Las mil y una noches

Ediciones Jover (Barcelona, 1990) para Crédito Bibliotecario, S.L.-Valencia. Tirada numerada de 5.000 ejemplares.- Nº 1534.-  Mulot y Kriéger con ilustraciones a color persas e indúes y grabados de Gustavo Doré.- Versión de Vicente Blasco Ibáñez

Creo que es uno de los libros del mundo que hay que leer. Si, además, viene impreso en una encuadernación estilo arabesco y artesanal, iluminado con motivos persas e indúes o dibujos de Doré, la lectura adquiere categoría de regalado disfrute. Añadamos a las circunstancias el que la obra se presente en la versión de Vicente Blasco Ibáñez y entonces ya será definitivo.

Las mil y una noches” y el modo de engarzar las historias ha influido en numerosas obras posteriores, entre ellas el Quijote, el cual recibe de la herencia árabe el privilegio de que el supuesto autor de la historia del caballero manchego sea moro, según el decir y escribir de Miguel de Cervantes. Y es que, juegos y enredos de autores aparte, hay que reconocer la riqueza, originalidad y frescura del modo de narrar en la tradición árabe. Juegos de palabras ingeniosos, sutileza para no caer en lo escabroso, sensualidad, erotismo, lirismo e ingenio para contar y tratar situaciones comprometidas y acciones de una gran violencia que llevan a la muerte, ejecuciones y venganzas.

Sorprende el lugar que ocupan lo sensual, lo sexual y lo erótico en gran parte de los cuentos narrados, así como el papel activo de las mujeres en la búsqueda del placer aun incluso a costa de sus vidas. Otra sorpresa relacionada con la sexualidad son las inclinaciones homosexuales de hombres y mujeres. En una religión como la musulmana que invade la vida de los ciudadanos de manera férrea imponiendo su moral,  y en la que el papel del hombre es de dominio y el de la mujer de sumisión  hasta extremos de todos conocidos, “Las mil y una noches” resulta ser una paradoja a los ojos occidentales. Pero también hay que tener en cuenta que el morbo aparece cuando existen prohibiciones que se convierten en acicate para la transgresión y que la sociedad en que se desenvuelven las historias de este libro reúne ampliamente todas las condiciones para hacerlo  posible.

Ya el comienzo marcará el sentido de toda la obra. Dos hermanos, ambos reyes, descubren cómo en su ausencia sus mujeres se entregan voluptuosamente a los brazos de sus esclavos negros; también advierten la conducta de la mujer raptada por un “efrit” en el día de su boda y cómo le engaña para vengarse con cuantos hombres se cruzan en su camino tan pronto como encuentra la ocasión de hacerlo, incluidos los dos hermanos. La respuesta es fulminante, los celos y la desconfianza hacen el resto, matan a sus esposas y uno de ellos decide gozar cada noche de una joven virgen de su reino dándole muerte al amanecer. Y en medio de esta situación brutal empieza el duro pretexto para encadenar los cuentos que la joven Sherezade contará con inteligencia y persuasión cada noche al sultán,  dejando en suspenso el final al despuntar el día.

Las mil y una noches” es, en fin, mucho más que las historias más conocidas del libro, “Simbad el marino”, “Aladino y la lámpara maravillosa” o “Ali Babá y los cuarenta ladrones”. Se trata de un mundo lleno de voluptuosa imaginación, de enseñanzas y consejos, de ejemplos e historias que trascienden lo mágico y lo fantástico para abarcar un universo filosófico propio, de poesía, y la descripción detallada, minuciosa, de una cultura.

González Alonso

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