MARGOT LA REMENDONA (Historia de una prostituta)
Novela filosófico-erótica.- Una de las más célebres publicaciones libertinas del siglo XVIII francés.
La escribió Fougeret de Montbron y la puso por primera vez en castellano D. Joaquín López Barbadillo.
Akal Editor
Esta reedición de Akal Editor de 1978 es el facsímil de la editada por Joaquín López Barbadillo, que constaba de 50 ejemplares impresos en papel de hilo y 300 ejemplares en papel pluma.
El interés se justifica por la misma rareza de la obra y el momento histórico en que se produce su escritura y publicación. El mismo Joaquín López Barbadillo nos refiere en las Notas sobre esta obra que cierran la novela, las circunstancias de su aparición en Hamburgo en 1750, sus sucesivas reimpresiones y su traducción al español después de la edición en italiano de 1861. En sus palabras, confiesa con orgullo el desafío de darlo a imprenta contando con el agradecimiento de la iniciativa por parte de los catadores de selectos y raros libros.
No se equivocaba en nada D. Joaquín López de Barbadillo, quien junto a ésta, publicó otras como La Academia de las damas (sobre los arcanos del amor y de Venus) escrita en latín por El Maestro Nicolás Chorier, y otra obra de la que tenemos noticia en esta biblioteca de bitácora y que dio pie a la obra teatral La escuela de la desobediencia, con el título de Los Ejercicios de Devoción, escrita en francés por el famoso y libertino Abate de Voisenon de alegre memoria.
A modo de pequeño ejemplo, vayan estas líneas en las que Margot se encuentra a solas con un fraile mendicante cuando cuenta: me encontré ante un camastrón de los mejores plantados, musculoso, membrudo, barbudo, coloradote, con la mirada viva y penetrante, llena de un fuego cuyas chispas hacían sentir bastante más abajo del corazón ciertos dulces picores de los que no se alivian con las uñas (… ) … el buen fraile, sin andarse en repulgos, me espetó un beso en mitad de la boca y me tiró panza arriba en la cama. Aunque su proceder me pareciera tan brusco como extraño, la comezón que yo sentía desde que entró y la curiosidad de ver lo que tenía debajo de los hábitos, me hicieron no enfadarme sino lo estrictamente necesario para inflamarle más. Cuando me colocó a su gusto, arremangóse la santa vestimenta y extrajo de la basta tela de su ropa interior el más hermoso, el más rollizo, el más soberbio hisopo: un mandamiento, en fin, hecho más bien para ocupar un calzón real que la villana y grasienta bragueta de un miserable infante de la milicia de San Francisco. (…) Pensé que Príapo y toda su cohorte me entraban en el cuerpo. El agudo dolor que en la penetración triunfal me ocasionó aquel venerable monstruo, me habría arrancado tremebundos gritos si no me hubiese contenido el reparo de alarmar a la vecindad. No obstante, el daño fue bien pronto cambiado por las agonías deliciosas del placer.
Libro raro, interesante, que no se limita solamente a la descripción de escenas eróticas, sino que intercala reflexiones filosóficas y consejos morales sobre las costumbres, declarando al término de la novela -no sé si con ánimo sincero o para suavizar las críticas y evitar la persecución de la obra, lo que no pudo conseguir finalmente- que le queda contestar al reproche que supone se le habrá hecho, quizás, de haber sido un poco libre en sus cuadros. Ved aquí -añade- lo que me he propuesto. He creído que el más seguro medio de suprimir las mujeres públicas sería pintarlas con los colores más odiosos y hacerlas pasar por las degradaciones más infames del oficio. Por lo demás, cualquiera que sea el íntimo sentir del lector, yo me felicito de que los trazos obscenos de estas Memorias serán disculpados por la ventaja de que las jóvenes que entren en el mundo, podrán sacar reflexiones que yo hago sobre el manejo artificioso de las meretrices y el riesgo evidente que hay en frecuentarlas. Si el éxito responde a mis intenciones, tanto mejor. Y si no, yo me lavo las manos.
Sea como sea, con las manos lavadas o no, la prostitución no tiene visos de desaparecer de nuestras sociedades; ni la devoción por el sexo, aunque vaya seguido de confesiones y penitencias por parte de quienes lo entienden como pecado, parece perder fieles. Salud.
González Alonso
1 Respuesta to “Margot la Remendona (Historia de una prostituta).- Fougeret de Montbron”