La culpa.- David Mamet

La culpa.- David Mamet
Compañía TalyCual

Teatro Serantes de Santurce / Santurtzi
1 de diciembre de 2018

Intérpretes: Pepón Nieto; Magüi Mira; Ana Fernández; Miguel Hermoso
Dirección: Juan Carlos Rubio
Versión: Bernabé Rico

A principios de año me acerqué al teatro para ver otra obra del dramaturgo estadounidense David Mamet, el trabajo titulado Oleanna. Y resultó ser una experiencia intensa e interesante, como recogí en la pequeña crónica del día. La experiencia de ayer no fue menos intensa e interesante. Un teatro de texto, duro y directo, que no te suelta ni un minuto y que te involucra en el planteamiento de los problemas que expone de manera descarnada. Un teatro que te empuja a pensar, decidir, tomar partido o cambiar de opinión en cada escena. En Oleanna fue el tema del acoso y el abuso sexual; en “La culpa”, la ética y la conciencia ante el drama del asesinato y la responsabilidad de decidir sobre el asesino.

El argumento, en un lenguaje asequible y coloquial aunque trate asuntos de psiquiatría o derecho, nos presenta la figura de un médico psiquiatra que se niega a declarar a favor de un joven homosexual paciente suyo tras cometer varios crímenes a punta de pistola. La prensa y los medios de difusión zarandearán la figura de este hombre que nunca se había negado a prestar su testimonio profesional en casos anteriores. Todo, sus creencias religiosas, su actitud ante la homosexualidad, sus tendencias políticas, su profesionalidad, son puestas en tela de juicio. Los amigos lo abandonan y su mujer acabará buscando refugio en los brazos de su mejor amigo que es, además, su abogado en el juicio.

La última carta se destapa en la última escena. La negativa a declarar sólo trataba de ocultar la culpa del psiquiatra de haber dejado marchar de su consulta a aquel joven con un arma en la mano tras anunciarle que iba cometer los crímenes. La invocación a la ética profesional de no revelar los secretos del paciente a través de la terapia, ni mostrar las notas tomadas en las sesiones, sólo encerraba el miedo y el sentimiento de culpa ante lo ocurrido, culpa que desencadenará las consecuencias que provocaron la desafección de las amistades, el ensañamiento de la prensa y el alejamiento de su mujer.

La puesta en escena -dentro de su sobriedad- resulta eficaz, subraya la atmósfera emocional de los personajes y envuelve la acción en un espacio constreñido del que es imposible salir, haciéndote vivir la sensación de estar atrapado de forma irremediable en el embrollo de la situación.

¿Qué decir de los intérpretes? Sobradamente conocidos y reconocidos, los dos actores y las dos actrices supieron poner todo su saber hacer al servicio de sus personajes. Buena dirección, buena versión en español, excelente trabajo de iluminación de José Manuel Guerra y, en fin, un inmejorable trabajo de la compañía teatral TalyCual.

¡Ah, sí, una anécdota! El teatro Serantes a rebosar, como siempre que aparecen sobre las tablas las gentes del cine y la televisión. Y el comentario de una señora de edad al salir: ¡Vine algo equivocada, pensaba que era de risas! Otros espectadores salían con cara de póker y otros comentaban dudosos: ¿Qué te pareció? – Bien, bien… me gustó. Dicho con más o menos convencimiento y como esperando la explicación de por qué tenía que gustarles. Pero esto, como todo lo demás, es cosa del público que yo creo que lo que sí captó y entendió fue el magnífico trabajo desarrollado sobre la escena.

Una, en fin, buena tarde de teatro para inaugurar este diciembre de 2018.

González Alonso

 

4 comentarios en “La culpa.- David Mamet

  1. Tema duro el de las dos obras… Tal y como estamos viviendo la realidad, parece que se echa en falta una buena comedia. Es difícil hacer reír con auténtica risa. Seguramente digo esto influenciada por el matiz lúgubre de las últimas óperas a las que asistí.
    Al regreso de las vacaciones mis amigas y yo nos habíamos planteado asistir una vez al mes a ver una obra de teatro; pero, ante la falta de acuerdo, parece que la cuestión se está quedando en un simple proyecto. De seguir así las cosas, procuraré buscarme la vida por mi cuenta. Soy amante del teatro y no voy a renunciar. Tus magníficos comentarios también sirven de estímulo, porque se nota que lo vives.
    Saludables sueños.

    Le gusta a 1 persona

    • Así es, el teatro -que se daba por acabado tras la irrupción de la televisión- parece estar más vivo que nunca y goza de un público, si no mayoritario, sí suficiente. Me alegra que sea así. La magia de la actuación en directo y la interpretación en vivo se renueva con cada representación. Mi abrazo.
      Salud.

      Me gusta

  2. Buen comentario, Julio. Además de buen poeta, desempeñas muy bien el papel de cronista de teatro. Felicidades.
    Cuando os leo a ti y a Mari Carmen, siento ese punto de españolísima envidia. En los pueblos carecemos de ciertas cosas y el teatro es una de ellas. Ciertamente os envidio.
    Besiños palmeiráns y feliz Navidad.

    Me gusta

Deja un comentario