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Nadie lo quiere creer. La patria de los espectros (Eusebio Calonge).- La Zaranda

LA ZARANDA.-Nadie lo quiere creer. La patria de los espectros. (Eusebio Calonge)

Teatro Barakaldo (Vizcaya-Bizkaia) 5 de febrero de 2011

El grupo teatral andaluz La Zaranda, premio Nacional de Teatro 2010, tal y como sugiere desprenderse de su nombre, a modo de criba o cedazo agita sobre su superficie enmallada el grano para, separándolo de la paja, ofrecernos un trabajo excelente apoyado en un ritmo sostenido, sin concesión a los tiempos muertos, aunque suene a ironía, en esta obra poblada de espectros.

El argumento sobre el que escribió Eusebio Calonge esta impecable pieza teatral es sencillo: una señora en una vieja y decadente casa, que se reclama descendiente de ilustres ancestros que llegan a los reyes godos, vive acompañada por su criada y un sobrino lejano. La muerte próxima se hace omnipresente; los recuerdos y, con ellos, los sueños frustrados, la herencia, la ambición y la decadencia moral y física que se transcribe en las heridas llagadas que nunca curan y el dolor siempre presente de los miembros progresivamente amputados.

Sobre el argumento precitado, La Zaranda, con su estilo peculiar renunciando a recibir los aplausos del público que ellos parecen preferir dedicar a sus personajes, construyen un espectáculo que no deja de impresionarnos ni permanecer indiferentes. Para ello, como singularidad, utilizan el andaluz coloquial con naturalidad, frescura y grandes dosis de ironía en acertados y sugerentes juegos de palabras.

En palabras de los propios protagonistas de la obra teatral, su intención no es sólo emocionar, sino llegar al cerebro, a la conciencia. Hacer que el espectador reflexione y se mire al espejo (sic). Y, en mi opinión, lo consiguen de forma muy eficaz con una representación que transita tanto por los brumosos ambientes del esperpento más puro y valleinclanesco, como por la ambigüedad y las incógnitas existencialistas del teatro del absurdo de Ionesco a Samuel Beckett. Los elementos románticos en la recreación de la muerte se resuelven en clave de humor. No dejan de hacernos reflexionar y sentir, sin que tengamos que abandonar la sonrisa o la carcajada, a veces. Así, con inefable maestría nos trasladarán del mundo real a la historia de una España del sainete y el esperpento (sic) Los espectros que se desplazan por el escenario y encarnan los miedos y fracasos, la vida ya a la orilla de la muerte con la rememoración de un pasado más deseado por imaginado que real, sabiéndose definitivamente abandonados a la suerte de un final de su tiempo, insisten en varias ocasiones en la sensación de realismo de su precaria y desesperada existencia, elevándola a la categoría de arte. Se multiplican las referencias al final para el que se prepara la protagonista ensayando su propio entierro y escuchando los discursos escritos para la ocasión. Soñaba con morir y murió soñando o para los muertos no se hace ya nada que dure para toda la vida, forman parte de las frases que se retuercen sobre los pensamientos y los miedos ante la realidad inapelable de un final seguro al que acompañan todos los fantasmas del pasado.

No estoy seguro de que la representación trate sólo sobre el pesimismo o sólo sobre el realismo. Tal vez todo ello forme parte del mismo mensaje de la obra, porque cuando parece que después de la muerte todo cambiará para los vivos que organizarán sus vidas con los despojos de la herencia y que amanecerá un tiempo distinto, nos damos cuenta de que no es así; los vivos decidirán disecar a la muerta, para lo que se ponen diligentemente a la faena, y fingir que sigue viva. Fingir, en definitiva, que ellos mismos siguen vivos. ¿Dónde está, entonces, la raya entre la vida y la muerte? ¿Hasta dónde hunde sus raíces la vida en la muerte y la muerte en la vida?

Voy a pensar que éstas y otras preguntas son las que, tanto Eusebio Calonge como los tres actores que dan vida a los personajes de la obra, persiguen que nos hagamos para iniciar el recorrido de una reflexión tan inquietante como enriquecedora. Dirigidos por Paco de La Zaranda, el trabajo sobre las tablas de Gaspar Campuzano, Francisco Sánchez y Enrique Bustos, es de una profesionalidad y calidad artística dignas de todo elogio; se trata de los mismos tres actores que dieron vida a la obra Futuros difuntos también comentada en este espacio de Lucernarios.

¿Qué más cabe decir? Pues que será un placer esperar para disfrutar del futuro trabajo del grupo gaditano La Zaranda, en el convencimiento de que no nos defraudará. Eso, y animar a quien tenga la oportunidad de ver el espectáculo para que saque su entrada y lo haga; o que si alguien, dentro de esta inmensa red,  la ha visto y quiera hacer su crítica aportando su visión personal sobre la misma, que también lo haga. A fin de cuentas, la opinión de una persona, cuenta; pero cuentan más las de muchas más personas. Lo dicho, y salud.

González Alonso


12 Respuestas to “Nadie lo quiere creer. La patria de los espectros (Eusebio Calonge).- La Zaranda”


  1. 1 Margarita
    septiembre 18, 2011 a las 19:32

    Bueno, yo no soy muy erudita en teatro pero había escuchado unos cuantos comentarios de la obra Me fascinó realmente!!!!!! Es inquietante, mordaz, reflexiva y humorística. Son inagotables las sensaciones que nos provoca y realizada con ese «humor» tan particular, diálogos sencillos y geniales. Y un elenco de lo mejor… El desplazamiento por el escenario, las interpretaciones cuidadísimas Vale la pena ir sin duda!!! Me olvidaba esa especie de simbolismos que utiliza tambien son de resaltar La verdad no sé de dónde es la página pero yo soy de Uruguay y lástima que fue publicitada tan poco acá y que la presentan solamente tres días
    El comentario de Alonso es tal cual. Me gustaría seguir conectada a la página.
    Mis más sinceras felicitaciones a él y a los «comentaristas» ad hoc.
    Saludos, Margarita

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    • septiembre 18, 2011 a las 19:46

      Margarita:
      No solamente comparto tu buena y acertadísima opinión sobre la obra y el trabajo de este elenco andaluz, sino que, desde la alegría, recibo tus palabras elogiosas y te las agradezco en lo que me toca como comentarista en este rincón de Lucernarios. Soy un aficionado al teatro; tampoco soy un experto, pero algunas de mis experiencias de juventud estuvieron ligadas a este arte y siempre me maravilla y conmueve. Tener, además, la ocasión de presenciar obras y grupos así, de este nivel, como La Zaranda, hace que la afición sea mayor. Contar con opiniones como la tuya es un plus de ánimo también.
      Seguir conectado a este cuaderno de Lucernarios te resultará fácil, basta con que conserves la dirección y la pongas en favoritos o que busques a través de Google el nombre Lucernacios y si añades mi nombre, pues mejor, pues te saldrá en la primera página. También puedes suscribirte a la bitácora y recibirás un mensaje cada vez que publique algo nuevo. Por cierto, Lucernarios está en España y escribo desde una localidad vasca de la provincia de Vizcaya/Bizkaia.
      Recojo de nuevo tus felicitaciones para todos los que han tenido la amabilidad de opinar en este y otros temas, con todas la gracias.
      Salud

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  2. 3 Monimo
    mayo 4, 2011 a las 12:46

    Solo quería informar a los madrileños o próximos o a aquéllos que no les importe unas horas de viaje, que puedan leer ésto, que la Zaranda estará en Madrid del 9 al 25 de junio con «Nadie lo quiere creer»…Me perdí su última función en Valladolid y tuve el atrevimiento de ponerme en contacto con ellos tras no encontrar ninguna información sobre sus próximas representaciones.
    El año pasado quedé prendada de «Futuros difuntos», la única obra que he podido disfrutar de ellos…
    Aprovecho para dar gracias a Julio y, por supuesto, al resto de comentaristas, por sus enriquecedoras, sugerentes e imagino que acertadas palabras.

    Un saludo amistoso 😉 desde Madrid, que, hasta junio tenemos diversión teatral Angélica Lidell, Tocalchir,…( no es por dar envidia…)

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    • mayo 4, 2011 a las 15:37

      Gracias, Mónica. Quienes se decidan a ver la obra de La Zaranda no quedarán en absoluto decepcionados. Espero que tu noticia anime a los que lean estas notas y también que luego, después de disfrutar con el trabajo de Nadie lo quiere creer. La Patria de los espíritus, te llegues por aquí de nuevo y nos lo cuentes, ¿de acuerdo?
      Nos quedamos con la envidia.
      Salud

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  3. 5 Ismael
    febrero 24, 2011 a las 09:21

    Qué envidia conocer el último trabajo de la Zaranda, aún no estuvo por Madrid, según por lo que contais tremendos como siempre…Gracias por la crítica, Julio, abrazos a todos.

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    • febrero 25, 2011 a las 00:04

      Gracias a ti, Ismael. Y sí, La Zaranda estuvo genial, como bien dices. Espero que tengas ocasión de disfrutar esta obra en otra ocasión. Tiene gran peso y es como un tiro lento, que entra poco a poco y que se siente más a medida que pasa el tiempo. Algo grande.
      Salud

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  4. febrero 16, 2011 a las 18:27

    Una gozada compartir contigo este gusto por el teatro y recibir siempre fabulosas noticias sobre este arte con mayúsculas.
    Mi abrazotedecisivo cargadito de nieve, tenemos una tarde invernal…justo para ver una buena obra de teatro…pena que no va a poder ser.

    Muacks

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    • febrero 17, 2011 a las 23:45

      Pues igual de gozada leerte en este espacio, Sara. Supongo que la nieve se habrá derretido ya, o casi. Si no es así y a falta de obra de teatro, bien vendrá un buen puñado de castañas al fuego, sopinas de ajo y larga charla. Gracias, siempre.
      Salud

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  5. 9 Enrique Díaz
    febrero 14, 2011 a las 19:18

    Bajo el argumento hay bastante ponzoña, ¿quienes son los herederos de los reyes godos? ¿y en que jardín no se pone jamás el sol?, ¿que mansión es esa que intentan hacer pedazos para repartirla y quienes se reparten el botín? No falta la tonadillera con pandereta ni el miliciano «heróico» que nunca estuvo en la guerra ¿quienes estan disecados, mera apariencia de vida?… cada uno se responda. Una vez más la zaranda da en la clave, habla de España, habla de ahora… hablan de la actualidad sin olvidarse de una realidad eterna… ¡Bravo Zaranda!

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    • febrero 15, 2011 a las 09:28

      ¡De qué manera tan clara abordas lo medular de esta magnífica pieza de teatro, Enrique! Evidentemente, La Zaranda nos habla de España y de los españoles, del solar patrio y nuestra herencia personificando en la decadencia y decrepitud de la dueña de la casa un pasado al que dar continuación. El final es amargo. Deciden disecar a la dueña, convirtiéndola en momia y continuar con esa mera apariencia de vida que mencionas. Comparto tu bravo por La Zaranda y su trabajo crítico, mordaz y lúcido.
      Gracias por tus palabras.
      Salud

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  6. 11 Santiago Fernández
    febrero 13, 2011 a las 20:04

    Estimado Julio:
    No conocía el teatro de E.Calonge, veo -según nos cuentas- que sus textos están plagados de infames perdedores, de ecce homos vivientes, que nos acaban enganchando, retorciendo y trasladándonos unas sensaciones puras, pero reales; en definitiva, poniéndonos ante nuestro espejo, ese que nos refleja la crudad realidad y nos enfrenta a la verdad.
    Como trasfondo la muerte, los recuerdos, las ambiciones no conseguidas, los objetivos no cumplidos, la ambición, la decadencia moral y física( ésta inevitable, la otra no) y el dolor. Evidentemente es un cóktel dificil de digerir, pero veo que el autor lo ha resuelto bien como también lo haces tú con tu escrito.
    Gracias por tu crítica, siempre acertada y motivante.
    Un abrazo
    Santi

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    • febrero 15, 2011 a las 09:23

      Amigo Santiago:
      Como muy bien defines, los personajes de Calonge conforman una nebulosa de perdedores infames (estupendo adjetivo) que se convierten en espejos de nosotros mismos. El desgarro moral y la decadencia física se respira en el ambiente (en la obra, la casa) nos remite -como acertadamente apunta Enrique en su comentario- a una España y su historia y sus herederos. El pesimismo y el realismo se barajan a partes iguales.
      Siempre un gusto saberse leído por ti, Santi. Y un gran estímulo. Con las gracias y un abrazo.
      Salud

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