Baile de bestias.- Jesús Carmona

mqdefaultMuseo Guggenheim de Bilbao
13 de noviembre de 2021

El caso es que, no siendo yo ni entendido ni aficionado al flamenco, tengo que admitir y reconocer la capacidad conmovedora de este arte cuando se me presenta en espectáculos como el de Jesús Carmona. Aunque mis gustos no lleguen más allá de la copla que tan bien supo entender y cantar Carlos Cano, algunas canciones primeras de Manuel Gerena con su carga social y reivindicativa y otras de honda emoción que nos dejó Camarón, en esta ocasión me confieso rendido ante el trabajo desplegado en “Baile de bestias”. Porque la danza clásica y el flamenco se funden y abrazan con la música popular, se deja caer por los recovecos del cante “jondo”, explora los espacios de la copla o campea por los ritmos monocordes del “rap”, para contar historias, gritar miedos, advertir de amenazas, descubrir espacios de sosiego y felicidad y  agitar conciencias dándole un nuevo sentido a la danza al crear un mundo nuevo iluminado por la belleza.

imagenTodas las conversaciones o diálogos con los monstruos que nos atemorizan y desafían con sus retos se expresan a través de una vanguardista expresión corporal desarrollada a través del baile y la danza; a esta estética se suman los elementos sonoros de las percusiones y acompañamientos a la guitarra interpretados, junto a las canciones, por otro artista totalmente identificado con el trabajo de Jesús Carmona, el músico Manu Masaedo. Sigue leyendo

Libertino.- Compañía Marco Vargas y Chloé Brûlé

Libertino
Compañía Marco Vargas y Chloé Brûlé

Teatro de Santurtzi (Santurce)
20 de octubre de 2017

Dirección, coreografía y baile: Marco Vargas y Chloé Brûlé
Textos e interpretación: Fernando Mansilla
Cante: Juan José Amador
Composición musical: Gabriel Vargas

No me gusta el flamenco. El actor, poeta y autor del texto lo escribía y decía y repetía desde el inicio del espectáculo. El actor, poeta y autor del texto poético bailado, tenía un problema con el ritmo; perdía el compás y la vida se le iba. Con una novia del Penedés se fue a Sevilla, y su novia, que entendía el ritmo de la vida, se fue con su profesor de baile flamenco, que era gitano aunque no lo era. Y el poeta, autor y actor, se quedó solo con el canario que, además, cantaba bien. Tuvo otra novia, que también bailaba flamenco mientras él escuchaba a todo volumen blues y rock and roll para sufrimiento y queja de los vecinos.

Libertino” es un poema de la soledad y el pulso de la existencia en el cual los recuerdos nos empujan a abandonar “el dorado aislamiento” para “participar en el flujo de la vida”, conscientes de que “al fin y al cabo / somos el compás que llevamos”, en palabras de actor, autor y poeta Fernando Mansilla.

A mí, que tampoco me gusta el flamenco, me pareció un espectáculo de una ética y estética admirable; confieso que no sé dónde empezaba el baile flamenco y dónde terminaba la danza, el paso de ballet, el desgarro del gesto, en un lenguaje corporal y gestual apoyado en el ritmo del taconeo, las palmas, las percusiones sobre el cuerpo y los objetos. Y  todo ello, cuando la música electrónica se desborda como una catarata arrolladora en forma de rock, se funde de manera hermosa y atronadora. Al final, ¿qué estamos viendo y sintiendo? Pues, sencillamente, la expresión del lenguaje poético de la música y la danza leyendo los versos de la vida. Algo mágico. La voz del cante se alza desnuda, rota y sola, sin apoyo instrumental; los cuerpos se apoderan del espacio y los objetos para despertar las emociones; un abanico es mariposa, amor, feminidad,  sensualidad; una cacha es afirmación, masculinidad, firme ternura.

A mí, que no me gusta el flamenco ni intento dar unas palmas, me enamoró “Libertino” y el trabajo excepcional sobre el escenario del bailarín Marco Vargas y la bailarina Chloé Brûlé, la voz de Juan José Amador, el ritmo poético de Fernando Mansilla. Y, sinceramente, no me importaría volver a verlo y aplaudirlo.

González Alonso

Clown Houses.- Merlin Puppet Theater de Grecia

Clown Houses
Merlin Puppet Theatre de Grecia

Clown Houses

Teatro Barakaldo, 22 de marzo de 2015

Sobre el fondo oscuro del teatro se abre otro pequeño escenario de apenas dos metros y medio de largo por uno y medio de alto para dar vida, o lo que les queda de vida –según se verá-, a unas marionetas de unos cuarenta y cinco centímetros al estilo del teatro negro de Praga.

Al decir lo que les queda de vida quería referirme al contenido profundamente pesimista de cada mirada a la vida de los inquilinos de esta casa de pisos rematada por una terraza con su antena de televisión, su luna en cuarto menguante en la noche y sus suicidas. De la terraza abajo, el miedo a vivir, la rutina de lo cotidiano y asfixiante, el secuestro de la vida real por la del mundo virtual, el caos de la convivencia familiar, violenta, llena de acidez, en medio de la cual flota un leve sueño de amor y juventud obsesivamente en una canción de los Beatles y los ojos y la expresión ensimismada y ausente, la usura, la avaricia y el materialismo feroz, la soledad extrema, la depresión y la tristeza. Y detrás de cada escena la no vida, el final irremediable; en definitiva, la muerte. De ahí que aludiera al pesimismo radical expresado con una estética de crudos contrastes de luces y sonidos chirriantes. La voz que acompaña las transiciones entre los cuadros también se arrastra grave y apocalíptica y en inglés. Las escenas de humor negro, alejadas del fino humor británico, no dejan lugar a especulaciones.

Mencionado lo del inglés, hay que aclarar que no es imprescindible conocer el idioma para seguir la representación; pero también se puede decir que no costaría demasiado grabar los textos en español y el espectador agradecería el esfuerzo.

Clown HousesRepresentación, por la forma y el contenido, para adultos. Tal vez despiste el que se trate de teatro de marionetas y eso haga acudir a la sala a padres con sus hijos pequeños. ¡A ver cómo se lo explican luego en casa! Al menos, algunas de las preguntas que oí hacer a una niña a su padre, situados detrás de mí. No es ningún drama, pero las situaciones planteadas y sus finales no son nada inocentes y están muy por encima de las capacidades de juicio, las necesidades, las expectativas y las habilidades infantiles.

La magia del teatro es así, y la compañía griega Merlin Puppet Theatre ha destilado tristeza y pesimismo a lo largo de una hora de representación con esta radiografía del esqueleto del alma humana en un trabajo excelente, de lo que hay que felicitarse y aplaudir. Sacudir los miedos y los fantasmas que se agazapan en nuestra vida cotidiana, puede servirnos para aprender a encontrar la mirada alegre, confiada y solidaria del resto de nuestros días. Y si no es así y para tanto, tampoco importa; esta portezuela de la esperanza ya no se cerrará.

González Alonso

Clown Houses

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Malandain. Ballet de Biarritz

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Malandain.- Ballet de Biarritz

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Malandain.- Ballet de Biarritz.

Magifique (Tchaikovski-Suites).- La Mort du Cygne (Saint-Saëns).- L’Amour Sorcier (Manuel de Falla)

Teatro Barakaldo, 26 de noviembre de 2011

El pasado domingo tuve ocasión de ver un espectáculo de ballet. No soy habitual de estos eventos que, por otra parte, no se prodigan demasiado en los escenarios. Como la ópera, se tiene la vaga impresión de tratarse de un espectáculo de minorías selectas, sobre todo económicamente, que lo utilizan para dar lustre a sus relaciones sociales con un barniz cultural que cause admiración. Lo que, con toda seguridad, fue así en tiempos no muy pretéritos, no lo es hoy día, al menos de forma general. Élites quedan y quedan también viejos resabios de la utilización de la cultura con fines espurios; pero hay que reconocer, junto con la evolución de estas artes, la extensión de su disfrute a capas sociales más extensas, aún sin dejar de ser minoritarias.

El caso es que, después de lo visto y disfrutado, me siento mejor dispuesto e  inclinado a cambiar mis hábitos y hacerme más asiduo del ballet; porque lo que los sentidos me permitieron percibir fue todo un cúmulo de sensaciones y sorpresas enmarcadas en la grandeza de la música y la belleza de la danza.

La elección de autores como Tchaikovski, Sain-Saëns y Manuel Falla, posibilitó una cercanía atractiva y una variedad llena de sugestivas propuestas de baile. Tal vez, resumiendo, me atrevería  a subrayar tres cosas:

1.- La ejecución de los pasos a dos. El primero de ellos arrancó con la sugerente música de Tchaikovski interpretada por dos bailarines masculinos con una delicadeza y sensibilidad admirables; el segundo, arropado con los compases de El Amor Brujo de Falla, ejecutado por un bailarín y una bailarina que consiguieron transmitir con fuerza y pasión los más atormentados e intensos sentimientos del amor.

2.- La sensación de que la música seguía por el escenario a los bailarines, realizando sus evoluciones con una ligereza y levedad que parecía vaciar de todo peso sus cuerpos para ser sólo espíritu o alma alzada en vuelo. La interpretación de La Muerte del Cisne de Saint-Saëns, me cautivó en todas y cada una de las cuatro veces que bailaron la pieza las tres bailarinas encargadas de dar vida a esta pieza bajo los focos, una vez cada una y, finalmente, las tres conjuntamente, introduciendo matices de delicada sensibilidad en la recreación de una escena tan bella como dura, cual es presenciar una muerte, y dotando de alma humana al ave condenada a morir.

3.- La introducción de elementos de danzas populares en la coreografía, así como un uso mesurado del ballet en su esencia clásica junto con una desarticulación de los movimientos y la reproducción de gestos cotidianos en la danza. El ballet explora con una libertad estudiada todos los recursos expresivos del cuerpo y el espacio para conseguir emocionarnos.

Poco más puedo añadir como profano en la materia. El espectáculo de Malandain, Ballet de Biarritz, puso en la tarde del domingo del teatro Barakaldo de Vizcaya un aire de frescura y sensibilidad que el público que llenaba la sala supo reconocer y agradecer con sus largos y continuados aplausos. Una buena tarde de arte y belleza expresados a través del ballet.

González Alonso

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COURT MIRACLES .- Le Boustrophédon (Francia)

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COURT MIRACLES.- Compañía francesa (Toulouse) LE BOUSTROPHÉDON

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COURT MIRACLES.- Compañía Le Boustrophédon (Francia) dirigida por Christian Goumin.-  Teatro Barakaldo, 6 de noviembre de 2011

Sobre las tablas, dos actrices y dos actores, más un pianista, se multiplican en personajes de marionetas con los que se integran hasta el punto de no poder distinguir cabalmente quién resulta ser más real en un espectáculo para el que no cabe ahorrar elogios. El elenco francés procede de la ciudad de Toulouse y del Lido, el Centro de Artes del Circo, y con la aparente facilidad con que se realizan los trabajos más serios y difíciles, nos deslumbran y adentran en su mundo, que es nuestro mundo, sin agrios reproches ni lamentos desgarradores; sino con la ternura e ironía de la vida que se sabe viva, aún en medio de la mayor desolación, como puede ser el escenario sempiterno del dolor de la guerra.

Esta obra se gestó en un viaje de los actores a Gaza (Palestina) en el año 2006 para participar en la campaña Payasos Sin Fronteras. Court Miracles es un espectáculo en el que las acrobacias circenses, el malabarismo y el ingenio, junto con los títeres y la danza, estalla ante nuestras narices con un sentido estético admirable.

Pero hablar de las bondades y sorpresas del espectáculo sería banal si nos quedáramos sólo en eso y el mismo planteamiento del espectáculo no valiera de instrumento eficaz para profundizar en el asunto de que trata; en este caso, sirviéndose únicamente del gesto, la danza, la música y los efectos especiales, arman una consistente denuncia de los horrores de la guerra. En un campo de refugiados se contabilizan muertos, se recogen heridos que, con el guardián y los enfermeros, sobreviven a la guerra organizando y compartiendo la vida cotidiana llena de privaciones y carencias, pero valorando y disfrutando cada pequeña cosa y oportunidad. Nos ofrecen, en medio de un paisaje desolador, una actitud de resistencia y esperanza que va más allá del último ataque de la aviación que los diezma y deja aún peor malparados, como si se tratara de una maldición o una enfermedad degenerativa e irreversible. Y, aún así, mientras las ratas van progresivamente adueñándose de las ruinas, intentarán una y otra vez más reorganizar su vida o los despojos de la misma, con menos recursos, más débiles y malheridos, pero siempre con tanta poesía y humor como alegre disposición y esperanza; porque la decisión -en mi opinión, acertada- de este magnífico cuadro escénico francés, es la de hablar de la guerra y el horror implacable de sus consecuencias sin perder la humanidad, la dignidad que reviste la existencia de sus víctimas, aniquiladas, pero no vencidas.

COURT MIRACLES.- Compañía Le Boustrophédon (Toulouse-Francia)Al final del espectáculo de este montaje teatral, el aplauso y el abrazo desde el corazón, surgen espontáneos y naturales, continuándose por unos minutos más en el recibidor del teatro donde actores y marionetas invitan a los espectadores que abandonan la sala a compartir un delicioso té moro y admirar, una vez más como un regalo, la destreza y arte de estos actores que, fundiéndose de nuevo con sus marionetas, en un montaje de manipulación de las mismas, ofrecerán un pequeño concierto con una batería, un acordeón y un saxo desafinado.

Obra, espectáculo, arte y trabajo, mucho más que recomendable; imprescindible. Diría más, obligatorio; si valiera de algo obligar. Dejémoslo, en fin, como la mejor decisión personal e inteligente de quien tenga la oportunidad de asistir y verlo.

González Alonso

Dança da morte / Dança de la muerte.- Compañías de teatro NAO D’AMORES (España) y TEATRO DA CORNUCÓPIA (Portugal)

Dança da morte.-Sança de la muerte.- Nao d'amores y Teatro da Cornucópia

Teatro Barakaldo (Bizkaia/Vizcaya).- 15 de mayo de 2011

La tarde de primavera tal vez le restó público al espectáculo Dança da Morte / Dança de la Muerte de las compañías Nao d’amores (España) y Teatro da Cornucópia (Portugal) dirigidas por Ana Zamora; pero no le pudo arrebatar ni un ápice de emoción; en esto, ni la muerte tiene capacidad ante el sólido planteamiento de la obra y la sobrada profesionalidad del actor Luis Miguel Cintra, las actrices Sofía Marques y Elena Rayos y los músicos Eva Jornet, Juan Ramón Lara e Isabel Zamora.

El primer hecho relevante es el de proponer este trabajo teatral en su ambiente histórico cultural y lingüístico. La magnífica dicción de los intérpretes te sumergen inmediatamente en las sonoridades medievales y renacentistas del español y el portugués, haciendo salvable la comprensión de los textos en un salto mágico de alrededor de setecientos años. Oportuna y magnífica me pareció la decisión de exponer al unísono las culturas lusa e hispana como parte significativa de las culturas peninsulares, hechas unas a otras en el dilatado tiempo histórico compartiendo reinos, costumbres, creencias, paces y guerras. Hay que subrayar este hecho porque bien es sabido que en nuestra familia hispanolusa somos poco dados a los abrazos y reconocimientos, y esta ocasión alegra sobradamente el corazón y nos pone al alcance las cosas que nos unen y preocupan, la visión que de la vida hemos ido construyendo y la de su otra cara, la inequívoca realidad de la presencia de la  muerte.

El desarrollo dramático se ha realizado de manera muy inteligente en una selección de textos sobre la visión y vivencia de la muerte, muy bien acompañados de la música interpretada con instrumentos también de la época. La Muerte, con mayúscula, hará acto de presencia para ir llamando a su danza a todos los estamentos y clases sociales. Desde el Papa a los obispos, curas, nobles, artesanos y campesinos, y desde los cristianos a los musulmanes o los judíos, van entrando en el corro de la danza, con sus objeciones y tretas, pero siempre con el último paso en un baile condenado a poner fin a su existencia, de la que la Muerte va dando cuenta sin distinción de raza, sexo, posición o creencia, haciendo el repaso a lo que más de malo que de bueno hubo en las responsabilidades de la vida de cada cual.

Muy afortunada me pareció la forma de tratar el tema de la muerte a través del Medievo, en torno al siglo XIII, y su expresión en el Renacimiento, en torno al siglo XVI. De la visión e interiorización de una vida de sufrimiento y resignación, con Dios en el centro de la existencia (visión de la que conservamos exponentes muy actuales en las celebraciones de la Semana Santa) y entendiendo la vida como un camino y la muerte como el paso a una eternidad de recompensas o castigos, se llega a un Renacimiento en el que el hombre va a pasar a ocupar el centro de la existencia y la razón se antepondrá a la fe, con una explosión de alegría ante la inevitable muerte en un tempus fugit o carpe diem espectacular y lleno de colorido.

Dança da morte / Dança de la muerte.- Nao d'amores y Teatro da Cornucópia

El increíble trabajo de Ana Zamora con las compañías precitadas, nos empuja a plantearnos el concepto actual y la actitud que mantenemos ante la muerte. En palabras de la misma directora se constata cómo hemos desplazado la idea de inmortalidad por la de amortalidad o negación de la muerte. Resulta evidentemente gracioso cómo nos olvidamos o pretendemos olvidarnos de la realidad de la muerte viéndola diaria y directamente con una exhibición casi insultante en la televisión, la muerte real de personas de todas las edades y condición social, pero siempre lo vemos como algo que les ocurre a los demás. Se diría que esta contemplación morbosa nos tranquiliza y calma el desasosiego interior al constatar que la muerte está ahí, pero en la casa del vecino, sintiéndonos salvados cada vez que recibimos la noticia de la muerte del otro. Los progresos en medicina, además, y las cotas de bienestar en los países ricos y desarrollados, garantizan una vida cada vez más larga y de mayor calidad. No puedo imaginar lo que la vida y la muerte pueden significar en un futuro no muy lejano cuando la nanotecnología llegue a a aplicarse con fines médicos. El rejuvenecimiento celular, el diagnóstico y reparación de enfermedades casi de forma inmediata y la actuación terapeútica sobre el organismo previsiblemente de manera muy dilatada en el tiempo será tal vez el camino -estableciendo un paralelismo con la Edad Media y el Renacimiento- hacia una idea de la vida en la que su final, la muerte, tendrá que cambiar el paso y el ritmo de su danza. Pero eso ya será otro trabajo teatral.

Salud

González Alonso

Nota: más información sobre esta obra teatral y el trabajo de las compañías Nao d’amores y Teatro da Cornucópia dirigidas por Ana Zamora:

MADRID TEATRO

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