Vendré, entonces, y derramaré mis lágrimas
y la voz. Las herrumbrosas
lanzas del tiempo
abren
en la carne fatigada
heridas al frío del invierno;
todos los horizontes miran al oeste en crepúsculos cárdenos
y se aleja de la noche el alba;
ya no llega a la puerta
con su beso húmedo y su luz aterida
la mañana.
Vendré, entonces, a derramar mis lágrimas
en silencio; a dejar las palabras abrazadas a la piedra
de la ciudad gótica, almena acostada a las orillas
en niebla del Bernesga, el gris helado
de la mano de la memoria
(la historia, la guerra, el hambre,
el sueño desvestido de belleza)
Dejas caer, pesado, el fardo de tu cuerpo sobre un banco
del paseo; dejas correr las lágrimas derramadas
por los ojos abiertos. ¡Qué clamor
de viento helado por los pináculos; qué luz
aplomada en vitrales y agua
congelada en las bocas
de las gárgolas!
Todo es grandeza en el humilde espacio
de la ciudad; recorren sus calles mis arterias llevando
hasta el corazón la sangre. Ya tarda
el aliento a mi boca. Veo
barcos de bruma navegando las choperas
y ya León es todo sin nombre y sin destino,
memoria de cristales,
pendón al aire de las arcillas del páramo,
campana en las ruedas de los molinos
y el grito mudo de los oteros de Lancia.
Entonces vendré y derramaré mis lágrimas.
Entonces vendré.
Derramaré mis lágrimas.
Entonces vendré
a derramar las lágrimas.
Julio Glez. Alonso
Precioso julio, se te echa de menos en el pinar
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Gracias, Araceli. Un abrazo.
Salud.
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… ah, qué buen poema nos has permitido, Julio, amigo y poeta, qué bueno, qué lindo, hermano; hondo y sentido, con todas las remembranzas a flor de corazón, para que nada falte ni tampoco sobre, lo justo, lo bello; así lo he visto y, de ello, doy fe; Orión
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Agradezco la generosidad de tus palabras, amigo y poeta Antonio Justel, de quien tanto admiro. Con un abrazo.
Salud.
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Hay momentos en que sentimos la necesidad de asumir la inevitabilidad del transito, del retorno a la cuna como a los brazos de una madre amada. La intensa melancolía de estos versos puebla el alma como un mar de niebla. ¡Cuanta belleza junta!.
Pero cuando vuelvas no sera con lágrimas. sino con brotes nuevos nacidos de las semillas de esa nueva tierra.
Que lo disfrutéis mucho y me hagáis pasar mucha envidia.
Un abrazo.
Pepa
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Gracias, Pepa. Espero que sea así y que las lágrimas, si lo son, se bañen en la nostalgia de los mejores momentos vividos. Con un abrazo muy argentino.
Salud.
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Acabas de encogerme la garganta. Tristes versos , de esos poemas que le recorren a una,
y sacuden incluso, de la emoción y lirismo que contiene. Me entero ahora por los comentarios de tu viaje
no sé si lúdico u obligado. Sea cual sea te deseo buen viaje y aquí estaremos esperando que vengas.
besos
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Amiga Sandra, bien sabes que a veces la tristeza se nos agarra al corazón y hay que gritarla para conjurar su peso. Estoy de viaje, elegido, soñado, querido. El viaje, metáfora de la vida, he deseado que se hiciera un poco realidad por tierras argentinas, chilenas, bolivianas y uruguayas, esta parte del hemisferio sur que quiere entrar en la primavera y para la que deseo un futuro de alegría, justicia y libertad. En su sueño tenemos nosotros también enterrados muchos anhelos. Espero, en fin, que el viaje sea largo y provechoso, cargado de venturas y conocimiento, remedando los versos de Kavafis. Gracias, amiga mía, por tus palabras. Con un abrazo desde esta primera jornada argentina.
Salud.
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Sí es así, disfruta al máximo, que ya sabes que en esta vida nos queda disfrutar del momento y atrapar el instante, seguro que es muy fructífero en cuanto a poesía este viaje porque traerás contigo momentos inolvidables y emociones que te pedirán a gritos plasmarse en el papel. Un fuerte abrazo
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Espero que sea como dices, Sandra. Muchas gracias por tus buenos deseos y ese abrazo que compartes conmigo.
Salud.
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Tristes versos de un hombre alegre.
Poesía directa al corazón, al alma, sin concesiones. No hay lugar para la esperanza. Son como una losa en este panorama tan sombrío.
Deseo que a tu vuelta no derrames más lágrimas sino cantos indígenas y bailes andinos.
Amigos Julio y Agurtzane que tengáis un viaje pleno de aventuras. Aprovechad ese regalo que tan inteligentemente os habéis hecho.
Gracias por el regalo de los libros. Los estoy disfrutando, Hay poesías muy buenas, especialmente me ha gustado «Certeza»
Vuestro amigo
Santi
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Amigo Santiago, tus palabras llegan siempre con su carga de gratitud y bondad. Apuesto por una vuelta jubilosa del periplo por el hemisferio sur americano. Me alegra que el poema Certeza haya merecido tu atención especial, como me alegra saber que ese manojo de versos estén en tus manos y en tu corazón. Un fuerte abrazo desde estas latitudes argentinas a donde acabamos de llegar, Buenos Aires.
Salud.
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Pues yo seguiré viniendo a este lugar, tu casita virtual que compartes con todos, no para derramar lágrimas, sino para disfrutar con tus cosas que son siempre arte puro. Te dejo mi abrazotedecisivo
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Gracias, Sara. Tu compañía hace más cálido este rinconcito, esta casa virtual en la que voy y vamos dejando un poquito de todo cuanto amamos. Gracias por tu siempre generoso abrazotedecisivo.
Salud
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Precioso, Julio, con esa pasmosa facilidad que tienes para describir paisajes del alma.
Que lo paséis muy bien por nuevos continentes.
Dale un beso a Agurtzane y un abrazo para ti.
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Muchas gracias, amigo Pablo. Son unos versos un poco tristones y pesimistas, algo así como un invierno adelantado. Esperamos, de verdad, pasarlo bien en el periplo americano. Con un abrazo.
Salud.
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Pues hasta que vuelvas nos has dejado unos melancólicos versos, no nos queda más remedio que echarte de menos, desearte una muy feliz estancia por las Américas y venir a tu bitácora de cuando en cuando a llenarse de buena poesía. Un fuerte abrazo con mis mejores deseos para ese viaje.
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Sí es verdad que no son versos que inviten demasiado al optimismo. Espero encontrar razones suficientes para contar cosas más amables en el periplo americano por tierras, sobre todo, argentinas y chilenas. Muchas gracias, Isabel, por la amabilidad de visitar este rincón y por tus mejores deseos para el viaje. Con un abrazo.
Salud.
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