SEÑORA EINSTEIN
David Díaz; Gustavo Galindo; Vanessa Martínez; Pedro Santos
Intérpretes: Esperanza García-Maroto; Gustavo Galindo; Guillermo Berasategui; David Díaz; Pedro Santos; Rocío Vidal
Compañía TEATRO DEFONDO
Teatro Barakaldo, 9 de marzo de 2024
De las personas célebres conocemos, generalmente, sus logros y aportaciones o sus debilidades y conductas miserables. De las primeras, ignoramos lo segundo; de las segundas ya sabemos bastante como para concederles el beneficio de tener o haber tenido sentimiento humano apreciable. ¿Qué sentido tiene que Adolf Hitler –y es sólo un ejemplo- se enterneciera con sus perros o conmoviera con la presencia de los niños mientras desata una guerra que cuesta millones de muertos y el exterminio de judíos, gitanos, polacos o comunistas? Se me imagina, así, una ternura repulsiva que agranda aún más la imagen del monstruo. No cuesta –lo sé- ningún trabajo actualizar la lista a día de hoy con las guerras de hoy (que vienen a ser las de siempre) y algunos mandatarios de hoy.
La introducción a los comentarios que siguen sobre la obra “Señora Einstein” va en el sentido de que, tratando sobre la condición humana, se cuenta la vida de la científica serbia, matemática y física teórica, Mileva Maric´, pero se retrata al físico y matemático Albert Einstein. Y de Einstein, como personaje célebre, tenemos una alta opinión como científico e incluso por sus actitudes políticas frente al nazismo y la II Guerra Mundial, especialmente por su condición de judío

Entendamos que todas las historias pueden contarse de más de una manera; la de esta obra, abundante en datos biográficos, se hace de forma reivindicativa sobre el papel de la mujer en el mundo de la ciencia, no para enfrentar a mujeres y hombres, sino con el loable objetivo de poner de manifiesto la desigualdad de oportunidades y los prejuicios sobre el valor intelectual de las mujeres y el lugar que deben ocupar en la sociedad. Crítica y denuncia constructivas, hechas sin acidez ni proclamas panfletarias, con mesura, acierto e inteligencia. Y, hay que decirlo una vez más, es tan necesario como justo denunciarlo y hacerlo –también- del modo inteligente y persuasivo como lo hace esta historia puesta en escena.
Mileva Maric´, que en medio del amor, la maternidad, los conflictos conyugales y las dificultades impuestas para su realización profesional, es capaz de hacer la aportación numérica de los postulados de la teoría de la relatividad, ha pasado a ser una perfecta desconocida a la que se le ha negado el valor de sus aportaciones científicas. Ese es el hecho. Y Albert Einstein, fecundo científico reconocido con el Premio Nobel, se sirvió en su profesión del ingenio de su primera esposa, Mileva Maric´, y antepuso de forma egoísta su carrera a su familia. Esta es la historia que se cuenta.
La obra dramática “Señora Einstein”, es una extensa carta dirigida a la hija del matrimonio que tuvieron que dar en adopción y que nunca conocerían. La escribirá Mileva llegado el momento en que se siente morir, y su escritura significa retroceder en el tiempo –concepto clave en la teoría de la relatividad- para llegar a la edad de aquella adolescente de mente privilegiada que asombraba y a la que apoyó su padre con todos los recursos al alcance de la familia para que estudiase y pudiera ir a la Universidad. Su notable cojera le hacía desconfiar de la posibilidad de encontrar pareja, y su decisión fue entregarse a su vocación, para la cual estaba excepcionalmente dotada, las matemáticas y la física. Y en ese recorrido se cruzará con el joven Albert Einstein. Y surgirá una atracción y un amor hecho de números, cálculos, fórmulas, mucho estudio, ideas y proyectos. Y así seguirá la historia de dos vidas con las renuncias de una de ellas, los logros de ambos y el reconocimiento y éxito de la otra. Y una vida familiar truncada que acabará en divorcio, con una hija a la que no conocen y un hijo que, criado en mitad del duro conflicto familiar, acabará enfermo y recluido en una institución mental sometido a terapias de choque.
Me gustó, y mucho, todo el juego escénico desarrollado en esta cuidada producción con un trabajo interpretativo impecable. El espacio en el que transcurre la acción, con el gran tablero de fondo sobre el que se desarrollan las fórmulas matemáticas, y el modo en que se maneja el tiempo para narrar la historia, son una perfecta alegoría de las implicaciones de la teoría de la relatividad que se resume en la formulación de la ecuación E = mc2, donde E es la energía, m es la masa y c elevado al cuadrado es la velocidad de la luz en el vacío. Espacio, tiempo, luz, energía. Vida, pasión, amor, lucha y dolor entregados al olvido.
Pueden caber muchas y variadas conclusiones al término de la representación. Puedes sentirte sumergido, como fue mi caso, en un confuso enojo tras el mensaje recibido, incapaz de articular palabra. Las mujeres sentadas a mi lado me miraron y regalaron una observación acerca de las situaciones que la representación nos hizo vivir y sentir. Solamente supe responder que ser muy inteligente para la ciencia u otras artes no me parecía garantía de serlo igualmente para manejar los afectos y las relaciones personales. Y con la sensación de que debería haber dicho algo más y menos convencional, me fui. Podría ahora alargar las conclusiones, pero renuncio a ello y que cada cual saque las suyas y ,si quiere, las comparta aquí, consigo mismo, familiares, conocidos o amigos.
Recomendar esta obra es obvio; es más, considero que sería de gran interés hacerla llegar a los centros educativos, institutos y universidades, en un ciclo organizado y financiado por el Ministerio de Educación y Cultura. Nunca, como en esta ocasión, podría estar mejor justificada una inversión económica. Vale.
González Alonso
💙
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Gracias por la compañía en este viaje teatral. Salud.
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