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COURT MIRACLES.- Compañía Le Boustrophédon (Francia) dirigida por Christian Goumin.- Teatro Barakaldo, 6 de noviembre de 2011
Sobre las tablas, dos actrices y dos actores, más un pianista, se multiplican en personajes de marionetas con los que se integran hasta el punto de no poder distinguir cabalmente quién resulta ser más real en un espectáculo para el que no cabe ahorrar elogios. El elenco francés procede de la ciudad de Toulouse y del Lido, el Centro de Artes del Circo, y con la aparente facilidad con que se realizan los trabajos más serios y difíciles, nos deslumbran y adentran en su mundo, que es nuestro mundo, sin agrios reproches ni lamentos desgarradores; sino con la ternura e ironía de la vida que se sabe viva, aún en medio de la mayor desolación, como puede ser el escenario sempiterno del dolor de la guerra.
Esta obra se gestó en un viaje de los actores a Gaza (Palestina) en el año 2006 para participar en la campaña Payasos Sin Fronteras. Court Miracles es un espectáculo en el que las acrobacias circenses, el malabarismo y el ingenio, junto con los títeres y la danza, estalla ante nuestras narices con un sentido estético admirable.
Pero hablar de las bondades y sorpresas del espectáculo sería banal si nos quedáramos sólo en eso y el mismo planteamiento del espectáculo no valiera de instrumento eficaz para profundizar en el asunto de que trata; en este caso, sirviéndose únicamente del gesto, la danza, la música y los efectos especiales, arman una consistente denuncia de los horrores de la guerra. En un campo de refugiados se contabilizan muertos, se recogen heridos que, con el guardián y los enfermeros, sobreviven a la guerra organizando y compartiendo la vida cotidiana llena de privaciones y carencias, pero valorando y disfrutando cada pequeña cosa y oportunidad. Nos ofrecen, en medio de un paisaje desolador, una actitud de resistencia y esperanza que va más allá del último ataque de la aviación que los diezma y deja aún peor malparados, como si se tratara de una maldición o una enfermedad degenerativa e irreversible. Y, aún así, mientras las ratas van progresivamente adueñándose de las ruinas, intentarán una y otra vez más reorganizar su vida o los despojos de la misma, con menos recursos, más débiles y malheridos, pero siempre con tanta poesía y humor como alegre disposición y esperanza; porque la decisión -en mi opinión, acertada- de este magnífico cuadro escénico francés, es la de hablar de la guerra y el horror implacable de sus consecuencias sin perder la humanidad, la dignidad que reviste la existencia de sus víctimas, aniquiladas, pero no vencidas.
Al final del espectáculo de este montaje teatral, el aplauso y el abrazo desde el corazón, surgen espontáneos y naturales, continuándose por unos minutos más en el recibidor del teatro donde actores y marionetas invitan a los espectadores que abandonan la sala a compartir un delicioso té moro y admirar, una vez más como un regalo, la destreza y arte de estos actores que, fundiéndose de nuevo con sus marionetas, en un montaje de manipulación de las mismas, ofrecerán un pequeño concierto con una batería, un acordeón y un saxo desafinado.
Obra, espectáculo, arte y trabajo, mucho más que recomendable; imprescindible. Diría más, obligatorio; si valiera de algo obligar. Dejémoslo, en fin, como la mejor decisión personal e inteligente de quien tenga la oportunidad de asistir y verlo.
González Alonso
Aplaudo y comparto tu comentario certero y entusiasta sobre la sorprendente y comprometida representación que pudimos disfrutar. Digo entusiasta porque has conseguido que quienes no han visto el inestimable trabajo también hayan quedado prendados de él gracias a la pasión con que lo relatas.
Tengo que confesar que fui con cierto escepticismo, ya que la ausencia de texto hablado me hacía desconfiar; sin embargo, salí más que sastifecha. Me emocioné con la fuerza expresiva de las marionetas, con el trabajo circense, con la simplicidad con que contaban algo tan desgarrador; pero me conmovió sobremanera la resiliencia de todos los personajes. Esa capacidad humana, que tan pocos tenemos, para asumir situaciones límite, sobreponerse, levantarse y aprender de ellas.
Una gran lección de vida y para la vida. Para nuestra vida diaria colmada de excesos y caprichos que, tan pronto hemos satisfecho, nos generan otros nuevos.
Excelente grupo, excelente trabajo artístico y, sin duda alguna, excelentes personas.
Agurtzane.
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Me alegra poder compartir la afición al teatro contigo y degustar a posteriori ese plato único que es el arte, en comentarios sobre cada representación. Aseguras que mis palabras pueden servir de acicate e interés a algunas personas que, por una u otra razón, se tropiecen con ellas y se enreden en los comentarios que dejo. Es posible; aunque pienso que los lectores y escritores habituales de Lucernarios son personas de gran sensibilidad y cultura y gusto por las cosas a las que no hacen falta mis palabras para sentirse estimuladas en este sentido. Confesaré, no obstante, que soy yo quien se siente reafirmado en lo que acostumbro a expresar cuando recibo las opiniones de todos vosotros y espero así que todos salgamos ganando algo, aprendiendo algo, divirtiéndonos algo, al menos, pues comparto plenamente el contenido de tu última frase con la que te refieres a los artistas de Le Boustrophédon y que hago extensiva a cuantos se toman la molestia de escribir en Lucernarios : Excelente grupo, excelente trabajo y, sin duda, excelentes personas.
Salud
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Por tu comentario, ya me gustaría poder tener la posibilidad de verlo. La magia del teatro, si ademas la puesta en escena es afortunada, se convierte en parte de la vida. Tú lo sabes, y yo lo sé: cada día hace más falta esa magia.
Disfruta uno con tu comentario. Nos trasmites con tu palabra lo que sólo una profunda vivencia puede comunicar.
Un abrazo, Julio.
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Tal vez encuentres la circunstancia y ocasión de poder compartir este trabajo circense/poético/teatral; estoy convencido de lo mucho que lo disfrutarías y de que serías capaz de ver muchas más cosas de las que yo vi y dejé escritas. Te agradezco, una vez más, el ánimo que me transmites con tus palabras, Perfecto. Con un abrazo hsta tierras almerienses.
Salud
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Querido amigo Julio:
Yo no he tenido la suerte de asistir, por lo que te he leído, a tan magnífica representación.
El título de la obra ya anuncia su contenido. Recupera una frase que apenas se pronuncia en nuestros lares.»La Cour des Miracles» que, como sabes, era el lugar de reunión de los tullidos, pobres, pordioseros y criminales, donde desaparecían, milagrosamente, todos los defectos.
Veo que la obra se gestó en Gaza en una reunión de Payasos sin Fronteras. Es una buena metáfora trabajar desde la filosofía del payaso, ya que «su nariz es la máscara más pequeña del mundo, la que menos esconde y la que más revela”. Los payasos son personas que venden alegría, humor, esperanza, y tienen un sentido cómico de la vida, que tanto falta hace. El escritor americano H.Miller decía de los payasos que eran poetas en acción. Decía el médico T. Sydenham en el siglo XVII que «la llegada a un pueblo de una tropa de payasos y comediantes tiene para la salud de la población un efecto mucho más benéfico que la llegada de veinte burros cargados de medicamentos»
Me gusta mucho tu final y te aplaudo por ello “ … mucho más que recomendable; imprescindible. Diría más, obligatorio; si valiera de algo obligar… “, te aplaudo por el hecho que OBLIGUES a las personas a asistir a espectáculos inteligentes. Pues nos “obligan” a tantas cosas poco recomendables.
Un abrazo y gracias por tu magnífico comentario.
Santi
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Amigo Santi:
Un placer poder leer tus puntualizaciones sobre La Cour de Miracles, el lugar donde se ubica la acción de esta obra. La cita de T.Sydenham es estupenda y muy oportuna; comparto la opinión de que la risa es la mejor terapia contra la tristeza y el pesimismo con un efecto muy beneficioso para la salud. En el caso de este fenomenal montaje circense/teatral consigue distraernos (sacar nuestros pensamientos de lo habitual) hablando de cosas muy serias, a veces con la risa y siempre con una sonrisa reflexiva. Siempre gracias por tus acertadas y oportunas palabras. Con un abrazo.
Salud
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¡Qué magnífico trabajo el de estos actores!
Me llama la atención que el tema del que tratan empiece por /g/ y me recuerda que la obra que vi el día pasado en el teatro Social de Basauri también tenía esa letra dentro de la temática: g de guerra.
Pero lo mejor es el canto a la esperanza que todos esgrimen como contrapartida, bien directamente o en bucle que revuelve y la encuentra.
Me viene ahorita mismo a la cabeza la letra de una canción de hace bastante tiempo:
«cómicos, duermen vestidos viven desnudos
beben la vida a tragos, son alabados,
son calumniados como dioses de barro,
Cómicos…»
Pues GRACIAS a los cómicos, por regalarnos la risa; algo tan sencillo y que perdemos con tantísima facilidad ofuscados en este devenir de prisa y prisa y prisa… y a ti, Julio. Vuelvo a tener los medios operativos (menos mal)
daniela
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Amiga Daniela:
No puedo menos que compartir los agradecimientos a los cómicos y su inestimable labor. Por la parte que con el teatro compartí como mero amateur aprecio la entrega generosa de un trabajo impagable que se siente compensado con el premio del aplauso. También comprendo tu fervor por la farándula desde tu personal experiencia en estas artes que, afortunadamente, sigues practicando con notable éxito y acierto. También, en este sentido, te debemos las gracias a ti, Daniela. Y gracias por decírnoslo en este pequeño rincón de Lucernarios, amiga. Con un abrazo.
Salud
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