Desde Berlín – Tributo a Lou Reed

Desde Berlín
Tributo a Lou Reed
Producción Teatre Romea

Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Miró
Dirección: Andrés Lima

Intérpretes: Nathalie Poza y Pablo Derqui

Teatro Barakaldo.- 8 de noviembre de 2015

Difícil sustraerse al impacto de este paseo mágico y dramático por el universo contradictorio, profundamente nihilista y destructor, que nos conducirá al reinado  de la droga que consumió a la juventud de los años setenta del pasado siglo, el caballo o heroína. Pero no sólo eso. La obra de teatro Desde Berlín pone sobre la mesa el reto y la dificultad de vivir las convenciones sociales cuando se quiere y se está dispuesto a vivir a fondo, lo que abarca el abanico de las pasiones, el amor, la necesidad de libertad absoluta. Pero la absoluta decisión de sentirse vivos conduce a callejones sin salida, viajes sin retorno y, sobre todo, la amarga constatación de que la felicidad pasa de largo o se nos queda poco tiempo entre las almas y las carnes, no pudiendo ser apresada y congelada en una fotografía; de igual modo, resulta inevitable -por más que nos tapemos los oídos y cerremos los ojos- sentir que la felicidad de los demás, los hijos, los amigos, la pareja, la familia, los vecinos, exige ceder parte de la necesidad propia para saber del otro y no morir ahogado en uno mismo.

Lou Reed cantaba, gritaba, su inconformismo desde una experiencia personal traumática con sus tendencias sexuales y crítico con prácticas como la prostitución.

No me gustaba la escuela.
No me gustaban los grupos.
No me gustaba la autoridad.

Y sus razones tenía. El camino del rock and roll y la heroína lo condujeron a expresar su descontento. Vivió el primero y sobrevivió a la segunda para morir en Southampton-EEUU, en 2013. Había nacido en Nueva York el año 1942.

De la historia grabada en vinilo en los años 70 por Lou Reed en el álbum titulado Berlín, brota esta puesta en escena en la que se escucharán parcialmente y se vivirán, las canciones del disco a través de la historia de autodestrucción de una pareja y del amor, el que necesitaban más allá de todo, con una crudeza sin paliativos. Las proyecciones audiovisuales reforzarán esa sensación en la que tanto la actriz Nathalie Poza, como el actor Pablo Derqui, hacen un trabajo hermosísimo en una magnífica e impecable representación. Ambos interpretarán al piano y la guitarra parte de los temas y cantarán muy acertadamente las letras de Lou Red, con la exhibición de una voz magnífica para la canción de Nathalie Poza, la cual confiesa que el cantante neoyorquino es el artista de su vida y haber tomado contacto con la música de este álbum con sólo 11 años de edad.

Buen texto del trío Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Miró. No han desdeñado ninguno de los recursos dramáticos a su alcance para construir este soberbio poema musical que te retrotrae a los años más duros de la heroína y los mejores para el rock and roll en los temas de Lou Reed. Por acá y por allá asoman la angustia existencial de la búsqueda de uno mismo, la incomunicación en el mejor de los lenguajes del teatro del absurdo o la ternura como la otra cara de la moneda de la violencia. Todo puesto blanco sobre negro, sin circunloquios ni aditamentos estériles, en el desnudo cuadro de una vida enfrentada al muro insalvable de uno mismo frente a la sociedad y sus contradicciones.

Alrededor de una cama, el personaje de Jim evocará a Caroline y la historia de su amor; una Caroline entregada a la heroína que se prostituye y acaba perdiendo sus hijos para encontrar, finalmente, la muerte en el último de sus intentos de suicidio. La desesperación en esta relación tormentosa empujará a Jim a la violencia y la impotencia más dolorosa ante un amor que es como un tiovivo en el que el vértigo domina toda la relación. Desde la angustia de la soledad, Jim no puede dejar de amar a Caroline y sentir que debería desatarse de su recuerdo.

Una obra, como he dejado dicho, magnífica; un gran poema –porque todo se sostiene sobre la intensa subjetividad de la poesía- que se construye con la música de uno de los grandes de la música, el autor de Berlín, en la que –repetimos- se cimienta esta pieza dramática y del que conservo en la memoria y conservo en vinilo álbumes como Rock and Roll Animal, Heroin o Sweet Jane. Lou Reed, cantante y guitarrista que abordó los temas de la prostitución y la transexualidad, habiendo padecido él mismo, con 14 años, duros tratamientos psiquiátricos y sesiones de electroshock para “curar” o corregir sus tendencias homosexuales. De esos mimbres está hecha la obra de teatro ante la que nos enfrentamos el pasado domingo en el teatro Barakaldo.

Largo será el aplauso para los autores y actores ya mencionados, y largo será para todo el equipo técnico, músicos, vídeo, escenografía y, en fin, cuantas personas que con su inteligencia y trabajo han hecho posible que el teatro viva en cualquiera de sus formas con la autenticidad de lo honesto y sincero; en este caso, recreando la esencia de una época y de las inquietudes más profundas del hombre a través de la música de Lou Reed.

González Alonso

The Beatles

The Beatles

The Beatles

Ocuparon la vida de la década prodigiosa de los años sesenta. Jóvenes, poseídos por la pasión de triunfar, seguros de sí mismos y de su música, encarnaron algunos de los ideales de la juventud de su época y dejaron una huella que dura hasta hoy. Transitaron por entre el movimiento hippie sin ser hippies, por la música rock sin hacer cabalmente rock and roll, por los gustos de las clases medias sin que sus orígenes pasaran de modestos y humildes; se vistieron la medalla de Caballeros de la Orden del Imperio Británico (1965) con la irreverencia justa y se dejaron el pelo largo, que la gente llamaba melenas, sin serlo. Entonces, ¿qué demonios nos contagiaron estos cuatro jovenzuelos de Liverpool?

The BeatlesLa pregunta anterior no pasa de retórica. Evidentemente, no requiere respuesta. Todos sabemos que los Beatles vinieron a caer en el caldo de cultivo de una Europa y un mundo inmerso en una profunda transformación de valores e ideales, lo que hizo arder la mecha de la revolución estudiantil francesa y levantó las barricadas parisinas de mayo del 68. Encarnan el inconformismo de un amplio sector juvenil y sus ansias de una libertad asentada en el deseo de romper las barreras morales burguesas, de superar el materialismo, vivir el amor libre, el pacifismo y hacer del trabajo una experiencia vital de realización personal.

Fue hermoso todo aquello, y la música, los gestos, la coreografía que acompañaba a los Beatles, bien diseñada por Brian Epstein, George Martin y sus colaboradores, encajaba en las generosas ansias de libertad del momento y se plantaban con descaro ante el modo de vida y de expresar esa vida de las generaciones precedentes. Rompían las reglas del juego sin destruir violentamente nada, pasando como un elefante bien enseñado por una cacharrería.

Resulta curioso cómo cantando en inglés, sus canciones seThe Beatles constituían en himnos repetidos incansablemente en cualquier idioma. La valoración de sus letras llegaría luego. Primero tocaban el corazón y los sueños, luego se les ponían las palabras que alcanzaron la poesía en metáforas como las de John Lennon que nos describía aquellos sugerentes árboles de mandarina, cielos de mermelada o flores de celofán, hasta tocar la esencia de un surrealismo practicado con desenfado y que, a menudo, hundía su inspiración en las experiencias psicotrópicas. Luego vino la evolución, la complejidad instrumental y vocal, el viaje a la India, hasta la aparición de su álbum emblemático, Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band o El Club de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta. Y más tarde, pienso que demasiado pronto, su disolución como grupo en 1970.

The BeatlesEsto, que sólo es un homenaje a The Beatles y a la juventud que vivió su impacto, no puede ser un recordatorio de canciones o un repaso a su discografía. Cada cual que elija, escuche y recuerde. Quienes llegaron después, que prueben desde su experiencia vital, muy diferente a la de la década prodigiosa de los 60, y que disfruten. Porque, aparte de andar sus canciones grabadas en vinilo navegando en un satélite por el espacio, su música no dejará de ser la expresión de la experiencia de una parte importante de ser joven en cualquier época o lugar. Ellos fueron John Lennon, George Harrison, Paul Mc Cartney y Ringo Starr. Son los Beatles.

Nada más, porque hoy, con los Beatles, todo es ya Yesterday.

González Alonso

The Beatles Abbey Road.The Beatles Abbey Road

The Beatles

La Ópera del Malandro.- Musical de Chico Buarque

La Ópera del Malandro
Un musical de Chico Buarque

La Ópera del Malandro

Teatro Barakaldo, 28 de marzo de 2015

Colorido, luz, trajes vistosos, música en directo, baile y canciones. Todo lo que hace un musical en teatro. Éste, ambientado en Río de Janeiro, con letras en portugués, años treinta del pasado siglo XX, tráfico ilegal, contrabando, burdeles y prostitución, dinero a espuertas corriendo por las manos de los mafiosos y engordando sus cuentas corrientes, corrupción institucional, policía haciendo la vista gorda, cobrando por hacer la vista gorda, llevando a cabo ajustes de cuentas y liquidando personas a cambio de más dinero. La vida miserable de las prostitutas, su única vida, la de los parados, pensionistas sin pensión, los jóvenes sin futuro.

La Ópera del MalandroSupongo que todo lo reseñado no va a descubrir nada nuevo a nadie. Pero sigue ocurriendo. No importa que llevemos ya un buen mordisco del primer tercio de otro siglo y no estemos en Brasil. El mundo sigue danzando al ritmo del dinero y conseguirlo es el fin, lo demás sólo son medios. Así que la prostitución, la miseria, las mafias, el contrabando de bienes y personas, la esclavitud, siguen sin ser erradicadas de las entretelas de las sociedades actuales en las que sobrevivimos, nutriendo y engordando a políticos, banqueros, multinacionales y toda la ralea de gentes sin ninguna clase de escrúpulo.

El caso es que, sin descubrir nada nuevo, en la comedia musical La Ópera del Malandro, con una sonrisa, bossa nova y ritmos caribeños, se pone sobre la mesa un estado de cosas que reclaman justicia y un cambio definitivo de rumbo. La alegría del musical y el desenfado con que se mueven los personajes rozando lo esperpéntico en una actuación deliberadamente provocadora, acaban gritando con el grito de la risa que se seca en la garganta y nos deja una comezón o desazón moral de intranquilidad y desasosiego.

La Ópera del MalandroUna puesta en escena meticulosa y efectista. Una obra excesivamente larga en sus ciento veinte minutos de representación sin intermedios no puede evitar la sensación de vivir momentos repetidos y pérdida de gas en algunos tramos de la obra. Pero la magnífica actuación del elenco teatral, su entrega, capacidad de interpretación y versatilidad para el canto y la danza, sacan adelante el trabajo con brillantez, sobre todo en la traca última con dos finales distintos, uno supuestamente impuesto por las presiones del productor o la censura, que acabarán siendo el mismo y único final a manos del propio autor de la comedia.

En fin, un proxeneta y un contrabandista enfrentados, más aún cuando el contrabandista se casa a escondidas con la hija del proxeneta en contra de la voluntad de éste; las maniobras del empresario para que la policía acabe con la carrera y vida del contrabandista que, a su vez, también tenía sus negocios con la policía; la manipulación de los medios de comunicación y de las masas, creando sindicatos, filtrando noticias de corrupción, creando titulares, convocando manifestaciones contra la explotación sin dejar a un lado el negocio y la explotación de las mujeres prostituidas y todo un rosario descarnado de lo ya mencionado y repetido.

Y así estamos. Buscando una salida a ritmo de samba.

González Alonso

La Ópera del Malandro

Clown Houses.- Merlin Puppet Theater de Grecia

Clown Houses
Merlin Puppet Theatre de Grecia

Clown Houses

Teatro Barakaldo, 22 de marzo de 2015

Sobre el fondo oscuro del teatro se abre otro pequeño escenario de apenas dos metros y medio de largo por uno y medio de alto para dar vida, o lo que les queda de vida –según se verá-, a unas marionetas de unos cuarenta y cinco centímetros al estilo del teatro negro de Praga.

Al decir lo que les queda de vida quería referirme al contenido profundamente pesimista de cada mirada a la vida de los inquilinos de esta casa de pisos rematada por una terraza con su antena de televisión, su luna en cuarto menguante en la noche y sus suicidas. De la terraza abajo, el miedo a vivir, la rutina de lo cotidiano y asfixiante, el secuestro de la vida real por la del mundo virtual, el caos de la convivencia familiar, violenta, llena de acidez, en medio de la cual flota un leve sueño de amor y juventud obsesivamente en una canción de los Beatles y los ojos y la expresión ensimismada y ausente, la usura, la avaricia y el materialismo feroz, la soledad extrema, la depresión y la tristeza. Y detrás de cada escena la no vida, el final irremediable; en definitiva, la muerte. De ahí que aludiera al pesimismo radical expresado con una estética de crudos contrastes de luces y sonidos chirriantes. La voz que acompaña las transiciones entre los cuadros también se arrastra grave y apocalíptica y en inglés. Las escenas de humor negro, alejadas del fino humor británico, no dejan lugar a especulaciones.

Mencionado lo del inglés, hay que aclarar que no es imprescindible conocer el idioma para seguir la representación; pero también se puede decir que no costaría demasiado grabar los textos en español y el espectador agradecería el esfuerzo.

Clown HousesRepresentación, por la forma y el contenido, para adultos. Tal vez despiste el que se trate de teatro de marionetas y eso haga acudir a la sala a padres con sus hijos pequeños. ¡A ver cómo se lo explican luego en casa! Al menos, algunas de las preguntas que oí hacer a una niña a su padre, situados detrás de mí. No es ningún drama, pero las situaciones planteadas y sus finales no son nada inocentes y están muy por encima de las capacidades de juicio, las necesidades, las expectativas y las habilidades infantiles.

La magia del teatro es así, y la compañía griega Merlin Puppet Theatre ha destilado tristeza y pesimismo a lo largo de una hora de representación con esta radiografía del esqueleto del alma humana en un trabajo excelente, de lo que hay que felicitarse y aplaudir. Sacudir los miedos y los fantasmas que se agazapan en nuestra vida cotidiana, puede servirnos para aprender a encontrar la mirada alegre, confiada y solidaria del resto de nuestros días. Y si no es así y para tanto, tampoco importa; esta portezuela de la esperanza ya no se cerrará.

González Alonso

Clown Houses

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Cuatro conciertos y una ópera

Cuatro Conciertos y una Ópera
7 y 8 de marzo. Palacio Euskalduna y Teatro Barakaldo

Ópera: Un baile de máscaras.- Verdi

Vivimos rodeados de prejuicios. Uno de ellos parece ser el de pensar que la música clásica es algo tan minoritario que no interesa a casi nadie, y mucho menos al público joven. Vulgaridad, ramplonería, gustos horteras en música y celebraciones que no parecen ir más allá del fútbol en lo deportivo y los delirantes botellones en lo social, con cientos de jóvenes alrededor de las mezclas más variopintas de alcohol en las plazas y los adultos alrededor del mismo alcohol en bares, aceras y terrazas. Esa es la foto fija. Pero es, también, la mirada engañosa.

Eventos como los de este fin de semana en Bilbao y Barakaldo vienen a decirnos que no es así y que, junto a la ramplonería y la vulgaridad (tal vez por falta de alternativas) vive esplendorosamente el gusto por el arte cuando alcanza a vestirse de mayúsculas en sus cuatro letras. La música de Georg Friedrich Haendel (1685/1759) y de Johann Sebastián Bach (1685/1750), en una inusual maratón de tres días en el Palacio Euskalduna de Bilbao, con conciertos simultáneos en cinco de sus salas, más otros conciertos en salas más pequeñas y espacios abiertos del Euskalduna a cargo de los estudiantes de de los diferentes Conservatorios venidos de toda España, fue un éxito rotundo de un público heterogéneo entregado a la música del barroco escrita por estos dos gigantes de la música.

Al mismo tiempo, en Barakaldo, se ofrecía también la música unida al teatro en forma de ópera. Allí se recreaba la inspiración de Giuseppe Verdi en el título Un baile de máscaras. El teatro registró una buena entrada, no con la espectacularidad de los conciertos del Euskalduna, pero muy apreciable, en todo caso.

………………..Orquesta Sinfónica de Euskadi.Orquesta Sinfónica Principado de Asturias

Y la cuestión es, me parece, que cuando la oferta es de calidad y el precio se hace asequible, la aceptación del público y el éxito están casi asegurados. La ópera y la música clásica han sido, culturalmente, patrimonio de las clases sociales dominantes y enriquecidas. En sus manos, el arte fue siempre pura ostentación. Ahora, cuando el arte considerado elitista puede llegar al vulgo, adquiere dimensiones de grandeza y autenticidad, alejado del consumismo y la banal y huera exhibición.

De los tres días de programación, uno; y de los conciertos del día, cuatro. El de la Orquesta Sinfónica de Euskadi con Daniel Oyarzabal al órgano interpretando de Haendel  la Obertura de Theodora, el Concierto para órgano y orquesta nº 13 de fa mayor y la Música de los Reales Fuegos de Artificio. Después, la magnífica orquesta alemana Chorus Musicus Köln Das Nueue Orchester, con su bien armado coro y estupendos intérpretes y cantantes, en la Cantata Ich hate viel Bkümmernis de J.S. Bach. Continuamos, ya por la tarde, presenciando la actuación de la imponente y conjuntada Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias con la música de Bach orquestada por Leopold Stokowski (1882/1977) en el Pasacalle y fuga en do menor, Wachet auf, ruft uns die Stimme y la Tocata y fuga en re menor, además del Concierto para órgano y orquesta nº 4 en fa mayor con Daniel Oyarzabal al órgano. Y para concluir, la maestría demostrada y reconocida del grupo de cuerda Al Ayre Español, de Zaragoza, con las interpretaciones fieles y rigurosas de Haendel en el Concierto Grosso en sol menor opus 6, nº 6, el Concierto Grosso en do menor opus 6, nº 8 y el Concierto Grosso en si bemol mayor opus 6, nº 7, que dejaron el listón muy alto en este difícil arte musical con su interpretación vigorosa y rica de matices. Por medio, la Orquesta de flautas del Conservatorio Superior de Música de Aragón completó lo que fue todo cuanto pudo depararnos la jornada en el abarrotado Palacio Euskalduna.

……….Al Ayre Español de Zaragoza.Chorus Musicus Köln Das Neue Orchester

La ópera de Verdi, El baile de máscaras, de cuyo argumento dejé constancia tras la representación vista en el Teatro Colón de Buenos Aires: Un Ballo in Maschera, Teatro Colón.- Buenos Aires, resonó con gran fortuna en el teatro Barakaldo, en la tarde del domingo, día 8, con una representación más convencional que la argentina, tanto en su escenografía, como en el vestuario e interpretación. Muy dignos todos los cantantes y el coro de esta compañía Ópera 2001 y Ópera de Massy (París), y muy buena la orquesta que sonó afinada y oportuna desde el pequeño foso del escenario del teatro Barakaldo.

La acción transcurre en Boston, convertido en un trozo europeo; el rey Gustavo pasa a ser el conde Ricardo y todos los arreglos que Verdi se vio obligado a realizar para evitar conflictos, como podéis leer en el enlace al comentario de la representación de Buenos Aires.

Por un fin de semana, Bilbao y Barakaldo pusieron la cultura musical a la altura de cuaquier mito europeo, Viena, Praga, Berlín, París o Venecia, por ejemplo. Esperar que se repita y se haga costumbre, sería lo deseable. Vamos a pensar que será así.

González Alonso

Verdi: Un baile de máscaras

Malandain. Ballet de Biarritz

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Malandain.- Ballet de Biarritz

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Malandain.- Ballet de Biarritz.

Magifique (Tchaikovski-Suites).- La Mort du Cygne (Saint-Saëns).- L’Amour Sorcier (Manuel de Falla)

Teatro Barakaldo, 26 de noviembre de 2011

El pasado domingo tuve ocasión de ver un espectáculo de ballet. No soy habitual de estos eventos que, por otra parte, no se prodigan demasiado en los escenarios. Como la ópera, se tiene la vaga impresión de tratarse de un espectáculo de minorías selectas, sobre todo económicamente, que lo utilizan para dar lustre a sus relaciones sociales con un barniz cultural que cause admiración. Lo que, con toda seguridad, fue así en tiempos no muy pretéritos, no lo es hoy día, al menos de forma general. Élites quedan y quedan también viejos resabios de la utilización de la cultura con fines espurios; pero hay que reconocer, junto con la evolución de estas artes, la extensión de su disfrute a capas sociales más extensas, aún sin dejar de ser minoritarias.

El caso es que, después de lo visto y disfrutado, me siento mejor dispuesto e  inclinado a cambiar mis hábitos y hacerme más asiduo del ballet; porque lo que los sentidos me permitieron percibir fue todo un cúmulo de sensaciones y sorpresas enmarcadas en la grandeza de la música y la belleza de la danza.

La elección de autores como Tchaikovski, Sain-Saëns y Manuel Falla, posibilitó una cercanía atractiva y una variedad llena de sugestivas propuestas de baile. Tal vez, resumiendo, me atrevería  a subrayar tres cosas:

1.- La ejecución de los pasos a dos. El primero de ellos arrancó con la sugerente música de Tchaikovski interpretada por dos bailarines masculinos con una delicadeza y sensibilidad admirables; el segundo, arropado con los compases de El Amor Brujo de Falla, ejecutado por un bailarín y una bailarina que consiguieron transmitir con fuerza y pasión los más atormentados e intensos sentimientos del amor.

2.- La sensación de que la música seguía por el escenario a los bailarines, realizando sus evoluciones con una ligereza y levedad que parecía vaciar de todo peso sus cuerpos para ser sólo espíritu o alma alzada en vuelo. La interpretación de La Muerte del Cisne de Saint-Saëns, me cautivó en todas y cada una de las cuatro veces que bailaron la pieza las tres bailarinas encargadas de dar vida a esta pieza bajo los focos, una vez cada una y, finalmente, las tres conjuntamente, introduciendo matices de delicada sensibilidad en la recreación de una escena tan bella como dura, cual es presenciar una muerte, y dotando de alma humana al ave condenada a morir.

3.- La introducción de elementos de danzas populares en la coreografía, así como un uso mesurado del ballet en su esencia clásica junto con una desarticulación de los movimientos y la reproducción de gestos cotidianos en la danza. El ballet explora con una libertad estudiada todos los recursos expresivos del cuerpo y el espacio para conseguir emocionarnos.

Poco más puedo añadir como profano en la materia. El espectáculo de Malandain, Ballet de Biarritz, puso en la tarde del domingo del teatro Barakaldo de Vizcaya un aire de frescura y sensibilidad que el público que llenaba la sala supo reconocer y agradecer con sus largos y continuados aplausos. Una buena tarde de arte y belleza expresados a través del ballet.

González Alonso

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COURT MIRACLES .- Le Boustrophédon (Francia)

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COURT MIRACLES.- Compañía francesa (Toulouse) LE BOUSTROPHÉDON

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COURT MIRACLES.- Compañía Le Boustrophédon (Francia) dirigida por Christian Goumin.-  Teatro Barakaldo, 6 de noviembre de 2011

Sobre las tablas, dos actrices y dos actores, más un pianista, se multiplican en personajes de marionetas con los que se integran hasta el punto de no poder distinguir cabalmente quién resulta ser más real en un espectáculo para el que no cabe ahorrar elogios. El elenco francés procede de la ciudad de Toulouse y del Lido, el Centro de Artes del Circo, y con la aparente facilidad con que se realizan los trabajos más serios y difíciles, nos deslumbran y adentran en su mundo, que es nuestro mundo, sin agrios reproches ni lamentos desgarradores; sino con la ternura e ironía de la vida que se sabe viva, aún en medio de la mayor desolación, como puede ser el escenario sempiterno del dolor de la guerra.

Esta obra se gestó en un viaje de los actores a Gaza (Palestina) en el año 2006 para participar en la campaña Payasos Sin Fronteras. Court Miracles es un espectáculo en el que las acrobacias circenses, el malabarismo y el ingenio, junto con los títeres y la danza, estalla ante nuestras narices con un sentido estético admirable.

Pero hablar de las bondades y sorpresas del espectáculo sería banal si nos quedáramos sólo en eso y el mismo planteamiento del espectáculo no valiera de instrumento eficaz para profundizar en el asunto de que trata; en este caso, sirviéndose únicamente del gesto, la danza, la música y los efectos especiales, arman una consistente denuncia de los horrores de la guerra. En un campo de refugiados se contabilizan muertos, se recogen heridos que, con el guardián y los enfermeros, sobreviven a la guerra organizando y compartiendo la vida cotidiana llena de privaciones y carencias, pero valorando y disfrutando cada pequeña cosa y oportunidad. Nos ofrecen, en medio de un paisaje desolador, una actitud de resistencia y esperanza que va más allá del último ataque de la aviación que los diezma y deja aún peor malparados, como si se tratara de una maldición o una enfermedad degenerativa e irreversible. Y, aún así, mientras las ratas van progresivamente adueñándose de las ruinas, intentarán una y otra vez más reorganizar su vida o los despojos de la misma, con menos recursos, más débiles y malheridos, pero siempre con tanta poesía y humor como alegre disposición y esperanza; porque la decisión -en mi opinión, acertada- de este magnífico cuadro escénico francés, es la de hablar de la guerra y el horror implacable de sus consecuencias sin perder la humanidad, la dignidad que reviste la existencia de sus víctimas, aniquiladas, pero no vencidas.

COURT MIRACLES.- Compañía Le Boustrophédon (Toulouse-Francia)Al final del espectáculo de este montaje teatral, el aplauso y el abrazo desde el corazón, surgen espontáneos y naturales, continuándose por unos minutos más en el recibidor del teatro donde actores y marionetas invitan a los espectadores que abandonan la sala a compartir un delicioso té moro y admirar, una vez más como un regalo, la destreza y arte de estos actores que, fundiéndose de nuevo con sus marionetas, en un montaje de manipulación de las mismas, ofrecerán un pequeño concierto con una batería, un acordeón y un saxo desafinado.

Obra, espectáculo, arte y trabajo, mucho más que recomendable; imprescindible. Diría más, obligatorio; si valiera de algo obligar. Dejémoslo, en fin, como la mejor decisión personal e inteligente de quien tenga la oportunidad de asistir y verlo.

González Alonso

Dança da morte / Dança de la muerte.- Compañías de teatro NAO D’AMORES (España) y TEATRO DA CORNUCÓPIA (Portugal)

Dança da morte.-Sança de la muerte.- Nao d'amores y Teatro da Cornucópia

Teatro Barakaldo (Bizkaia/Vizcaya).- 15 de mayo de 2011

La tarde de primavera tal vez le restó público al espectáculo Dança da Morte / Dança de la Muerte de las compañías Nao d’amores (España) y Teatro da Cornucópia (Portugal) dirigidas por Ana Zamora; pero no le pudo arrebatar ni un ápice de emoción; en esto, ni la muerte tiene capacidad ante el sólido planteamiento de la obra y la sobrada profesionalidad del actor Luis Miguel Cintra, las actrices Sofía Marques y Elena Rayos y los músicos Eva Jornet, Juan Ramón Lara e Isabel Zamora.

El primer hecho relevante es el de proponer este trabajo teatral en su ambiente histórico cultural y lingüístico. La magnífica dicción de los intérpretes te sumergen inmediatamente en las sonoridades medievales y renacentistas del español y el portugués, haciendo salvable la comprensión de los textos en un salto mágico de alrededor de setecientos años. Oportuna y magnífica me pareció la decisión de exponer al unísono las culturas lusa e hispana como parte significativa de las culturas peninsulares, hechas unas a otras en el dilatado tiempo histórico compartiendo reinos, costumbres, creencias, paces y guerras. Hay que subrayar este hecho porque bien es sabido que en nuestra familia hispanolusa somos poco dados a los abrazos y reconocimientos, y esta ocasión alegra sobradamente el corazón y nos pone al alcance las cosas que nos unen y preocupan, la visión que de la vida hemos ido construyendo y la de su otra cara, la inequívoca realidad de la presencia de la  muerte.

El desarrollo dramático se ha realizado de manera muy inteligente en una selección de textos sobre la visión y vivencia de la muerte, muy bien acompañados de la música interpretada con instrumentos también de la época. La Muerte, con mayúscula, hará acto de presencia para ir llamando a su danza a todos los estamentos y clases sociales. Desde el Papa a los obispos, curas, nobles, artesanos y campesinos, y desde los cristianos a los musulmanes o los judíos, van entrando en el corro de la danza, con sus objeciones y tretas, pero siempre con el último paso en un baile condenado a poner fin a su existencia, de la que la Muerte va dando cuenta sin distinción de raza, sexo, posición o creencia, haciendo el repaso a lo que más de malo que de bueno hubo en las responsabilidades de la vida de cada cual.

Muy afortunada me pareció la forma de tratar el tema de la muerte a través del Medievo, en torno al siglo XIII, y su expresión en el Renacimiento, en torno al siglo XVI. De la visión e interiorización de una vida de sufrimiento y resignación, con Dios en el centro de la existencia (visión de la que conservamos exponentes muy actuales en las celebraciones de la Semana Santa) y entendiendo la vida como un camino y la muerte como el paso a una eternidad de recompensas o castigos, se llega a un Renacimiento en el que el hombre va a pasar a ocupar el centro de la existencia y la razón se antepondrá a la fe, con una explosión de alegría ante la inevitable muerte en un tempus fugit o carpe diem espectacular y lleno de colorido.

Dança da morte / Dança de la muerte.- Nao d'amores y Teatro da Cornucópia

El increíble trabajo de Ana Zamora con las compañías precitadas, nos empuja a plantearnos el concepto actual y la actitud que mantenemos ante la muerte. En palabras de la misma directora se constata cómo hemos desplazado la idea de inmortalidad por la de amortalidad o negación de la muerte. Resulta evidentemente gracioso cómo nos olvidamos o pretendemos olvidarnos de la realidad de la muerte viéndola diaria y directamente con una exhibición casi insultante en la televisión, la muerte real de personas de todas las edades y condición social, pero siempre lo vemos como algo que les ocurre a los demás. Se diría que esta contemplación morbosa nos tranquiliza y calma el desasosiego interior al constatar que la muerte está ahí, pero en la casa del vecino, sintiéndonos salvados cada vez que recibimos la noticia de la muerte del otro. Los progresos en medicina, además, y las cotas de bienestar en los países ricos y desarrollados, garantizan una vida cada vez más larga y de mayor calidad. No puedo imaginar lo que la vida y la muerte pueden significar en un futuro no muy lejano cuando la nanotecnología llegue a a aplicarse con fines médicos. El rejuvenecimiento celular, el diagnóstico y reparación de enfermedades casi de forma inmediata y la actuación terapeútica sobre el organismo previsiblemente de manera muy dilatada en el tiempo será tal vez el camino -estableciendo un paralelismo con la Edad Media y el Renacimiento- hacia una idea de la vida en la que su final, la muerte, tendrá que cambiar el paso y el ritmo de su danza. Pero eso ya será otro trabajo teatral.

Salud

González Alonso

Nota: más información sobre esta obra teatral y el trabajo de las compañías Nao d’amores y Teatro da Cornucópia dirigidas por Ana Zamora:

MADRID TEATRO

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