Si en el torpe sentido de mi boca
eres sabor que a la lujuria incita
no dejes en suspenso aquesta cita
festiva, juvenil, alegre y loca.
Que si la vida como breve es poca,
la corta brevedad en ti concita
largo placer que en el placer invita
vivir cuanto de vida a ti te toca.
Pongo en mis labios besos que te besan
y deshago en mi lengua los placeres
que en húmedas caricias se me entregan.
Te como y te hago mía mientras creces
las ansias de mis ansias cuando llegan
en fresa pulpa sueños que me ofreces.
González Alonso
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Ni se me ocurrirá tratar de glosar, como lo hace Santiago, este soneto, pues el torpe sentido de mi boca, solo alcanza a saborearlo. Yo, que tan poco suelo cultivarlo, si que me gusta deleitarme con su tacto, y en tactodo éste, no puedo por menos que celebrarlo. Tu maestria en esta composición, ya he tenido ocasión de comprobarlo en algún otro, y en este hay frescura y esa esencia propia de la elegancia y donosura. En resumen, que un soneto magistral. Y que me causa un poquito de enviadia.
Un abrazo Julio.
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Me siento muy honrado con tu visita, Perfecto, y halagado con las palabras que este soneto te han merecido. Creo que es el único soneto, tal vez poema, de corte erótico que he escrito. No es un género que se me dé muy bien. Me parece difícil escribir poemas eróticos sin caer en la grosería, la frase soez o los tópicos. Hay grandes expertos, pero son escasos los que consiguen la belleza sugerente e insinuante de lo erótico. ¡Ah! y no hay razón para la envidia, amigo, escribiendo como tú lo haces. Con un abrazo.
Salud.
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Amigo Santiago:
Lo dices tan bien y con tanto gusto que tu sola respuesta es ya, por sí, un bello poema. Agregas matices y profundizas en otros dándole sentido y entidad a mi soneto, por lo que me siento justificadamente satisfecho. Siempre he pensado -y dicho en ocasiones- que los buenos escritores, como es tu caso, se hacen o forjan en los buenos lectores, y no por la cantidad de obras leídas, sino por la calidad de las lecturas y la profundidad de sus apreciaciones. Siempre un placer contar con tus palabras, Santiago. Con un abrazo.
Salud.
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Te pareció la fresa tan delicada y decididamente lujuriosa, Julio, que hubiste de embelesarla en labios de soneto clásico para no irte más allá de los permisivos sabores de su ardiente pulpa. Y sus muros de versos te dieron cobijo y acomodo dulce, y apenas sus pezones rozaste de soslayo. Porque sabe tu verso, detrás de cualquier macedonia, acomodarse a los sabores pulcros y exquisitos, y acidular de fresa la fresa de la boca de una boca de versos.
Me gustó la magia de esta fruta, de la fresa que exhibes y de los demás lugares dulces que como fresa, tan sólo se insinúan en la ebriedad de unos muslos entre paréntesis. Todo sea por la fresa y sus conjuros.
Un abrazo afrutado esta mañana de domingo Julio. Sano y ecológico.
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