra vida se acaba(Ya eres luz de universo, negrura del espacio). Esa idea SÍ que es consoladora, saber que no desaparecemos del todo sino que nos transformaremos en una lucecita tintineante y poderosa en el infinito universo y servirá para iluminar a otras perrsonas.
    Gracias amigo Julio por esta bellísima poesía, repleta de frases preciosas (fugaz aroma de higueras y de sueños, de voces esparcidas al viento de las horas)
    Un saludo
    Santi

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    • enero 23, 2013 a las 13:47

      Amigo Santiago:

      Partiendo de mi agnosticismo solamente puedo imaginar un final como el descrito que, de manera mucho más poética, has descrito a la perfección viéndonos reflejados en forma de luz en medio del universo como guía y esperanza para otras personas. ¡Qué imagen tan bella!

      Tus comentarios siempre me aportan algo nuevo sobre el tema por lo que, además de agradecerte la gentileza y bondad de tus opiniones sobre los versos, debo agradecerte también esa aportación original que me hace pensar y progresar en las implicaciones del asunto del poema. Volveré a recordar -una vez más- al maestro Antonio Gamoneda cuando descubrió y dijo que el poema siempre sabe más que su autor.

      Con un abrazo.
      Salud.

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  8. 15 daniela
    enero 21, 2013 a las 22:31

    HOla Julio:

    bonita elegía, de la que me quedo con los árboles bebiéndose las nubes , con el matraz de la existencia. La contraposición de color en el inicio también sugestiva: blanco, negro, rojo (luz, negrura, amapolas) transitando hacia el aroma, amarillento, del fin por el secano del carrizal. Vamos que me gusta todo él, gracias.

    daniela

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    • enero 22, 2013 a las 13:34

      Gracias, Daniela. Las imágenes de los árboles bebiéndose las nubes (cuando las nubes están tan bajas que los envuelven literalmente) o matraz de la existencia (fuente de la vida en ese intercambio genético que se me antoja pura química) son felices hallazgos, sí, pero nada serían sin el fondo general que alimenta el tema del poema: la propia muerte. De ahí la búsqueda de espacios como la luz negra (en el espacio la luz no se ve; el espacio es oscuro, pero está lleno de luz,¡qué paradoja!), el simbolismo del rojo y otros detalles. Hay, sin embargo, algo que no es como has supuesto: los carrizales. No son espacios secos ni áridos; antes bien, los carrizos abundan en las zonas húmedas y el agua en la que crecen es muy limpia y oxigenada, un agua tranquila que me evoca la vejez en contraposición al agua de los torrentes que corre de manera violenta y que me transporta a la juventud. Los carrizales -en un ciclo vital ordinario- aparecerían al final de los años, llenos de vida apacible y riqueza.
      Otra vez gracias por acercarte a comentar.
      Salud.

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