Nevenka
María Goiricelaya
Teatro Barakaldo, 25 de noviembre de 2023
Compañía Histrión Teatro
Dirección de María Goiricelaya
Ayudante de dirección: Ane Pikaza
Intérpretes: Gema Matarranz; Ales Furundarena; Marta Megías
Merece la pena comenzar por destacar la pulcritud y precisión de un texto que aborda un tema difícil, complicado y controvertido como es el acoso sexual a una mujer –en este caso una concejal del PP en el Ayuntamiento de Ponferrada- por parte del alcalde de su mismo grupo político. La prepotencia del cargo parece hacer perder el sentido de la dignidad a muchos hombres. Este es uno de esos casos. Y fue, también, el primero denunciado y llevado a los tribunales con sentencia condenatoria para el acosador; aunque pareciera, en cierto modo, más simbólica que real dada la gravedad de los hechos.
María Goiricelaya enfrenta la escritura de este trabajo teatral con mucho rigor y sin concesiones a la denuncia panfletaria para hacerlo desde una gran exigencia centrada en la exposición de los hechos y el drama vivido por Nevenka Fernández, sosteniendo con valentía en escena el crudo realismo del devastador efecto psicológico, emocional, moral y social del acoso sexual y vivir su impacto tras la travesía en solitario de un recorrido lleno de trampas, sobornos, amenazas, incluso de muerte, adulaciones y exigencias sexuales llevadas a cabo por el alcalde Ismael Álvarez a cambio de conservar un puesto en la política municipal. Impacto que se continuará en el juicio cuando el fiscal García Ancos tuvo que ser sustituido por el Fiscal General del Estado por lo que éste calificó de “acoso procesal” contra la mujer.
Con un tratamiento de documental, los saltos temporales al pasado reciente permiten que vayamos conociendo la secuencia de los hechos y analizando los episodios que dan forma a esta historia. La ingenuidad y pasión juvenil de Nevenka por hacer las cosas bien y trabajar para su ciudad, renunciando a una carrera prometedora en Madrid, fueron vapuleadas e instrumentalizadas por un alcalde autoritario y sin escrúpulos, manipulador e influyente que –siempre mirando por sus intereses- ofrecía la cara amable y popular entre los vecinos y la cara despótica con sus oponentes o quienes, como Nevenka, se decidieron a pararle los pies. El resultado fue finalmente la victoria judicial de Nevencka, pero perdiendo la batalla social y teniendo que alejarse de su ciudad como si realmente hubiera sido ella la culpable. La oposición del PSOE, conocedora de las circunstancias por la propia Nevenka, la apoyó socialmente sin utilizar para la batalla política la situación, lo que desconcertó a Ismael Álvarez porque pensaba presentarlo todo como una confabulación y trama de izquierdas.
El miedo, enfrentada a todos, sociedad, prensa, compañeros de partido e incluso sus propios padres, y la soledad de Nevenka, nos llega desde el escenario con el cúmulo de emociones desatadas y una amarga sensación de impotencia. Pero el mensaje final, lo que luego toma forma y se hace cuerpo en el espectador, es la convicción de que hechos tan dolorosos y tan dolorosamente denunciados como lo ocurrido en el caso Nevenka tienen que ser llevados a los tribunales en la certeza de que este dolor evitará otros y que estas denuncias son necesarias para empujar el avance de la sociedad y conquistar nuevas cotas de derechos y libertades en las que la dignidad de la persona esté por encima de todas las cosas.
La puesta en escena reuniendo a los protagonistas en un cubo iluminado que va cambiando de posición, me pareció una buena metáfora del acoso y la sensación de prisión en que la víctima se mueve. Hay cosas que pasan dentro y otras fuera de ese cubo marcado por sus aristas y abierto por sus caras. Al final, todo termina con la dimisión del alcalde y su condena mientras en la calle le apoyan y aplauden. La víctima, Nevenka, se retirará con su victoria judicial y el desconsuelo de la incomprensión. Hoy día, en Ponferrada luce un mural con su imagen, el recuerdo y agradecimiento de muchas mujeres que han pasado por el mismo calvario y el respeto general y bastante amplio de la ciudadanía.
Y como siempre, si tras un buen texto encontramos un buen elenco capaz de interpretarlo, todo –podemos decir- se traduce en un resultado feliz para el teatro y para la vida misma. Así fue. La obra, entre otros reconocimientos, fue Premio Max de 2023.
González Alonso