Ataque a un enemigo de la libertad
Cicerón
Editorial Taurus, 2021
La expresión popular “echar una filípica”, después de leer a Cicerón, cobra todo su sentido y no se nos escapa el alcance del dicho. No se ahorrará retórica ni ingenio siguiendo el ejemplo de Demóstenes, creador del invento unos trescientos años antes, en sus discursos contra Filipo II de Macedonia. En este discurso ante el Senado y en presencia del mismo Marco Antonio, Cicerón firmará su sentencia de muerte. Lo sabía, lo temía, y lo que temía y sabía se cumplió puntualmente. El 7 de diciembre del 43 a.C. fue asesinado cuando huía de Italia.
No falta en la oratoria de Cicerón ningún exceso cuando se trata de señalar y denunciar las actuaciones ilícitas, extravagantes y torticeras de Marco Antonio. Lo más suave que se permite decir sobre él es que era un completo imbécil. Lo demás, criminal, ambicioso, anteponer sus intereses personales a los intereses de la República, perseguir de manera vergonzosa la gloria y prostituirse en la cama a cambio de dinero, son algunas de las perlas dejadas en forma de acusaciones vertidas en estas filípicas.
Define Cicerón la paz como la libertad en calma en unos tiempos terriblemente convulsos para Roma. Una guerra civil. Julio César, autoproclamado rey, será asesinado a manos de los defensores de la República y más defensores aún de sus propios intereses. Un crimen de Estado del que no anduvo lejos Cicerón que deseaba su muerte y en el que se vio implicado Marco Antonio, el cual se apartaría pronto de su fervorosa intención de restaurar la República para, aprovechando los privilegios del poder, enriquecerse y convertirse en un nuevo sátrapa. Cicerón no se lo perdonará. Y Marco Antonio tampoco le perdonará a Cicerón su actitud de denuncia a favor de la República.
Las filípicas, además de servirnos para admirar el verbo de Cicerón y sus dotes oratorias a la hora de organizar los argumentos de su discurso, resultan de provecho para conocer y encontrar motivos suficientes con los que espantarse de lo que significó la situación política de la poderosa Roma, el maniqueísmo con que se apelaba al pueblo y la vergonzosa corrupción de todos sus estamentos. El panorama pintado por Cicerón en el lienzo de sus discursos no esconde ninguno de los vicios del poder ni sus odiosas consecuencias.
Pero lo alarmante y que más debe preocuparnos es lo que nos encontramos al trasladar la mirada del duro retrato de Cicerón al panorama actual del que estamos siendo testigos y descubrir que más de 2.000 años de historia no hacen obsoletos el contenido de sus discursos. Hoy, con armas nucleares, ejércitos poderosos, apelaciones a la libertad, el pueblo y las democracias, el mundo pende de un hilo que sujetan dictadores declarados o encubiertos para justificar guerras y asesinatos, decretar leyes vergonzantes que atentan contra la libertad y la igualdad y lucrarse con toda esta miseria. ¿Hace falta nombrar algunos países? Pues apúntense a la lista los Estados Unidos de América, Rusia, Venezuela, Irán, Afganistán, Siria, China, Venezuela, Corea del Norte, Cuba… y los países acólitos europeos, uno por uno. La lista es muy extensa. Roma es hoy el mundo. Matemos a Cicerón.
González Alonso
Me parece muy interesante abordar la figura de Cicerón y relacionar los hechos pasados con el presente. La historia de la humanidad no cambiará nunca mientras no cambie ese lado oscuro de la naturaleza humana. Gracias y un gran abrazo.
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Para mi sorpresa, amiga Isabel, he podido encontrar que aun siendo sobre un tema tan concreto como la denuncia de la tiranía de Marco Antonio la actualidad del libro es estimable. Muchas gracias por acercarte a comentar y mi abrazo. Salud.
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Disculpas mil. Desde el teléfono no pude apreciar que era un libro escrito por Cicerón. Muchas gracias. Salud. (Puedes anular parte de mi comentario primero).
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¡Hecho! Un abrazo veraniego.
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Totalmente de acuerdo contigo. Muchos «Cicerones» y muchas filípicas se echan de menos en este mundo que nos ha tocado vivir.
Interesantísimo post.
Salud.
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Comparto tu opinión en lo tocante a la necesidad de ser más valientes en la denuncia de los despropósitos humanos y sus responsables directos. Mil gracias por dejar constancia en tu comentario. Salud.
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