Hermanas, de Pascal Rambert
Dirección: Pascal Rambert
Traducción y adaptación: Coto Adánez
Intérpretes: Irene Escolar y Bárbara Lennie
Teatro Serantes, 10 de marzo de 2019
Nada más arrancar la representación, me dije: ¡Dios santo, cómo podrán mantener este ritmo y este nivel! Y es que la entrada trepidante en escena de las actrices Irene y Bárbara en medio de una discusión tan alta como acalorada nos anunciaba cuál iba a ser el tono general de la representación. Un texto difícil, brutal, que rinde homenaje –por otra parte- al lenguaje como artífice de la construcción de la realidad; porque la obra va de eso, de la hermandad, de la familia, de las identidades, pero también de las guerras y movimientos migratorios, los refugiados, la situación en el tercer mundo, la homosexualidad, la vejez en hospitales y residencias, la enfermedad mental…
La violencia del texto hace aflorar el odio, los resentimientos y las frustraciones de las protagonistas en un duro ajuste de cuentas, pero también el odio, resentimiento, frustraciones y ajustes de cuentas de la sociedad. Pascal Rambert, como autor y director, dice no hacer teatro burgués, y lo fundamenta en la escritura la representación de la inquietud, la intranquilidad de los personajes y su permanente insatisfacción como fuente de creatividad que él percibe y declara opuesta al conformismo y el todo va bien, la inveterada inmovilidad de la burguesía.
En la sucesión de largos monólogos en el contexto de una fuerte discusión entre hermanas en la que los reproches reclaman el espacio y la vida de cada una, el texto se desarrolla sobre la fuerza de la palabra y el culto al lenguaje manifestado de manera áspera con una fuerza inusitada llevada al límite.
Dice Pascal que no hace teatro burgués, pero lo que escribe se presenta en un ambiente burgués, intelectual y acomodado. El padre y la madre de las hermanas se desenvuelven en el mundo universitario y la literatura, y las hijas reciben una educación esmerada. Será la elección profesional y su postura ética y política ante el mundo lo que las hará diferentes y las enfrentará radicalmente. Aunque, naturalmente, el componente freudiano del desarrollo de sus personalidades alcanza al mundo de la infancia y los complejos no resueltos.
Extrapolando la situación de las hermanas a nuestra sociedad, podríamos decir que todos somos hermanos y todos nos odiamos y amamos o necesitamos en la búsqueda de nuestra particular manera de ocupar un lugar en el mundo.
No he mencionado el trabajo interpretativo de Irene Escolar y de Bárbara Lennie. Creo que es justo reconocer que han conseguido poner el listón muy alto dada la dura exigencia del guión. Con unas sillas de colores organizadas para una supuesta conferencia, la acción se desarrolla de manera ordenada, coherente y –lo más importante- convincente. Había tenido la ocasión de ver anteriormente a Irene Escolar en el personaje protagonista de Blackbird, de David Harrower, en una actuación también extraordinaria. Aquí no ha sido menos. Bárbara e Irene; Irene y Bárbara –que tanto monta- son dos magníficas actrices interpretando dos papeles difíciles y exigentes. En su mano, voz e interpretación estuvo el sentido y la responsabilidad del resultado final de la obra, y estuvo muy bien.
González Alonso
¿Y no será, Julio, que, a fuerza de tanto dirigir el arte hacia lo trágico, nos estamos olvidando de reír y de aplicar con tino la miaja de bondad que todavía permanece en el ser humano…? A pesar de los años, y hasta donde mis posibles alcanzan y mis fuerzas y achaques me dejan, trato de volcarme con propios y ajenos; porque creo que las personas lo que necesitan es amor. Y si no se sacrifica algo de uno mismo en beneficio del que más lo necesita, nada se podrá lograr. La vida hay que ejercerla con alegría, ante todo, pero también con sacrificio y esfuerzo; que por mucho que se empeñe el arte en plasmar la realidad con crudeza -muchas veces echando mano del absurdo- el panorama no mejora. Sin meterme en análisis freudianos, tal vez si cambiásemos el orden y hablásemos un poco más de amor…
No conozco la obra que -como es habitual- tan fantásticamente reseñas. Lo que digo se fundamenta en lo que estoy viendo actualmente, que sólo muestra alegorías truculentas.
El otro día leí en algún sitio que si los monólogos de Hamlet fuesen más cortos,
obtendrían mejor resultado. (Lo dijo Mozart. Aunque no estoy muy segura de que el pensamiento de mi compositor favorito tenga lugar aquí).
Últimamente me asomo poco al ordenador. Esta tarde me transmitió Magdalena la aparición de tu reseña y no he dudado en leerla. Ha sido un placer.
Salud y bellos sueños.
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Amiga Carmen, te sobra razón; somos demasiado negativos. No hay más que fijarse en las noticias que difunden prensa, radio y televisión. Acabas abrumado. De todos modos, es cierto que hay que conocer y reconocer los errores para tratar de corregirlos, aunque también deberíamos saber de aquello que se hace bien para imitarlo. Dos maneras de aprender. Me gusta más la segunda.Y bien, seguiré viendo teatro, con todo lo que me traiga. Un abrazo y gracias por acercarte por aquí. Salud.
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Pienso que en los pueblos se vive mejor que en la ciudad pero, todo tiene su «pero», aquí no podemos asistir al teatro porque carecemos de él. Me encantaría poder ver la obra de Pascal Rambert y a las dos acaloradas hermanas, pero…
Me quedo con tu magnífica crítica, Julio.
Con morriña por el teatro pero con el gozo de leerte, te mando desde mi pueblo, saludos palmeiráns.
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El trabajo cultural que queda por hacer es grande, Magdalena; trabajos como las representaciones teatrales son caras y requieren medios, salas con recursos. Los pueblos quedan lejos de poder disponer de todo ello. Es una pena. Mi abrazo. Salud.
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Un texto fuerte por lo que leo en tu reseña y una obra en la que afloran muchos temas quizás por esa fuerza tan vinculada a las situaciones límite. Me ha interesado y si tengo ocasión la veré . Me quedo también con la extrapolación que haces de las dos hermanas a nuestra sociedad. Gracias Julio. Un abrazo
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Un placer recibir tu comentario en este espacio teatral, Úrsula. Muchas gracias y mi abrazo. Salud.
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