Poesía es voz del sentimiento, grito
de la necesidad. Lo sé. Por eso
los paisajes
se pintan de lavandas, jaras
y bosquecillos de encinas; los ocasos
arremeten contra el sol vencido de horizontes,
vienen las olas desde las almas del mar de los afectos
y son ojos y son risa, lo sé. También
sé de los días dichosos y los que son del hambre,
la ambición que la alimenta, como sé del olvido,
ese costado sin luz y sin memoria.
Todo esto lo sé. Lo repito a menudo. Lo canto.
Lo escribo. Lo digo.
Inevitable la noticia; habías muerto
en la voz del sentimiento, grito
de la necesidad. Lo supe con la pena del dolor
que bebe el agua de la melancolía. Tú
también lo sabías. Lo repetías a menudo. Lo cantabas.
Lo escribías. Lo decías. Y aquella tarde
el verano, o tal vez el otoño, de pronto se tiñó
un poco
de invierno
y nubes
temblando
suspendidas
del alero
de la poesía.
González Alonso
A veces ese grito se hace necesario, para sacar al aire y dispersar el dolor que nos invade por dentro; pero también el amor que nos desborda. Tu poema es un hermosos homenaje, como sólo puede hacerlo un amigo, que además es poeta.(Y buen poeta)
Un abrazo.
Pepa
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El acoso permanente de la muerte, cuando se hace carne de amigo, pariente , familiar o persona próxima, vecino o conocido, se hace más insufrible. La cabeza te dicta lo racional de este negocio, la provisionalidad de que estamos hechos, lo efímero de la existencia; pero el corazón late con rebeldía y el alma se duele. Es inevitable; esto también es inevitable. Con un abrazo.
Salud.
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Necesitamos gritar, muy alto, que se nos escuche bien, este grito a base de poesía, este grito poético me gusta…¿hay mejor modo de gritar, Julio?
Mi abrazotedecisivo
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Quiero creer que no hay mejor modo de gritar, amiga Sara. Aunque muchas veces el grito se ahogue en la angustia. Gracias por tu siempre amable abrazotedecisivo desde tierras leonesas. Con otro abrazo.
Salud.
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Muere un poeta y las cosas se quedan huérfanas, sin su fondo, sin su envés, sin el reflejo que sólo ve el poeta: el que dulce agita los sentimientos, el que nos salva de la vida en la belleza.Unos versos tuyos tan redondos, que dan sombra.
Un abrazo
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Amigo y colega Rubén, nada que objetar o añadir a tu comentario sobre el poema. Me alegra que haya sido de tu gusto y hayas encontrado buena sombra al cobijo de estos versos. Con un abrazo.
Salud.
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… permítaseme, Julio, dejar en los comentarios de este segundo poema lo que quiero decir de ambos: «Grito de necesidad. Epitafio» y «Aire arriba«; pues he aquí dos aspectos/fundamento de vida: el conocimiento general que nos podrá poner en contacto con la sabiduría – mundo de las causas y sus efectos – y el mundo del sexo en cuanto que, cual Eros, motor de nuestra existencia y embriagador total de los sentidos; y he aquí a nuestro poeta -Juio González Alonso – realizando, una vez más, diseños tan afortunados como los que acabo de leer y meditar, y tan gratamente; mis felicitaciones y saludo, amigo; Orión
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Siempre un placer y una ocasión de aprender con tus comentarios, Antonio. Con un abrazo.
Salud.
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Gracias, Lucy. Un placer haber contado con tu visita.
Salud.
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Hola, Julio:
Un poema para degustar, devanándose a lo largo de sus versos para concluir en una expiración poética, quedando las estaciones (invierno) y las nubes prendidas de la poesía. Encantador. Gracias.
daniela
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Amiga Daniela:
Tal vez la muerte, cuando te pilla cerca y se lleva a algún compañero, amigo o persona próxima, se hace más presencia ineludible. Cuando se trata, además, de un poeta con el que has compartido estos devaneos líricos en los que nos enredamos, pues la cosa adquiere otra dimensión, otro dolor más íntimo. Y siempre se repite lo mismo, cada vez, y desgraciadamente, de manera más frecuente y muchas veces sorpresiva. Siempre gracias por tu estar al otro lado son tus palabras, Daniela.
Salud.
Salud.
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Julio, mi intuición me contaba algo, en bajito, solapadamente, respecto a que había algo que retenía tu pluma…esa parca armada de tijera que visita inesperada e ineludiblemente.
Acepta mi palabra o estas que tomo prestadas:
«quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón…»
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La intuición nos traiciona en raras ocasiones. En este caso has hecho bien siguiendo sus dictados, y tomo como un regalo tus palabras y las que tomas prestadas. Muchas gracias, Daniela.
Salud.
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