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Almagro, Festival Internacional de Teatro Clásico 2013
Quevedo, Lope y Calderón
1.-QUEVEDO. Donde hay poca justicia es peligroso tener razón
PREM Teatro.- Dirección: Héctor del Saz
En el papel de Francisco de Quevedo, el actor Adolfo Pastor; y en los de Felipa y la novicia, Pilar Massa y Rebeca Sala. Dentro del equipo artístico y técnico, en la dirección, Héctor del Saz. Estos son algunos de los nombres propios responsables de esta puesta en escena. El escenario, el Corral de Comedias de la ciudad de Almagro.
La luna aparecía en el cuadrante superior izquierdo por encima del escenario al dar comienzo la representación de esta obra, un viaje al corazón de Quevedo –en palabras del director- y yo diría al de España, a través de los escritos epistolarios y poemas del autor del Siglo de Oro. La misma luna desaparecía por el cuadrante superior derecho del escenario en un cielo visible desde el patio de butacas, sillas de madera y asiento de caña, con el final de la obra. Y en medio, la sorprendente historia de un hombre atribulado por las persecuciones y rabiosamente libre que no dejó de pagar con creces haber resultado ser el molesto grano en el culo de mandatarios y poderosos de la época, afectados de las mismas ambiciones y falta de escrúpulos de las que se adornan los mandatarios y poderosos de hoy día. El paso último por la cárcel en los sótanos de San Marcos en León, con el río Bernesga por cabecera y todo el frío de los rigurosos inviernos leoneses en los muros y los huesos, resultó decisivo en la balanza de la quebrada salud de Quevedo, que moriría poco después en tierras manchegas de Villanueva de los Infantes.
La interpretación, el ritmo, la intencionalidad y la oportunidad de los textos rayaron a gran altura, conmovieron y removieron rescoldos de rebeldías que amenazan con ser fuegos. Fue, sin duda, una experiencia memorable la de la noche del 19 de julio en el Corral de Comedias de Almagro y es, sin duda, una oportunidad más para reflexionar y tomar nota de cuanto nos acontece desde la voz seria, irónica y mordaz, crítica, y de un inestimable valor literario, de Francisco de Quevedo Villegas.
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2.-La noche toledana.- Lope de Vega
Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico
Dirección: Carlos Marchena
La Compañía Nacional de Teatro Clásico, dirigida por Helena Pimienta, trajo al espacio del teatro almagreño entre los muros de la Universidad Renacentista a la Joven Compañía Nacional. Nada puede resultar más gozoso y reconfortante que ver un numeroso y bien nutrido elenco de actrices y actores desenvolviéndose con tanta madurez, frescura y profesionalidad como hicieran los componentes de la Joven Compañía.
El texto de Lope, ágil y lleno de maestría, nos trae de zarandillo y sin descanso por los entresijos de una comedia amorosa que será un juego permanente a través del artificio y del ritmo frenético de los acontecimientos vividos por los personajes, en palabras del director del montaje, Carlos Marchena. La diversión, el entretenimiento y en bastantes ocasiones la sorpresa, están servidas revelando costumbres, inclinaciones y conductas de carácter sexual de una desinhibición admirable en el contexto de la moral de la época.
Sería injusto destacar el mérito de unas actuaciones sin mencionar otras, aunque sí es verdad que tuvieron ocasión de lucirse más quienes como Sole Solís, Natalia Huarte o Francisco Ortiz –entre otros- se metieron en papeles más protagonistas como la Posadera, Liserna o Florencio.
Nada que reprochar y sí mucho que aplaudir. El teatro español sigue vivo y jugará durante mucho tiempo en las primeras divisiones del teatro mundial. Sólo hace falta apostar por la cultura y el arte. Arte y Cultura, en mayúsculas.
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3.-La Gran Zenobia o La hermosura desdichada.- Calderón de la Barca
Teatro Galo Real
La Veleta es un centro cultural de Almagro que acoge un pequeño teatro que se define como de experimentación, laboratorio y ensayo. La noche del 18 de julio, bajo el patrocinio del Teatro Galo Real que corrió a cargo del vestuario, escenografía e iluminación, Gustavo Galindo dirigió su adaptación de la bella obra de Calderón dando a su vez vida a uno de los personajes centrales del drama, el emperador romano Aureliano. El resultado fue muy pobre. Sobre el escenario deambularon los actores sin acertar a darles consistencia a sus personajes, como si se tratara de un grupo escolar de teatro aficionado con buena voluntad y un entusiasmo estéril. No hubo unidad dramática en ningún momento, pues cada actor actuaba por su cuenta con inoportunos recitados que contradecían en su sentido dramático el lenguaje corporal con que se expresaban. El montaje y la secuenciación de las escenas fue otro lío del que no supieron salir. Se puso mucho énfasis en lo circunstancial y anecdótico de la escenografía; pero los objetos, los símbolos, los ambientes recreados por la iluminación, no actúan, sólo sirven a la interpretación del actor, de la que se desentendieron. Cabe, no obstante, reseñar la notable excepción de la jovencísima actriz María García-Alix y la actuación más afortunada de Nadia Alonso. La primera, en el papel principal de la princesa Zenobia del reino de Palmira, fue la única que acertó con una dicción impecable y el tono exacto exigido en cada situación y en cada escena; sin sobreactuaciones ni salidas de tono y un lenguaje y expresión corporal adecuados, dio coherencia e hizo creíble su personaje, salvándonos del aburrimiento al que el resto de la compañía con su director al frente nos condenaron. Como actriz se le adivinan grandes recursos e intuición, plasticidad y gusto por la interpretación.
El muy hermoso texto de Calderón, con un tema tan interesante como oportuno para ser aprovechado y sacar partido de él, fue una ocasión desperdiciada sin remedio. El argumento nos traslada a las luchas por el poder en Roma y en Palmira y a las guerras entre el imperio y el reino, con asesinatos, conspiraciones y todo tipo de traiciones. Pero pone de relieve, sobre todo, el papel de la mujer en el concierto del poder político. Zenobia, que consigue victorias ante Roma como estratega, se queja cuando le niegan el derecho a asumir todo el poder del reino, como lo hiciera un hombre, diciendo que le reconocían su valía para traer victorias, pero le negaban el derecho y la capacidad para legislar, gobernar y ejercer el poder. Por medio, el amor, la puesta aprueba de la lealtad y los actos de valentía, completan la salsa de una pieza teatral, como hemos dicho, realmente bella.
Gomzález Alonso
Julio, Me he disfrutado mucho de tus descripciones, análisis y reseñas de las obras de teatro que viste.
Estoy de acuerdo con lo que dices sobre el teatro español. Será siempre importante el teatro español en el mundo entero. De hecho hay muchos teatros aquí en Los Angeles donde presentan obras de teatro de los grandes dramaturgos españoles.
Gracias.
Un abrazo y Salud.
Sandra
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Agradecido, Sandra. Me alegra, y mucho, la noticia que me das sobre la actualidad del teatro español en Estados Unidos, o al menos en Los Ángeles en el Estado de California. Con un abrazo.
Salud.
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De momento solo digo una cosa: ¡Cochina envidia!
Un abrazo
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Te comprendo, amiga Pepa. Lo importante es sentir ese gusanillo por el teatro y por viajar. Ocasiones ya habrá, ¿no te parece?
Gracias y abrazos.
Salud.
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