Todas las hijas.– David Caíña sobre la idea original de Gemma Martínez
Cuadro escénico:
Ane Gabarain; Gemma Martínez; Maribel Salas; Sol Maguna; Vito Rogado
Dirección de Andrés Lima
Teatro Barakaldo, 25 de febrero de 2023
Con la excusa de preparar el ensayo de una obra de teatro, se nos presenta la sesión de terapia de grupo de cinco mujeres maduras con vidas marcadas por experiencias conflictivas y traumáticas capaces de marcarlas de por vida con heridas difíciles de sanar. Los monólogos se suceden entre escenas de acción en torno a la pretensión de llevar adelante el ensayo teatral para el que se habían citado a altas horas de la noche. Estas escenas, desenfadas y pretendidamente humorísticas, procuran el intento de contener la acción, alejarse momentáneamente de la tensión dramática, relajándola, y servir de hilo conductor del desarrollo de la obra.
Dará comienzo la representación con el ya acostumbrado recurso de hacer entrar a uno de los personajes por el patio de butacas. La verdad es que no aporta nada significativo y, la verdad también, es que resulta poco justificada esta escena introductoria que pretende subrayar la oscuridad y confusión en que se desenvolverán las protagonistas.
Como en cualquier terapia de grupo, no puedes esperar oír cantar alabanzas a la vida; por definición, el grupo estará formado por personas con problemas personales de todo tipo, desde drogodependencias a existenciales o derivados de experiencias vitales o de relación que han resultado ser muy traumáticas. Y esto es, precisamente, lo que ocurre con este grupo de mujeres. De ahí en adelante, todo resulta muy previsible. Los sucesos dolorosos se centrarán en la relación materna y las experiencias afectivas, sexuales y de convivencia con los hombres que se cruzaron en su camino. Unas madres castradoras, egoístas, controladoras y manipuladoras. Unos hombres violentos, sádicos, paranoicos, hedonistas o psicópatas. ¿Qué cabe esperar de todo ello? Pues no es difícil deducir que nos encontramos ante las vidas destrozadas de cinco víctimas de la violencia. La niña abusada por su abuelo, su tío y el cura sesentón que la dejó preñada; la mujer enloquecida por su madre hacia la que desarrolla sentimientos asesinos y protectores a la vez; la que se somete al terror de los comportamientos sádicos o la que se siente culpable y justifica las palizas de un hombre desequilibrado incapaz de manejar de forma positiva sus sentimientos y liberar sus miedos. De todas las situaciones extremas posibles sólo se salvaron las de las relaciones patológicas con la figura paterna y el asesinato.
Y bien, ¿es necesario visualizar y denunciar estos problemas de violencia y destrucción? Por supuesto que sí. ¿Es teatro una suerte de monólogos descarnados para exponerlos? Por supuesto que no. Mientras transcurría la representación, me imaginaba que igualmente justificado estaría reunir a cinco hombres para presentar sus relaciones tormentosas y traumáticas con sus padres y con las mujeres que se cruzaron en sus vidas. Padres violentos, autoritarios, rígidos y con un sentido de la propiedad que va más allá de las cosas para alcanzar a su entorno familiar; mujeres abusadoras y manipuladoras traicionando los sentimientos de sus parejas sometiéndolas a chantajes afectivos y sexuales o empujándolas a experiencias indeseables o conductas delictivas que acabarán abandonando a los hombres engañándolos y mintiendo para robarles legalmente. Toda esta violencia moral y psicológica podría ser la segunda parte de esta obra de teatro. ¿Sería justificable expresarlo como denuncia de algo que se ve mucho menos o que se niega directamente? Creo que sí. ¿Sería teatro? Sinceramente, no.
A lo dicho, añadir el gran valor y la extraordinaria dedicación profesional, honesta y sincera, de las actrices comprometidas con el espectáculo, merecedora de todo reconocimiento y sincero aplauso.
González Alonso
0 Respuestas to “Todas las hijas.- David Caíña”