Teatro Español y Centre D’arts Esceniques de Reus
Dirección: Ferran Madico
Traducción: Eduardo Mendoza
Teatro Barakaldo (Vizcaya / Bizkaia)
En medio de una atmósfera familiar angustiosa, oscura y tensa, conformada solamente por hombres, aparecerá la figura de una mujer, vestida con un significativo abrigo blanco, que introducirá un rayo de luz y color en el ambiente gris familiar. La violenta lucha por el poder ejercida hasta entonces parece poder terminar y cambiar hacia unas relaciones de respeto e igualdad y, en ese trance, nos tendrá y hará discurrrir H.Pinter a través de toda su obra. El final, sorprendente y pesimista, nos coloca en el mismo escenario inicial, aunque con un significativo cambio en las relaciones de poder: la mujer ejercerá el control, aparentemente, aunque el grupo -la sociedad- impondrá un alto coste para su ejercicio, el precio de su dignidad y de convertirse en objeto de compraventa. Y es que el poder tienta y corrompe, podríamos concluir.
No es fácil el teatro de H.Pinter, ni siquiera en obras como Regreso al hogar en la que se mueve entre el realismo y el absurdo. No se trata de un teatro de mayorías. Es un teatro incómodo y áspero que exige un cierto esfuerzo intelectual. Regreso al hogar trata las relaciones humanas con abundantes recursos del teatro del absurdo para subrayar los aspectos de la soledad y la incomunicación en sociedad, manejando los silencios expresivos y las situaciones cotidianas con gran maestría. No se llega en esta obra, tal como sí lo hará su amigo Samuel Becket en obras como Esperando a Godot o Final de partida, a profundizar en la incomunicación absoluta y la soledad metafísica, personal; la angustiosa experiencia de estar solo de sí mismo, siendo nadie ni nada y la consiguiente imposibilidad de la existencia del diálogo interior como vehículo para mantener una mínima conexión con el mundo. H.Pinter nos plantea este problema solamente en la esfera de lo social, apuntando a lo que significa el poder y el ejercicio del poder, aspecto tratado en la obra de manera harto realista. En este contexto, lo que es verdad y mentira adquiere un valor relativo y cambiante en función de lo que convenga o no al poder.
La obra Regreso al hogar se inicia, tal y como el autor tuvo ocasión de explicar en su discurso Arte, verdad y política con motivo de la concesión del premio Nóbel en 2005, con una frase corriente : ¡¿Qué has hecho con las tijeras?! Alguien, obviamente, estaba buscando unas tijeras –nos explica el autor– y le preguntaba por su paradero a alguien que sospechaba las podía haber robado. Pero de alguna manera sabía yo que a la persona a quien hablaba no le importaban un bledo ni las tijeras ni tampoco la persona que preguntaba.
El discurso del premio Nóbel Harold Pinter (1930-2008) seguirá con un duro alegato contra la política estadounidense en el mundo en general, y en particular la de la Administración Bush, con una denuncia sin paliativos de la hipocresía que hace presentarse a este país como paladín de las libertades y la democracia mientras fomenta golpes de estado, impone dictadores o interviene militarmente invadiendo países acusados de ser servidores del mal y, grotescamente, seguido por países como Gran Bretaña, o España, si queremos recordar la implicación del gobierno Aznar en la invasión de Irak, o manipulando las decisiones de la ONU en beneficio de sus intereses. Para ello se miente, se desinforma o se manipula a las opiniones públicas mundiales de forma cínicamente descarada. Fuerte crítica que podéis seguir en su discurso, ejemplo de lo que significó la militancia y compromiso político de Harold Pinter, hombre coherente con unos principios que le llevaron a ocupar el puesto incómodo de escritor y hombre que da testimonio de su tiempo. De esta manipulación de lo que es la verdad y lo que es falso, nos habla también -como he dicho- en esta obra puesta en escena y dirigida por Ferran Madico, una traducción estupenda de Eduardo Mendoza y producida por el Teatro Español y el Centre d’Arts Escéniques de Reus. El trabajo de los actores y la actriz del reparto, en la actuación del sábado 28 en el teatro Barakaldo, fue casi perfecta, con una dedicación total y sacándole a la obra un rendimiento encomiable.
González Alonso
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