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Carcajada salvaje. Christopher Durang Compañía Pentación Espectáculos Dirección: Josep Costa Teatro Barakaldo (Vizcaya) 14/01/12La obra de Christopher Durang dirigida por Josep Costa reaparece, actualizada, en la escena española con alusiones, evocaciones y recursos del teatro del absurdo, pero en su vertiente más irónica, con la crítica ácida del humor en la mirada instrospectiva de los personajes que afrontan una realidad demoledora para todos: el individualismo, la soledad y los sucesos hechos noticia de telediario que nos abruman sin descanso. El propio título es un guiño explícito a ese teatro del absurdo, inspirado en la frase de Samuel Beckett que repite en varias ocasiones uno de los personajes: una carcajada salvaje en medio de la más dolorosa aflicción.
Tratándose de la soledad y la incomunicación o la dificultad para comunicarse, la obra se presenta como dos monólogos a través de los que se cuenta una historia trivial y cotidiana como es el hecho de hacer unas compras en un supermercado. Con este pretexto y en un escenario aparentemente vulgar, se desencadena la puesta en marcha de todas las emociones y pensamientos, generalmente negativos, de los protagonistas acerca de uno mismo y cuanto nos rodea, juzgando, prejuzgando, suponiendo, analizando, decidiendo, cabreándose o reconciliándose con el prójimo desde un diálogo interior que el prójimo ni imagina, a la vez que ese mismo prójimo interpreta, juzga, prejuzga, analiza, supone, se cabrea o reconcilia consigo mismo y con el otro sin que medie palabra entre ambos. O sea, toda una acción interior ante la silenciosa presencia del otro para intentar entender o hacerse entender, lo que termina, inevitablemente, en encontronazo violento.
La neurosis de los personajes es sólo el reflejo de la sociedad enferma en la que conviven y sobreviven. Tratan de ser positivos y ver el vaso medio lleno y para eso se suben a un escenario y hablan y hablan sin parar intentando huir de la negatividad, riéndose de todos y de sí mismos en una terapia que les conduce a la única solución que encuentran para no morir, que es respirar. Por eso, en el desencuentro de ambos personajes, acabarán haciendo lo único que pueden hacer juntos, que es respirar, invitándonos a todos a hacer lo mismo. O sea, a que no nos dejemos morir.
No es necesario tirar de avales artísticos para hablar de los encargados de poner sobre las tablas la obra; tanto la actriz Charo López, como el actor Javier Gurruchaga, son dos monstruos de la escena. Si con el monólogo primero de Charo López empecé sonriendo y compartiendo las situaciones en las que nos iba situando, con J. Gurruchaga terminé riendo con ganas y participando de la complicidad de cada una de las escenas. Su interpretación hizo que pareciera que el personaje hubiera sido escrito para él, cortado a la medida de su fantástico histrionismo, contagiando su vitalidad arrolladora con su forma impulsiva y llena de tics de moverse por el escenario, enfatizando y sugiriendo todos los matices de la ironía en sus frases.
Si nos pusiéramos exigentes podríamos reconocer que no es un texto dramático riguroso llamado a pasar a la posteridad, ya que su armazón se construye sobre dos simples y humildes monólogos seguidos de un epílogo en el que se recrean las situaciones declamadas, con poca consistencia. Tampoco podemos decir mucho de la bondad del tratamiento psicológico de los personajes; se recurre al auxilio de la caricatura, con la que es más fácil trabajar, y a la representación de la enfermedad mental, neurosis, presunta esquizofrenia y manía, desde la que simbolizar la denuncia del vacío existencial y la demanda de ayuda. Tampoco es un aporte brillante el recurso a los tópicos. Pero consiguen transmitir al público, sin la grandeza del teatro clásico o la aspereza desgarradora del teatro del absurdo, el desasosiego de la vida social en la que estamos sumergidos. Y eso, también cuenta.
Una tarde de teatro de ida y vuelta. Del teatro del absurdo a lo absurdo del teatro de nuestras vidas. Texto nacido en 1987 en la sociedad estadounidense que se nos sube a las barbas de la sociedad española de la crisis de este primer cambio de década del siglo XXI, primero del III milenio. Suena grandioso, pero sólo se trata de nuestra pequeña y única miserable vida personal. Asi que riamos y respiremos juntos.
González Alonso
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Lo prometido es deuda. He echado un vistazo a tu blog con más detenimiento que en ocasiones anteriores, y me ha parecido de gran altura artística en la parte creativa (que ya conozco por otros medios) y de gran objetividad y conocimiento del tema, en las críticas de teatro. También me ha emocionado esa crónica de la entrañable experiencia de contacto con una de las personalidades poéticas más importantes del pasado siglo , Antonio Gamoneda, del cual esperamos con impaciencia, las jugosas novedades poéticas que nos ha anunciado.
Un blog, elegante, diverso y muy trabajado, al que seguiré la pista más de cerca.
Salud y percebes…. o mejillones
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Pues agradezco tu llegada y paseo por el cuaderno Lucernarios, Ferreiro. Me alegra que hayan resultado de tu agrado los temas tratados y la calidad de los mismos. Para mí, y para cualquiera que acceda a la bitácora, la importancia mayor reside en la calidad de los comentarios que acompañan las propuestas que voy dejando, complementarias de los contenidos y aportando luces nuevas a cada mensaje.
Gracias por pararte en esta crítica teatral con tu comentario. Y, lo dicho, percebes… o mejillones… y salud.
Nota para otros lectores.- Lo del saludo con «percebes… o mejillones» viene de que cada vez que Ferreiro nos visita en Bilbao nos promete traer percebes, y una vez los trajo; pero en las demás ocasiones la mar estaba subida y era imposible conseguirlos, así que -en su lugar- se trae unos mejillones de los que parece que ya no quedan, grandes, de estupenda textura y mejor sabor.
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