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Las horas de septiembre;
los libros,
los cuadernos, lapiceros,
sacapuntas,
bolis, goma de borrar
el verano.
Horas de curso, estudio,
escuela,
todo nuevo,
amor, amigos,
compañeros,
juegos.
¡Cómo pasan los años
y los meses,
los días!
Pupitre, ventana,
sueño, la voz
del profesor, la
mariposa blanca
alejándose, lágrima
adolescente,
primer beso
y verso primero,
el alma.
¡Cómo pasan los años,
cómo
los sueños!
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González Alonso
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Muy bello Julio, y acertado. Pese a los años, septiembre siempre es un mes en mis recuerdos asociado a la magia preludio del otoño. Una magia que no es de puertas afuera, como los últimos fuegos artificiales del verano en las fiestas de los pueblos, con su estruendo y sus palmeras de luz. Es una magia más íntima, mas cercana, invisible, pero que implosiona dentro y te envuelve…algo inaprensible, por eso es más valioso, porque uno es espectador y experimenta el secreto de la quietud, ese instante donde el año se detiene para tomar aire tras los fatigosos días del estío. Entre la expiración y la inspiración, que huele a humedad y profundidades boscosas, el tiempo parece detenerse. El telón está a punto de abrirse, los ojos y los sentidos expectantes.
Y ya aprovecho, como he pasado unos meses alejado de todo este mundo internáutico, para comentarte que me encantó «Testimonio de la desnudez». Lo releo de vez en cuando, al igual que el druida toma las avellanas de la sabiduría de su bolsita de piel, yo tomo algunas de tus líneas y las dejo caer en mi interior, las siembro y me maravillo de aquello que brota. Un deleite para los sentidos…y la conciencia.
Un abrazo.
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Amigo mío, recreas las sensaciones de septiembre con gran plasticidad y ya nos vemos inmersos en sus días y la magia evocada en tus líneas. Gracias por ello.
Por cuanto se refiere al poemario «Testimonio de la desnudez», creo que es una suerte que haya encontrado lectores como tú. La poesía -y la novela, en fin- se hacen en las lecturas lejos del autor. Me emociona considerar que esos versos se recreen en ti y broten en tu sensibilidad con savia nueva. Y me siento feliz de saberlo. Siempre gracias y un fuerte abrazo.
Salud.
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Sí pasan los años, pero se hacen más leves cuando vuelan en alas de la poesía.
Me gustan mucho tus versos.
Un abrazo
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Yo puedo decir que la levedad también viene de las buenas amistades como la tuya y de Rafa. Gracias por ello y por animar este mundo con tus versos y hacerlo un poco mejor con tu poesía. Con un abrazo.
Salud.
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las horas sine die. las que tal mes, a un tiempo ‘siete’ y nueve, acostumbran a traer un sinónimo de maravilla: «cuando llega septiembre…»
abrazo
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Asíe y será, amiga Pilar, en las dulces uvas de septiembre. Con un abrazo.
Salud.
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Las horas nuevas
de septiembre en el alma
los años pasan
Qué hermoso poema Julio, así es y son los días, las horas, los años… Y lo más importante, ese verso primero del que hablas y nos hace vivir… Un abrazo, Julie
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¡Qué veranos aquellos que duraban todo un año, inacabables, eternos, intensos…! Y luego, su final en los últimos días de septiembre y la vuelta a los libros. Así fue. Con un abrazo, Julie.
Salud.
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