Ortuella, 1980
Cincuenta niños leían en la escuela
y en sus cuentos infantiles soñaban las páginas
ilustradas, gigantes y brujas buenas,
hadas en las letras mágicas de las palabras.
Un maestro, una maestra, en su corazón
recogían las sonrisas, el gesto de sorpresa, las miradas;
removía en las cocinas la cocinera los olores de las cazuelas
al punto del mediodía, las doce de los ángeles
que ellos no conocían ni esperaban y todo fue un instante,
un descuido del destino que pasó por el patio y por las aulas
aquel octubre
en aquella mañana.
Leonard Cohen lentamente desgrana canciones de amor
y odio, y dice I can dream
con su voz profunda
y grave.
Ahora que resuenan doce campanadas al mediodía
de octubre, y veo volar las páginas de los cuentos,
aquellas últimas sonrisas, las miradas del ángelus,
cincuenta pares de ojos infantiles
leyendo la última palabra, ¡ay, dios, qué terrible
desconcierto!, ¡qué dolor de huesos en cada campanada!
Leonard Cohen desgrana sus canciones de amor
y odio lentamente; I can’t dream,
corrige
con su voz grave y profunda
en cada una
de las doce campanadas.
González Alonso
*Leonard Cohen, poeta y cantautor canadiense.- I can dream: Puedo soñar; I can’t dream: No puedo soñar.
Hace hoy 40 años de la tragedia de Ortuella, que fue la explosión de una bolsa de gas propano en el Colegio Público Marcelino Ugalde y la muerte de 50 niños y niñas y 3 adultos, una cocinera, un maestro y una maestra en estado avanzado de gestación. Pasarán otros 40 y ya no estaré para contarlo, pero otros 100 que pasaran no podría olvidar aquel tristísimo día.
El poema que hace hoy referencia a aquella experiencia es uno de los 70 que forman parte del libro «Ruido de ángeles» (Ediciones Vitruvio.- Colección Baños del Carmen.- Madrid, 2020)
El monumento «La flor truncada» fue donada por el escultor José Noja (Huelva) y levantada en Ortuella en 1981. En su placa reza la inscripción: «De todos los niños de España a los niños de Ortuella».
El poema publicado en El Correo del 23 de octubre: ORTUELLA 1980, el poema de un maestro a los niños
Querido Julio:
Si últimamente no he dado señales de vida es porque antes quería tener tu libro “Ruido de Ángeles”. Lo había encargado en la librería del barrio -como suelo hacer-, pero en vista de que pasaban los días y no llamaban para recogerlo, insistí y me prometieron que lo lograrían a través de la Editorial Vitruvio. Como todo seguía en las mismas, me acerqué de nuevo a la librería y me mostraron el pedido.
Puestas así las cosas, decidí recurrir a mi hija, que tiene costumbre de comprar a través de Internet, y me lo ha logrado sin problema, pero…, aunque ya lo ha pagado, la entrega no será antes del día 11 de noviembre. Es posible que todo esto ocurra por lo mal que están las cosas en Madrid a causa de la pandemia. De todos modos me alegro de haberlo encargado por partida doble, porque pienso que -en vista de lo que he podido leer y los elogios de Magdalena, a la que conozco y sé que lo considera una joya literaria- puede ser un bonito regalo navideño.
No voy a extenderme más. Lo dejo para después de leer “Ruido de Ángeles”.
Todo lo que escribes conmueve el alma.
Salud y esperanza.
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Amiga Carmen, admiro tu constancia y fuerza de voluntad. Yo no sé si hubiera aguantado tanto para conseguir un libro. Pero, por otra parte, me hace felicísimo saber que puedo contar con tu lectura y, espero, tu aprobación; porque si después de tantos inconvenientes llegaras a la conclusión de que el esfuerzo no ha valido la pena, sería tristísimo para mí. Gracias mil y, mira por donde, me has sugerido una estupenda idea para estas Navidades que se nos acercan y parece que van a ser diferentes y desacostumbradas. Regalar libros me parece una buena opción.
Esperaré, con ilusión, tus impresiones tras la lectura de los poemas que han querido acompañar el vuelo con su música y su mensaje de este «Ruido de ángeles». Mi abrazo hasta Palmeira o donde encuentres acomodo en estos días de pandemia. Salud.
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Me he encontrado con el mismo problema. Al final he recurrido a la compra vía web en La Casa del libro, pedido realizado y pagado, pero la entrega coincide más o menos con la fecha que le han dado a Vd.
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Admiro y agradezco tu decisión, Ventura; sólo espero que la espera y las molestias valgan la pena. Gracias por acoger los poemas del libro «Ruido de ángeles». Mi abrazo.
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Buenas tardes Julio:
No quise escribirte hasta acabar tu preciosa obra «Ruido de ángeles» para poder decirte algo sobre ella. Leía solamente tres o cuatro páginas cada día, y por las noches releía las mismas, para ir rumiando poquito a poco toda la belleza que encierras en ellas.
Quiero darte las gracias por lo bien que me lo has hecho pasar de la mano de los ángeles que me introducían en «Damasco», «Babilonia» y a «Ninguna parte».
Desconocía el suceso de Ortuella que tan bien relatas en la página 107 y ahora aquí. Conmovedor.
Admirado Julio, gracias de nuevo por esos siete sonetos que me han maravillado. Ya quisiera Violante recibir uno así, y que me perdone don Lope.
Te deseo lo mejor en la distribución del libro. El que nos lea aquí, le recomiendo que no se pierda lectura tan hermosa.
Gracias, felicidades y mucha salud.
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Querida Magda, casi no sé por dónde empezar a responder; pero sí, lo primero que quiero es darte mil gracias por tus preciosas palabras y la amabilidad de acercarte generosamente al libro «Ruido de ángeles». Me siento contento de saber que los poemas te han acompañado tanto y tan bien. Sigo pensando que es más importante ser buen lector que escritor y que es más difícil ser lo primero que lo segundo.
Los sucesos de Ortuella en el colegio donde trabajaba entonces ya formarán parte del resto de mi vida, una vida afortunada que siguió adelante con más felicidad que tristeza y que sigo, por suerte, disfrutando con los años de una edad ya otoñal.
Acabaré agradeciéndote también esa estupenda recomendación a los posibles lectores de esta publicación. Como no he podido hacer ninguna clase de presentación se puede decir que ha sido aquí y a través de la prensa de Santander con el artículo sobre el libro de Juan Francisco Quevedo como se ha dado a conocer. También apareció el poema «Ortuella» en el diario El Correo como parte del reportaje que recordaba los 40 años de la tragedia, mencionando el libro. Así que éste parece que será el destino. El editor me dice que está yendo bien, y eso es todo cuanto sé, Magda. Un abrazo grande hasta Palmeira. Salud.
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Un bonito homenaje Julio, escrito desde el alma y con el corazón en la mano. Gracias por compartir.
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Mil gracias a ti por tomarte tu tiempo y dejarme estas palabras comentando tu impresión sobre el poema. Salud.
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… yo vivía y estaba en Santurtxi, y hay cosas que parece que no pueden suceder y suceden, suceden… ; gracias por tu muy lindo, sentido y hondo poema con abrazo; 40 años, 40… a. justel/Orión
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Pues así es, amigo Antonio, 40 años… y un poema, unos pocos versos de homenaje para una catástrofe enorme, y muchos muchos recuerdos que ya no me abandonarán nunca. Un abrazo. Salud.
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Estremecedor. Estoy conmocionada. Un afectuoso saludo.
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Me ha costado publicar esta entrada, Azurea, y el día es triste. Pero tenía que hacerlo. Gracias por tu afecto.
Salud.
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Los pelos de punta, Julio!!!
Fuerte abrazo.
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Amigo Pedro, te agradezco el abrazo. Hoy no está siendo un día feliz para mí.
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Vaya, Julio, espero que estés bien.
Ánimo y más abrazos.
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Gracias, Pedro. Hoy sí necesito esos ánimos porque el día está siendo particularmente triste leyendo un reportaje para El Correo en el que se publica también mi poema, viendo otra vez fotos y recibiendo llamadas. Pero si pude sobreponerme en aquellas fechas, también podré con los recuerdos. Otra vez gracias.
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Aunque tengo tu libro, volver a leer hoy este poema he vuelto ha sentir un gran estremecimiento. Gracias, Julio.
Un gran abrazo.
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Aniga y poeta Isabel, te agradezco que hayas considerado de interés tener el libro porque aprecio la calidad de tu escritura y me haces un gran honor. Sobre esta publicación puedo decirte, sin querer pecar de dramatismo, que me costó muchos años escribir algo referente a aquel desgraciado suceso del que fui parte y que me ha costado mucho publicarlo aquí, como testimonio, después de 40 años de silencio. Un fuerte abrazo. Salud.
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