La vida es sueño.- Calderón de la Barca

La vida es sueño
Calderón de la Barca

Teatro Santurtzi / Santurce
1 de noviembre de 2017

Teatro del Temple

De “La vida es sueño” –como ocurre con el Quijote-, sin haber sido vista o leída no pocas personas conocen algunos pasajes e incluso algunos versos. No es infrecuente en una conversación escuchar a modo de conclusión: ¿Qué es la vida? Un frenesí / ¿Qué es la vida? Una ilusión / una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño: / que toda la vida es sueño / y los sueños, sueños son.

Y sin saber siquiera que correspondan a “La vida es sueño” y Calderón de la Barca, hay quienes recitan estas décimas: Cuentan de un sabio que un día / tan pobre y mísero estaba / que sólo se sustentaba / de unas hierbas que cogía. / ¿Habrá otro – entre sí decía- / más pobre y triste que yo? / Y cuando el rostro volvió / halló la respuesta viendo / que otro sabio iba cogiendo / las hierbas que él arrojó.

La vida es sueño” es un alegato a favor de la libertad humana y su capacidad de elección frente al destino. Calderón ubica la trama en el reino de Polonia. El rey, temeroso de que el destino de su hijo como rey fuera el de un tirano, lo encerrará desde niño en una torre del castillo, vigilado por Clotaldo, fiel servidor del rey, que evitará que se tenga noticia de la existencia del mismo.

Cuando llegan desde Moscú a la Corte los sobrinos del rey, Astolfo y Estrella, con la intención de casarlos y convertirlos en los herederos del reino de Polonia, aparecerán también Rosaura, disfrazada de hombre, y Clarín, su criado. Rosaura resulta ser hija del carcelero Clotaldo, que iba tras la pista de Astolfo para exigirle que cumpliera la palabra dada de matrimonio, pero se encuentra con Segismundo, el hijo del rey encarcelado. Clotaldo sorprende a la disfrazada Rosaura y su criado y los detiene; después descubrirá la identidad de Rosaura como mujer y reconocerá que es su hija viéndose enfrentado al dilema de denunciarla ante el rey por haber entrado en la torre donde está preso Segismundo o proteger su vida. Decidido a ser fiel por encima de todo, delatará a su hija ante el rey, pero éste no tomará ninguna represalia porque él mismo había decidido revelar la existencia de Segismundo y lo había llevado dormido a la Corte, descubriéndole que era su hijo y haciéndolo público. El rey, que lo había encerrado desde niño porque según sus adivinaciones por las estrellas creía que iba a ser un hombre violento y un rey tirano, esperaba que se comportara de manera civilizada y respetuosa dándole una oportunidad librándolo. Pero Segismundo, confuso y embrutecido por el largo encierro, actuará de forma desordenada y violenta. El rey decide devolverlo a su encierro y hacerle creer que todo ha sido un sueño.

Segismundo despierta de nuevo en su prisión y empieza a dudar de si está despierto o soñando. Mientras tanto, el pueblo de Polonia se subleva contra su rey porque no quieren a Astolfo, un príncipe extranjero, en el trono; liberan a Segismundo y éste, tras derrotar a las tropas leales al rey, decide comportarse de manera generosa y magnánima, perdonando a Clotaldo y a su padre, devolviéndole a Rosaura su dignidad casándola con Astolfo y casándose él mismo con Estrella.

Todo el enredo se resuelve felizmente. Lo que, en mi opinión, no se resolvió tan bien fue la puesta en escena del Teatro del Temple. Respeto las buenas críticas que este elenco aragonés ha cosechado. Pero no las comparto. A mí me pareció que el montaje fue demasiado ruidoso y que se abusó de los efectos especiales para unas interpretaciones dispersas y poco orientadas en la misma dirección dramática, dando una vaga y extraña sensación de estar presenciando interpretaciones aisladas en medio del barullo de los coros. El personaje del rey resulta anodino, el de Astolfo, fuera de lugar, y el resto del elenco bastante perdido en sobreactuaciones injustificadas o registros planos.

Eché en falta una buena dirección escénica y un trabajo de interpretación en el que gesto y voz fueran coherentes y creíbles.

Evidentemente, la representación siguió un ritmo irregular con momentos de acierto y algunas escenas bien logradas. Pero, en conjunto, creo que se perdió la ocasión de que la obra funcionara. El trabajo de dicción es bueno, dada la dificultad que entraña el verso; se sigue sin dificultad el desarrollo de la trama, aunque el recitado resultara en ocasiones falto de registros, porque gritar no lo es todo.

Una tarde, no obstante, agradable y agradecida por esta apuesta difícil y complicada. Vaya mi aplauso para todo el trabajo, mucho, y esfuerzos desplegados.

González Alonso

4 comentarios en “La vida es sueño.- Calderón de la Barca

    • Así es, tocayo. El prodigio de las grandes obras es que se reinventan en cada lectura y el paso del tiempo no las afecta; tocan de manera sublime los temas esenciales de la existencia humana y los problemas que afectan a la vida de las personas, tanto en lo individual como en lo social. De ahí que tenga que darte la razón sobre la actualidad de Calderón de la Barca, de Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Lope de Vega y todo el Siglo de Oro. Pero no sólo estos autores; podemos seguir hacia atrás y encontrarnos, por ejemplo, con un Aristófanes escribiendo Lisístrata (La asamblea de las mujeres) y descubrir que estamos -como bien dices- ante una obra «escrita pensando en mañana«. Esa es la magia y el verdadero poder de la Literatura con mayúsucula.
      Gracias por tu atento comentario, Julio.
      Salud.

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    • Siempre disfruto del teatro y admiro a estas personas que se dedican al arte de la escena con tanto entusiasmo y generosa entrega; no me gusta hacer críticas negativas, pero -aunque no sea experto- sí debo ser honesto con lo pienso como espectador y este caso no es la excepción. Admito que las impresiones de otros espectadores puedan ser muy diferentes y por eso recomiendo a todo el que lo desee, que no deje de ver esta pieza teatral.
      Gracias por tu comentario y seguimos en el teatro. Con un abrazo.
      Salud.

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