La vida me mira y me enamora
su paso; será por eso
que tengo los ojos tristes.
Como un ensordecedor griterío de estorninos
en las ramas del árbol de la tarde
se columpian los recuerdos. Me mira la vida
y le sonríe mi mirada triste.
En algún lugar del alma se libra una batalla
y se está preparando la derrota. La vida me mira
por el cerrojo de la puerta de la infancia
y contempla el amor reposado de las aguas
del pozo de los años
desde el brocal húmedo de mis ojos
tristes.
Un día sabrás también de horas como abejas
del panal del tiempo
y alondras perdidas en el vértigo de las sombras
de las noches. Me mira la vida
y su paso me enamora
en la tristeza de mis ojos.
Me acecha la vida
y yo veo en mis pupilas tristes
la vida asomada a las miradas
y mis ojos tristes
enamorados de su paso
y a su paso
qué dulce aliento de recuerdos
desplegados al viento del océano como velas
de un bajel armado
de amor
para todas las derrotas.
González Alonso
Un genio👏👏👏
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Muy agradecido, Marina.
Salud.
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A cierta edad vas pasando revista por tus habitaciones en silencio donde en una sabes vive esa pequeña llama de dolor que espera florecer lentamente o voraz una noche. Crudo es mi comentario pero el tiempo es así de asesino, que ya no somos inmortales y sabemos, sobre todo a cierta edad, que tenemos que convivir con esa tristeza de puertas adentro.
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Amigo y poeta Rubén, tu comentario no es crudo, sino certero al no ponerle paños calientes a las sevicias de la vida. Reivindiquemos la lucidez para saber que vivimos y cómo vivir bien, con plenitud. Cervantes escribió aquello de que hasta la muerte todo es vida. Un abrazo.
Salud.
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«La vida me mira y me enamora
su paso; será por eso
que tengo los ojos tristes»
Unos hermosos versos abren este poema que nos llena de nostalgia ante el paso del tiempo. Es cierto que con los años miramos atrás con cierta melancolía, que no, necesariamente, tristeza, y son precisamente los buenos recuerdos los que permanecen intactos en nuestra mente. Recuerdos felices que se aunan junto con el amor para vencer todas las derrotas.
Como siempre es un placer leerte, aunque lleve mucho tiempo pasando sin dejar huella de mi paso, hay poemas antes los que es imposible permanecer en silencio.
Un beso
Ana
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Un beso enorme, Ana. Hace algún tiempo que no tenía noticias tuyas, pero estaba seguro de que seguirías fiel a tus convicciones, tus versos, tu sensualidad impreganada de amor en tus versos. Hoy te agradezco aquí tu presencia, que me anima y reconforta.
Salud.
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Además de puro lirismo -creo que te lo dije en otra ocasión- tus poemas mueven a reflexión. Son de una sensibilidad que trasciende. Leerlos y meditarlos es una delicia. A partir de ahora espero disponer de más tiempo (organizarme mejor, por lo menos) para deleitarme con su lectura.
Sigue cosechando amor para vencer las derrotas. Puedo asegurarte que si vuelves la vista atrás con mirada enamorada y serena, la vida nunca podrá ser una derrota.
Un abrazo.
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Carmen, me parecen muy oportunas y certeras tus palabras y creo que lo que me aseguras será así. Admitir la realidad no significará sentirse derrotado, antes bien será la causa de entonar un himno de victoria: ¡He vivido! Y todavía vivo. Gracias por tu abrazo.
Salud.
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Esa ventana, Julio, es la apertura de un presente que siempre navegará por nuestras venas. Este es un tiempo ilusorio, ya vendrán otros nuevos y recogeremos la vendimia que sembramos. Hoy …tienes al AMOR que enfrentará todas las derrotas. Bella expresión nostálgicas de tu poesía. Me ha encantado.
Abrazos.
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Cecilia, toda una alegría leer y casi escuchar tu palabra en este rincón. Muchas gracias y abrazo.
Salud.
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y a su paso
qué dulce aliento de recuerdos
desplegados al viento del océano como velas
de un bajel armado
de amor
para todas las derrotas…
Julio, he disfrutado mucho con este poema, lo repaso y me quedo (para mi) con este final que me hace sentir «completa». Gracias por tus palabras.
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Yo te agradezco, M. Jesús, estas palabrs que son de ánimo y amistad. Un abrazo
Salud.
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la vida es la vida no más
nosotros le damos la sazón a cada día 😉
abrazos
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¡Pues pongámosle un poco de ilusión, mucho de esperanza, una pizca de amabilidad, montones de solidaridad, alegría al gusto, amor y… todo lo que la haga mejor!
Gracias, Elisa. Con un abrazo hasta el inmenso Chile.
Salud.
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Me encanta esa dulzura lóbregra, nostálgica, incluso romántica de tu hermoso poema. Lo he disfrutado mucho, amigo. Gracias por compartirlo. Mi abrazo fuerte.
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Me alegra mucho, amiga Julie, que este poemita te haya parecido bueno o, al menos, que te haya hecho disfrutar. Gracias por tu inestimable compañía. Abrazo grande.
Salud.
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«Me mira la vida
y le sonríe mi mirada triste»…
Veo un hermoso mensaje melancólico, al paso de la vida, del tiempo, algo triste, sí, pero optimista y feliz,
por todo lo bueno que te ha dado, y por lo que esperas de ella. Muy hermoso, Julio.
Besos
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Gracias, Soco, veo que coincides con las opiniones expuestas hasta aquí y me reconforta. Un abrazo grande desde esta orilla cantábrica. Salud.
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No creo que sea un poema pesimista, Julio, sino melancólico. Que la vida nos mire y nos enamore no es más que la prueba palpable de que hemos sabido y sabemos disfrutar de cada minuto compartido con ella. Y eso, a cierta edad (como la mía), en la que los recuerdos ganan en importancia, me hace sentir muy bien. Es un poema precioso que merece varias lecturas. Un abrazo.
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Me quedo con la melancolía y la memoria de la felicidad que se nos crece con la edad, Carmen. Gracias por todo.
Salud.
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Lo he leído varias veces y he guardado el poema, con tu permiso, para hacer lo que hago con los buenos y bellos poemas que me apasionan, regresar a ellos para así paladear su belleza. Mi enhorabuena, Julio. La poesía merece la pena… «La vida me mira y me enamora a su paso; será por eso/ que tengo los ojos tristes».
Muchas gracias, un gran abrazo y ¡salud!
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Permíteme, primero, felicitarte por el éxito de tu nuevo poemario «Las farolas caminan la calle» (Ed. Vitruvio) y las alegrías que te está dando en las presentaciones. Y después deja que te diga que me alegran tus palabras valorando de manera tan positiva este poema que enfrenta el eterno tema del paso del tiempo que es el paso de la vida o viceversa. Tal vez un poco pesimista y triste, pero es que las despedidas siempre lo son. Un abrazo grande, Isabel.
Salud.
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Muchísimas gracias, Julio.
Tu poema no me parece pesimista, Julio; la niebla puede ser triste pero no pesimista, así son las despedidas, los adioses, las pérdidas… nieblas que nos recorren y nos impregnan el alma de amor y esperanza.
Estos versos finales tuyos son ejemplo de ello:
Me acecha la vida
y yo veo en mis pupilas tristes
la vida asomada a las miradas
y mis ojos tristes
enamorados de su paso
y a su paso
qué dulce aliento de recuerdos
desplegados al viento del océano como velas
de un bajel armado
de amor
para todas las derrotas.
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Muy amable, Isabel. Me gusta el punto de vista de tu mirada y me aferro al alma impregnada de amor y esperanza. Un abrazo.
Salud
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