Carta de enero

 

Carta de enero

Las bombas caían lejos
con su calor ardiente en el invierno
de las ciudades sirias. Larga la guerra,
la muerte larga con su sombra oscura
y fría
y el terror y el hambre
que no cesan.

Tal vez caigan lejos las bombas,
pero los muros de Alepo son las ruinas
de los muros de mi patria; los muertos
de  Raqqa,
los muertos de las calles de las ciudades
de España,
y el dolor de los sirios
el dolor y el miedo que llama
a la puerta que golpean con sus manos
desnudas,
espanto y  plomo
del alma.

No caen
lejos las bombas,
sino lejos
la esperanza.

González Alonso

 

20 comentarios en “Carta de enero

  1. Ahora que he logrado introducirme en tu blog iré leyendo poco a poco tus magníficos y variados trabajos. Mis conocimientos de Informática son muy limitados y si a esto añadimos mi proverbial despiste… Pero vale la pena el esfuerzo.
    Lo malo de morir «no es la muerte en sí, sino cómo se muere». Sabia reflexión. ¿Llegará algún día la tan ansiada PAZ? Para mí es el vocablo que encierra mayor contenido.
    Salud y Paz.

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    • Aprecio y alabo tu esfuerzo para moverte por estos entresijos informáticos. A mí me ocurre algo parecido y tras años de experiencia controlo algunas pequeñas cosas, pero nada del otro mundo.

      La reflexión sobre la muerte que recoges es lo que creo. Morir en paz es mucho más que una frase. No hay posible muerte en paz en un entorno de violencia, del tipo que sea. De eso creo estar seguro. Y si hay algo peor más allá de la muerte, es la utilización de los muertos para fines espurios. Esa es otra clase de violencia. Estoy de acuerdo contigo en llenar de contenido y realidad la palabra paz. Un abrazo.
      Salud.

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  2. Veo la fotografía que has colgado y se me encoje el alma: esa era una ciudad como la mía o la tuya, con niños que jugaban en los parques y vecinos que se daban los buenos días al cruzarse en las aceras de camino al trabajo, al mercado o al bar… Ahora son esqueletos retorcidos. Tienes razón, Julio, el dolor, el espanto y las ruinas de Alepo debieran ser también nuestro dolor, nuestro espanto y nuestras ruinas, porque en nada nos diferenciamos los unos de los otros. Un texto tan emotivo como todos los tuyos.

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    • Amiga Carmen, la felicidad en la vida tiene muchos tropiezos; la muerte parece uno de ellos, aunque yo creo que no es la muerte en sí, sino en cómo se muere. La tragedia de la guerra y la violencia es la imposición de la muerte y las condiciones indignas de vida para los supervivientes. El dolor y la injusticia que se sufren y cometen en cualquier rincón del mundo nunca están lejos y siempre nos atañen. Es nuestro dolor de mañana. Creo que estamos de acuerdo en esto, y me alegra que sea así. Un gran abrazo de año nuevo. ¡Salud!

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    • Amigo Rubén, no podemos empezar de cero. Pero debemos empezar. Te agradezco estas palabras que reconocen el odio, amparo y pretexto del egoismo, el miedo y otros males, en el comienzo de este desastre humano. Tal vez sea un buen comienzo para empezar a enmendar este error ancestral. Un abrazo de nuevo año y salud.

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