DIES IRAE
En el aire se abrigan los mensajes
helados del norte. Yo leo
como filos de navajas
el temor en los ojos
de las mujeres que aman a los soldados.
La tierra tiembla con ruido de motores,
cicatrices de tumbas y destino
de inocentes en las fronteras.
Los días de la ira están próximos
al dolor; se extenderá por las ciudades
la primavera. Nunca
será tan triste
en los corazones.
Todavía es invierno; cubre la nieve
los campos y los montes cuando el frío
deja volar las voces entre el viento
del galopar del caballo de la guerra
y los tambores.
¡Qué increíble majestad en la belleza
congelada de las horas de diciembre!
Miro aún las amplitudes de los paisajes quietos
y vienen a posarse como fanales de brasas encendidas
las lágrimas
en mis ojos.
Miro los cielos anchos de las naciones
y un dolor
se extiende
en vuelo de muertes y de voces
confundidas. Los días
de la ira rasgan el alba; el horizonte
es oscuro piélago de sombras
con presagios
de infortunios.
González Alonso
Tristemente leo tu texto aunque sé que más te duele a ti el escribirlo. Mi abrazo de alivio si es que pudiera…
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Nos duele, amiga Maria Jesús, nos duele. Ganar la paz nunca fue fácil, y cuando una guerra se dice que termina surgen dos en esta ronda de despropósitos cada vez más arriesgados. Andamos en el filo de la navaja.
Nada te comentaré que no sepas e intuyas. Sigo pensando que para conseguir la paz hay que desarmarse de tanques y bombas, nucleares o no, y armarse de empatía y solidaridad en un mundo en el que todos somos iguales. Como humanidad o vamos unidos o vamos al desastre y destrucción total. O ganamos todos o todos perdemos. Es lo que a mí me parece hoy mientras en Europa vuelve por sus fueros la barbarie.
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Impresionantes versos. Los tambores de guerra sueñan. España está involucrada. El grado no lo sé. Pero no es neutral.
La diplomacia avanza y no avanza. Los señores de la guerra se frotan las manos por las ganancias que esto les puede reportar.
Un abrazo fuerte
Ana
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No andan bien las cosas, no. Tampoco sé hasta dónde están dispuestos a llegar, pero me temo que ese límite lo marcarán las «ganancias» a las que apuntas en tu comentario. Todo es una pena, dos guerras mundiales, Vietnam, el Oriente Medio en ascuas, los Balcanes, África asfixiada buscando la salida por el mar hacia la nada… ¿alguna vez se aprenderá algo? El pesimismo es inevitable. Un abrazo, Ana.
Salud.
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Tiemblo cada vez que escucho las noticias en referencia a este problema y esta guerra hecha por fanáticos desde despachos y sin alma.
Gracias por dejar este poema tuyo que deberían llevar colgados los mandamases de las Guerras como el Galón más importante en sus guerreras y leerlo muchas veces al dia
Un saludo Poeta.
Salud.
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Andrea, yo siento el mismo temblor y, visto lo visto y sufrido hasta aquí, mucho me temo que -como buitres- se lancen a una guerra de conquista en Europa. Y siento rabia con lo que está pasando y lo que pueda pasar porque, al final, seremos todos quienes suframos las consecuencias en forma de muertes, odio, desconfianza y pobreza. Gracias por tus palabras y un abrazo.
Salud.
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Sobrecogedor escrito, Julio. Sobran las imágenes ya que tus palabras las invocan sin piedad, atrayéndolas de no sé qué recovecos, si los de la mente subconsciente o los de la memoria de la sangre…no lo sé, pero una vez más tocan la fibra sensible y estremecen. Me quito el sombrero.
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Hay poemas que uno no quisiera tener que escribir nunca. El fantasma de la guerra vuelve a Europa. La Humanidad, gestora de grandes proezas, es capaz también de las más viles acciones y fracasar una y otra vez llevando la ambición de dominio y poder hasta el enfrentamiento y el aniquilamiento mutuo. Por una parte queremos avanzar hacia la supresión de fronteras y una gestión de los recursos y las riquezas de manera democrática y solidaria, y por otro nos armamos para invadir territorios y dominar por la fuerza a otros pueblos. ¿Quién lo puede entender? Yo, no.
Gracias, Quirico, por tu cercanía y palabras. Salud.
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