Las horas de febrero

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Torre reloj del Ayuntamiento de La Pola de Gordón (León) con nieve

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La torre del reloj
es toda nieve de horas y de noche. Luz
mortecina en las farolas
de la calle
envuelta en aire frío
de ventisca.

El alma,
detrás de los cristales.

No hay nadie en el tiempo ni en las sombras
y el silencio es hielo. Las campanas
tañen su soledad, repican el vacío
de sus bronces.

Son horas
de ojos abiertos y miradas quietas
las horas suspendidas en los aleros
de la espera,
alargada distancia de los sueños
y los insomnios; pasos de madrugada

en las aceras.

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González Alonso

18 comentarios en “Las horas de febrero

    • Siempre se dijo que no llueve nunca a gusto de todos; imagino, Sara, que igual ocurrirá con la nieve. El refranero dice que año de nieves es año de bienes, aunque imagino que se refiere al campo. De todos modos, y de manera metafórica, yo quiero entenderlo por que vayamos sacando el cuello de la crisis y se inicie la recuperación del empleo con contratos dignos. Puede parecer cuestión de fe mientras toreamos las incomodidades de las nevadas esperar los beneficios que nos traigan, pero es mejor que nada.

      Bueno, Sara, agárrate a las sopinas de ajo para contar las horas de este febrero invernal. Con un abrazo.
      Salud.

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    • Gracias por tu cálido abrazo, amiga Sandra. Estos poemas formarán parte del tercer calendario poético, pero también material y físico acompañado de sus correspondientes imágenes junto con otras de las personas amigas y familiares. Con otro abrazo.
      Salud.

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  1. Como el cuento continua, vamos pues con ello…
    Un cordial abrazo.

    Ventisca y escalofrío
    de frío,
    cual alma desangelada
    helada,
    blanco silencio recorre
    la torre ,
    en su reloj que no corre,
    sombra de luz mortecina
    la farola la ilumina
    de frío helada la torre…

    Todo es quietud, es umbrío
    vacío,
    que el invierno ha detenido
    tañido,
    helado badajo y gonce
    el bronce.
    Ya no marcará las once,
    las horas se le congelan
    mientras, las almas recelan
    vacío tañido el bronce…

    Ahora, el árbol desnudo
    que en crudo,
    es su tiritar interno
    invierno,
    un soñar de primavera
    la espera,
    mientras, el ave viajera
    al llegar a su destino
    extraña el árbol y el trino,
    que en crudo invierno la espera…

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    • Siempre te creces con los ovillejos, amigo Quinteño. Me has hecho sonreír al hablar del reloj parado. Tú no tenías por qué saberlo, pero ese reloj de la torre estuvo sin cambiar de hora durante toda mi infancia, juventud y gran parte de la edad madura hasta que, hace sólo unos años, se decidieron desde el Ayuntamiento a ponerlo de nuevo en marcha aprovechando una reforma integral del edificio. Ahora es un reloj muy moderno y preciso, según pude entender de las explicaciones de los responsables municipales, de esos que están conectados con un reloj atómico o algo así… en fin, una maravilla.

      Me complace verte tan dispuesto al desafío de ovillejear estos poemitas de calendario, Quinteño. Con un abrazo.
      Salud.

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