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Relojes de margaritas,
horas de genciana y cardos,
capilotes amarillos,
minutos entre amarantos,
narcisos de blanco puro
y los nardos perfumados.
Los colores de los días
saltan en los calendarios,
alegres en carillones
y en besos de enamorados
que dejan atrás las penas
de un invierno duro y largo.
Ay, vida, cuánta alegría,
cuánto amor, cuánto trabajo
nos traes al sol que florece
entre las flores de mayo.
González Alonso
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