Polar.- Rulo Pardo

polar.cartelPOLAR
Rulo Pardo

SANRA Produce
Dirección: Rulo Pardo
Reparto: Cristina Gallego; Natalia Hernández; Secun de la Rosa; Chema Adava y la voz exterior de Aitana Sánchez-Gijón

Teatro Barakaldo, 9 de noviembre de 2024

El autor y director teatral de “Polar” entiende que la obra  contiene tres historias unidas por un accidente ecológico con una voz exterior narrando una cuarta historia y que se trata de una comedia trágica de contrastes radicales. Veamos. Una vez terminada la representación, uno se pregunta, ¿y qué tiene que ver la fuerza de la naturaleza con el contenido y sentido de las historias puestas en escena? Representación, por cierto, justita de tiempo. A mi lado, oyendo los iniciales modestos aplausos, comenta una pareja, ¡ah! ¿pero ya se ha acabado? Y seguimos los aplausos de cortesía.

Polar.05Pues bien, esta noche nos hemos encontrado con un matrimonio divorciado enredado en una discusión de carácter profesional, reiterativa y con rasgos cómicos, en la que al final ya no saben de qué discuten, si de ellos mismos o del proyecto de trabajo del ex marido. La cosa es que, inesperadamente, la historia termina siendo comidos por un oso polar en el jardín de la casa, en una escena muy bien llevada a cabo con una realización ingeniosa y efectista. Seguidamente, tras correr y descorrer un telón poblado por un bosque de pinos, una joven vegana acompañada de la guitarra de su novio desaparecido llega, sin un euro y en un día muy lluvioso, al bar de un cazador en un lugar de la nada para enzarzarse la una con el otro, bronco él de modales y machista de formas sin compostura. Más adelante, un biólogo ecologista perdido en la Patagonia buscandoP0LAR-2 rastros de animales exóticos será comido por una osa polar tras las presentaciones y razonamientos sobre el sentido y esencia de la naturaleza, pues el hambre es el hambre y la comida es la comida. Podía haber sido también a la inversa, comiéndose el hombre a la osa. Entre tanto, y entre escena y escena, una voz en off nos contará la carrera imparable y angustiada de una madre que había perdido a su hija pequeña a manos y boca de otro oso, se supone que también polar. Esta mujer acabará llegando al bar del cazador en el que se encuentra la vegana que, tras entrar en calor a base de orujo, se desahogará destrozando la guitarra de su novio, que sabe que ya no vendrá, colgando sus restos en la pared como un trofeo.

DSC02082--366x256De todo ello, me pregunto –como espectador- qué me pareció a mí esta comedia. Trataré de ser conciso. Más que divertida, entretenida; más que teatral, metateatral y pretendidamente actual, en la que no se aprecia –si no es superficialmente- la relación entre la acción humana, y la humanidad en general, y la realidad de la naturaleza a una escala que justifique lo presentado y representado. Todo, en fin, lo entendí más como un conjunto de ocurrencias que como buen humor inteligente para hacer la pretendida denuncia del cambio climático y sus consecuencias.

Abundando en lo mismo. Tengo la impresión de haber estado ante una obra de tintes surrealistas con osos polares en todas las latitudes del planeta y hablando español con acento argentino, sirviendo alcoholes de 120 grados en una cabriola que desafía los límites de la química y la física, así como haber deambulado por lugares de la nada o bosques de pinos por los que correr sin parar durante tres días. Sentí que la obra estuvo a un paso del teatro del absurdo, con permiso de Samuel Beckett o Ionesco, pero sin conseguir la ironía incisiva de los mismos; creí ver, también en algunas escenas,  demasiadas reiteraciones innecesarias o difíciles de justificar, así como un lenguaje excesivo y artificioso con algunas salidas de tono, para mí de más, en sus expresiones, que resultaron incongruentes y nada creíbles. Me pareció, en fin, que la comedia se ha quedado a mitad de camino entre la pretensión de hacer reír y la loable intención de hacer una denuncia global de lo que significa la relación humana con el resto de la naturaleza de la que formamos parte de manera ciega y poco inteligente.

Eso sí, las interpretaciones del cuadro escénico y los recursos escenográficos y de iluminación estuvieron muy a la altura de lo que es el teatro. Actrices y actores nos demostraron que conocen su oficio, y su trabajo merece el mayor y mejor de los reconocimientos, admiración y respeto. De lo demás, lo dicho.

González Alonso

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