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La voz humana
Jean Cocteau
Moon Produkzioak en el Teatro Barakaldo
15/02/13
Una hora acompañados de la soledad que se abate sobre toda una vida. Esa es La voz humana, de Jean Cocteau. Porque la soledad y el vértigo del abismo que abre en el alma humana, es el tercer personaje de la obra. O el segundo, entre el hombre que se fue y la mujer que se queda, pero que también se va. O, bien mirado, el primero; en el que se mecen los protagonistas. La soledad y el silencio. Silencio y soledad. De ahí la angustia que retuerce el alma y que el cuerpo expresa con desesperación; también por ello la necesidad de hablar, de hablar y hablar para escuchar la propia voz por encima del silencio aterrador. Para no decir nada. Nada por entre el entrecortado soliloquio de amor.
Realmente impresiona la hondura del análisis que sobre el alma humana hace Jean Cocteau con el personaje de su pieza teatral (este año de 2013 hace 50 de su fallecimiento por infarto de miocardio; el mismo día de la muerte de Edith Piaf). Con ambición y decisión, disecciona los sentimientos y hace un recorrido sin concesiones al melodramatismo, el sentimentalismo ni a ningún ismo habido o por haber. El acierto de su agudo análisis encuentra la mejor expresión en el modo de representar ese desgarro ante la soledad, el final del amor, el dolor de la pérdida de los afectos y el futuro de una vejez desilusionada a la que acompañará la ruina sentimental. Para ello, Jean Cocteau se sirvió de un discurso cotidiano, habitual, reconocible; una suerte de frases vacías, de palabras que pretenden ignorar unas veces, otras esconder, chantajear, reinventar continuamente el amor. Palabras en el aire que se condensan en una atmósfera cada vez más pesada y transida por la angustia que lo impregna todo de pesimismo. Y a este discurso vacío que suena como un eco, agrega la expresión corporal, la manifestación del desgarro emocional a través de un cuerpo agitado y convulso arrastrándose por el suelo o subido a la azotea desde la que contemplar el mundo y sus gentes que continúan moviéndose mecánicamente totalmente ajenos a su drama. De la humillación a la desesperación brotan las promesas, las renuncias, las confesiones, el sentimiento de culpa, arrepentimientos vehementes y el suicidio al otro lado del hilo del teléfono. La última llamada, al fin, que nunca llegará.
Expresión corporal, danza y música, sobre los que planea de forma intermitente la palabra que ya no comunica nada, cada vez más fragmentada e inútil. Y el silencio envuelto en oscuridad. Todo ello es el lenguaje total mediante el que nos presenta La voz humana el autor francés, poeta, dramaturgo, pintor, cineasta, apasionado de la música, amigo de Pablo Picasso y controvertido personaje sumido en el consumo de opio, unas relaciones sexuales tormentosas y el catolicismo de sus últimos años de existencia.
El trabajo en escena de la bailarina y actriz catalana Meritxell Checa Esteban resultó ser de una limpieza y fuerza expresiva sorprendentes, muy meritorio y valiente. El acompañamiento en escena del músico y compositor Adrián García de los Ojos se desarrolló perfectamente acorde con el resto de elementos coreográficos y ambientales, iluminación, realización escenográfica y trabajo videográfico. No queda más que agradecer a Moon Produkzioak esta apuesta teatral y felicitar a Fer Montoya por todos los aciertos en la dirección. Y esperar, cómo no, otra nueva y feliz ocasión.
González Alonso
Como ya sabemos los asiduos lectores de Lucernarios, Julio siempre nos anima a dejar una palabra, una sensación, un recuerdo, una critica o un elogio (aunque esto él no lo diga). Sin embargo, en ocasiones, algunos dejamos nuestro silencio porque no nos atrevemos o no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que la lectura nos ha removido o evocado. No estaría mal poder dejar una mirada, una sonrisa, un suspiro, un pataleo, un gesto, un giro, una contracción… las palabras del cuerpo.
Palabras del cuerpo que dominó a la perfección Meritxell Checa para adentrarnos en el dolor y la desesperación. El carácter de la música de Adrián García de los Ojos acompañaba imprimiendo fuerza, tensión o reiteración según lo requería la expresión oral o corporal.
Me llamó la atención la simplicidad de la puesta en escena y el vestuario. También estos elementos reforzaban la idea de soledad y desapego, centrando aún más la atención del espectador en el movimiento.
Es curioso que Cocteau comentara con sus coetáneos, todos ellos partícipes de los círculos vanguardistas de los años veinte, que:”La danza no debe expresar nada”. Mi impresión es justamente la contraria; lo que recibí a través de la danza enriqueció de tal manera la palabra escrita que permitió entender, compartir y vivir más intensamente el relato de Cocteau.
Quizás en otros montajes la danza, o cualquier otro arte, sólo se exprese a sí misma pero en “ La voz humana” la vida, nuestra vida, está ahí.
Se agradece poder disfrutar de propuestas artísticas novedosas y atrevidas.
Un abrazo espectacular.
Agurtzane
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Pues bien es verdad que poder recibir comentarios, mejor positivos que negativos, es un estímulo que renueva el interés por seguir publicando más entregas. Pero es igualmente cierto que muchas personas pasan, leen y se detienen acá o allá, aunque no dejen ningún comentario. Lo sé porque lo veo en las estadísticas del cuaderno y porque más de una persona me lo ha comentado.
Bien, sea como sea, lo decisivo es -en este caso- el alcance de la representación teatral firmada por Jean Cocteau y magistralmente interpretada por la bailarina Meritxell Checa. Si de algo sirven los comentarios es, como puede verse, para ampliar la visión limitada del texto de referencia y hacerse así una idea más cabal del valor de una obra como La voz humana. En este sentido destaco la observación sobre la simplicidad, limpieza y sencillez del vestuario y puesta en escena que, efectivamente, aporta un ambiente de frialdad, soledad y desapego del que el espectador acaba contagiándose; de tal manera que pareciera ser una tela de araña de la que no puedes despegarte. Lo subrayado sobre la danza y el papel protagonista que juega en este espectáculo, me parece fundamental. Y coincido en agradecer este tipo de propuestas sobre el escenario.
Lo dicho, que se agradece un poco de conversación más allá del texto inicial, texto/pretexto para pensar, criticar y opinar. Con otro abrazo.
Salud.
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