Si en medio de la noche

 

Si la muerte en medio de la noche llega
y estáis despiertos, no llaméis, no lloréis,
no alcéis la voz; esperad que la alondra
traiga en el pico el alba, en sus alas el aire,
la luz en los ojos
de la madrugada.

Porque de todas las citas es ésta inexcusable
a sus brazos de niebla entregaré los abrazos
y en sus labios
dejaré los besos de brisa con mis labios;
no llaméis, no lloréis,
no alcéis la voz. Esperad que el silencio
sumerja sus raíces en mi corazón, aguardad las horas
detenidas, mirad por las ventanas de las habitaciones,
recoged las sonrisas
sin tristeza. Ya voy
y todo está conforme con la vida. La carne
desvestida
y este sueño inacabable, caracola marina
en la arena de la playa y ecos de olas
rompiendo en su vacío.

Si muero en la noche, esperad al día;
ni lloréis, ni llaméis.
Esperad que la alondra
traiga en su pico el alba.

González  Alonso

Del libro «Lucernarios» (Ediciones Vitruvio.- Colección Baños del Carmen,599.-Madrid, septiembre 2016)

16 comentarios en “Si en medio de la noche

  1. Majestuoso poema haciéndole – oléeee – a la «dulce Hermana Tornera», a esa que nunca descansa y siempre está hambrienta, pero, como héroes que somos, debemos afrontarla y rendirnos a sus pies. Tu valentía es grande, Juio, se diría que sientes cierta excitacion y magia al dejarle tus brazos y besos…Unos la detestan y otros la aman. Tu poema es de una sutileza y paz, adorable. Abrazos querido amigo.

    «Ven muerte adorable y balsámica» Walt Whitman.
    » Apenas si fulgura mi lámpara encendida,
    derroché mis tesoros como una reina loca,
    me adelanté a la cita y, al margen de la vida,
    ha dos siglos que espero los besos de tu boca! » Medardo Silva

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    • Las citas de Whitman y Silva resultan muy elocuentes, Cecilia. Por lo que respecta a la valentía, la verdad es que no creo ser especialmente valiente ante los contratiempos y las desgracias, pero hay hechos que de nada vale ocultarlos, conjurarlos, ignorarlos… y la muerte es uno de esos hechos, además, necesario. Es la muerte la que nos hace humanos, cuando viene por su paso y tiempo.
      Muy agradecido por tu visita y comentario, amiga. Con un abrazo.
      Salud.

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    • Muy amable, amiga Soco. Un día… nos dormiremos todos en esos «arreboles de la nada» que tan bellamente citas. Pero esperemos que sea lo más tarde posible y que disfrutemos los «arreboles de la vida» que nos queda. Con un abrazo.
      Salud.

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  2. Es un gran Poema, Julio, como a los que nos tienes acostumbrados. Leí en un libro muy importante que cuando llegas a estar en plenitud contigo mismo, puedes afrontar cuanto la vida te brinda y cuando la muerte llega, estás dispuesto. Tu poema me recordó esto. Un abrazo desde tierras Bercianas.

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    • Me has hecho recapacitar, amigo Carlos. No es el primer poema de este corte que escribo, incluso tengo uno titulado «Autoelegía» (con el ánimo de ahorrar el trabajo a los amigos y familiares… je,je,je…).
      Me parece bastante razonable lo que has extraído del libro que leíste. Los años no te esconden la realidad de lo que significa existir que es esperar la desaparición de lo que existe; en medio, tenemos la vida, que es lo que nos debe importar para hacer de ella algo que merezca la pena y que resulte lo más feliz posible para nosotros y los demás. Mientras tanto, pensar la muerte y hablar de ella, no nos debería dar miedo. Sabemos que después de nosotros la vida continuará brillando y si algo de lo que hicimos nosotros les sirve a los que siguen… es lo que importa. O eso pienso.
      Con un abrazo hasta El Bierzo de este leonés a orillas del Cantábrico.
      Salud.

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  3. La verdad es que… así se entiende y se comprende más que aquí estamos de paso y lo único que nos queda por hacer, es tratar de dejar una senda, un reguero de pisadas, para que alguien se acuerde del pasado, como lo hizo un caballero montado en su Rocinante y Sancho con su pequeño asno. Esos no morirán jamás. Mientras que otros… hoy seguidos por millones de voces que trona el aire dejaran sus nombre en cualquier lugar del camino si ni siquiera humo que los avale.
    Gracias por dejarnos seguir soñando.
    Saludos

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    • Parece bastante inútil gastar las fuerzas y la energía de la vida tratando de trascender; el ejemplo que pones de los personajes inmortales del Quijote resulta bastante elocuente. Uno, en su ingenuidad, solamente aspira a dejar este mundo sin ruido y sin dolor para los demás y que la pequeña memoria que tengan de la persona que conocieron les sirva de ánimo y razón para seguir viviendo. Bueno, al menos es lo que me da por pensar cuando pienso en la realidad de la muerte.

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